Ya en la zona de playa la fotografía impresiona. Una retroexcavadora en la arena arrastrando toda la basura que los arroyos dejaron en la playa El Médano, la más concurrida por turistas extranjeros y nacionales en el puerto.

Cabo San Lucas registró un precipitación de 422 milímetros, superior a su promedio anual de 200, y San José del Cabo una cifra similar. Eso provocó que crecieran los arroyos y con la fuerza de la corriente arrastrara lo que encontró a su paso.
Al menos mil personas perdieron sus viviendas en las zonas de invasiones y en los predios irregulares. Desde ayer muchos empezaron a regresar a sus colonias para recuperar lo poco que el agua les dejó. Cientos de casas construidas de lámina, cartón y madera quedaron destrozadas.

Por la noche regresan a los albergues todos aquellos que se quedaron sin su hogar. Con todo, el puerto se va poniendo en pie tan rápido como pueden los cabeños.
Los servicios de luz y agua también se están recuperando. En Los Cabos se tuvieron los mayores problemas, dijo la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pues más de 67 mil clientes se quedaron sin energía, pero hasta ayer se había restablecido el servicio para 83% de los usuarios.
Ciudadanos y autoridades han coincidido en que el principal problema de Lidia fue la cantidad de agua que dejó, y no los vientos, basta regresar a las playas, que muestran incluso automóviles enterrados. Por ello la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Coepris) prohibió que sean utilizadas, también la venta de alimentos en la vía pública. Nada que signifique un peligro para turistas o residentes.