“Llevo cicatrices en mi cuerpo que han marcado mi vida, he sufrido agresiones fuertes como quererme asesinar. Una amiga trans la mataron, la tiraron de un puente y no quiero vivir el mismo destino”, señala.
Con todo el dolor dice que abandonó su hogar, a sus padres y hermanos con el único objetivo: ser una persona libre sin discriminación y que no la vean como una persona despreciable.
“Nos han tirado agua y refresco en la cara, pero nos estamos aguantando porque sabemos que cuando lleguemos a Estados Unidos las cosas cambiarán”, subrayó.
Este mismo lunes emprenderán su viaje con dirección hacia Puebla, pero primero almorzaran una torta y agua que un grupo de ciudadanos les llevó.
La integrante del Colectivo Diversidad sin Frontera de México, Nakai R. Flote, asegura que los chicos LGBTTTI no sólo huyen en éxodo de la violencia de sus mismos ciudadanos sino también de la represión que sufren por parte de las políticas del estado.
Ella, una chica trans originaria del estado de Chihuahua, se unió al grupo de la Caravana Migrante para apoyarlos y buscar que la organización en Estados Unidos pueda conseguirles el asilo político.
“Es una comunidad que viene huyendo dadas las políticas que existen en sus gobiernos, de las represiones que la gente de su país. En México hay matrimonio igualitario en ciertos estados, ese es un privilegio que no tienen en otros países de Centroamérica. Aquí estamos apoyándolos jurídicamente y apoyarlas en el camino para llegar a la frontera”, agregó.
Con escaso apoyo de autoridades y sociedad civil mexicanos, el grupo emprenderá en pocas horas la caminata hacia la Ciudad de Puebla y de ahí a la CDMX.