Una oaxaqueña triunfa en liga de futbol femenil

Nación 10/03/2019 11:15 Puebla Actualizada 10:36

Desde niña enfrentó rechazo e insultos por querer ser futbolista; es jugadora profesional del club Lobos BUAP desde el año 2017.

Adrián Santiago

Cheyli no tenía ni 12 años cuando decidió que sería futbolista en su natal Oaxaca. Entonces no lo sabía, pero tendría que enfrentarse a insultos, rechazos de la sociedad y negativas de entrenadores que no concebían que una niña jugara futbol.

Cheyli Yuset Almejo Foglia tiene 22 años, es originaria de San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, y desde hace año y medio es integrante del Club Femenil Lobos BUAP, que forma parte de la Liga MX Femenil. Aunque en esta categoría su estado no tiene equipo de mujeres ni de hombres, ella es su representante.

Han pasado más de 10 años desde que Cheyli soñó con una cancha. Ahora, el futbol femenil está creciendo y cada vez más mujeres se involucran en este ámbito deportivo. Actualmente, la Liga MX Femenil cuenta con 18 equipos profesionales, donde 490 mexicanas compiten al más alto nivel; Cheyli es una de ellas.

Para llegar a donde está, recuerda que hubo ocasiones en que los insultos por ser una niña le causaban tristeza. Dice que fueron principalmente los entrenadores quienes le cerraron las puertas: “El entrenador decía ‘pero es niña y yo sólo entreno niños’”, recuerda.

“¿Cómo vamos a entrenar a una niña?”, fueron las palabras que nunca ha olvidado, pero que le motivaron a seguir. “Llegaba momentos en que me daba pena… personas en las gradas, que a veces eran las propias mamás de niños contrarios, que gritaban que eso no era para una niña, que cómo era posible que me dejaran jugar”.

Las dificultades. Los rechazos de que una mujer aspirara a ser futbolista no fue el único impedimento que venció Cheyli, ya que es originaria de un municipio de la Cuenca del Papaloapan, donde según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 52% de la población vive en pobreza y rezago social.

Por esa razón la formación deportiva en zonas alejadas de la capital oaxaqueña llega a ser nula y fue lo que llevó a Cheyli a migrar a Puebla hace cuatro años, ciudad a donde llegó a estudiar la licenciatura en fisioterapia en el Instituto Profesional en Terapias y Humanidades (IPETH).

“He escuchado muchas veces que dicen ‘¿cómo le hago?... los recursos con los que cuentan mis papás no son los suficientes para llegar…’ podrás pasar por muchas carencias materiales, pero las ganas en ti, las ganas de soñar deben estar”, dice la oaxaqueña, quien fue construyendo su camino deportivo gracias a que encontró personas que le ayudaron.

Cuauhtémoc Rivera García es una de esas personas. Es entrenador desde el año 2002 y actual auxiliar técnico del Club Lobos BUAP en la categoría Sub 20. Conoció a Cheyli cuando ella tenía 12 años, durante una eliminatoria estatal en Tuxtepec, en la que dirigía a un equipo femenil.

Tras verla jugar observó su talento, así que la invitó a ser parte de su equipo. Sería un refuerzo para la etapa nacional en la que el equipo representaría a Oaxaca en la Olimpiada infantil y juvenil.

El entrenador reconoce que no existen limitantes físicas que pongan en desventaja a una niña que practica futbol, pues explica que la competencia pasa a segundo término y se trata de un proceso formativo, donde se sigue una cuestión lúdica.

Detalla que existe una metodología específica para formar a cada género y que los esquemas de juego en la cancha son diferentes entre mujeres y hombres. Agrega que todos enfrentan dificultades para alcanzar sus metas, en lo que se refiere a dejar a su familia. La diferencia, refiere, es que los varones no reciben descalificaciones como las que vivió Cheyli.

Tras cuatro años lejos de casa, la oaxaqueña reconoce cierta nostalgia, pero dice que ha construido un núcleo familiar con sus compañeras, jugadoras “con quienes mantienes un mismo sueño, entrenando por un mismo objetivo... se vuelven tu familia”.

“Un día estoy soñando y al otro estoy aquí, contándote que mi sueño se hizo realidad: ser jugadora profesional”. Dice la joven que en su futuro vislumbra una liguilla, un campeonato y, por qué no, jugar en un equipo de su estado natal.

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