"Aquí la exposición más que un pintor o una época sigue la materialidad del color; la parte que regularmente no se ve del arte, que está detrás, la materia prima", explicó Miguel Ángel González, historiador del Palacio Nacional de Bellas Artes.
González comentó que la grana (Dactylopius coccus), un insecto originalmente domesticado por indígenas en el México prehispánico, es biológicamente "una plaga que acababa con los nopales".

"Poco a poco la concepción de la grana dentro del arte se hizo muy enfocada hacia el textil y su significación como poder", puntualizó el historiador.
"En los palacios reales tanto en Francia como en España y en otros lugares hubo habitaciones completas que mandaron a pedir decoración de grana cochinilla; eran las habitaciones rojas, las más lujosas", expresó González.
La exposición "Rojo Mexicano" alberga pinturas como La recámara (1889) de Van Gogh en Arlés, del Museo d'Orsay en París y La deposición de Cristo (1550) de Tintoretto, de la Galería Nacional de Escocia, previamente analizadas para comprobar el uso de la grana cochinilla en las tonalidades rojas de las obras.
Para el análisis de la grana en el arte participaron centros de estudio y especialistas de museos alrededor del mundo, entre los que destaca El Museo Nacional del Prado en España, la National Gallery en Londres y el curador general de la investigación Georges Roque, filósofo francés e historiador del arte.
Las 75 obras originales que conforman la exposición fueron prestadas por 16 colecciones nacionales y 11 acervos internacionales.

La exposición termina con la muestra de estampas japonesas en las que se analizó que el color rojo originario de la grana cochinilla fue extraído con un proceso contrario de las telas que llegaban al país, pese a que Japón estuvo cerrado al comercio en siglos pasados.
"Curiosamente lo que admiraban europeos y asiáticos sin conocerse, era el mismo pigmento, se cierra de alguna forma el circulo alrededor del mundo", dijo González.
Además por sus propiedades se utiliza en las industrias cosmética, química, farmacéutica y alimentaria, pues es un pigmento no tóxico ni cancerígeno, según Miguel Ángel González.
"Cuando llegamos a Van Gogh siempre sonríen (el público) cuando les digo que se comía los pigmentos, pero todos hemos comido también grana cochinilla", agregó.
El Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México mantendrá abierta la exposición "Rojo Mexicano: la grana cochinilla en el arte" hasta el 4 de febrero.
sc