“El edificio tiene grietas, nos sacaron a todos los habitantes, llegue desde ayer al albergue, no sabemos qué va a pasar con nosotros. El temblor nos metió en un aprieto porque ya no tenemos dónde vivir, no tenemos a dónde ir, ahorita estamos en el albergue pero no sabemos después qué pasará. Nos dijeron que ya no podemos volver a habitar el edificio que fue pérdida total”, señala.
Raúl Carlos Luna González es otro de los afectados por el sismo, la entrada de su edificio en la calle de Tokio quedó inclinada, por lo que Protección Civil los desalojó. Desde el martes por la tarde se encuentra en el albergue que se instaló en el deportivo delegacional, está acompañado de sus dos hijas, su esposa y su madre.
“Estamos muy preocupados era nuestro patrimonio, viví ahí desde que tenía diez años, lo único que teníamos que pagar era el mantenimiento, pero ahora que no podremos volver a nuestro departamento no sabemos qué hacer, a dónde iremos. Estamos viviendo al día, ahorita estamos en el albergue, pero eso un durará para siempre. No podemos costear una renta por esta zona, no queremos pensar en eso ahorita, sólo queremos dar gracias a Dios de estar vivos”, expresa.
El albergue instalado al interior del deportivo Benito Juárez, ubicado sobre la avenida Municipio Libre, tiene una capacidad hasta para 600 personas, hasta el momento han llegado 300.
Las familias llegaron acompañadas hasta de sus perros, el ambiente es amenizado por unos payasos y música.
Uno de los salones del inmueble fue acondicionado para que las familias descansen, se colocaron colchonetas por todo el piso y se les reparten cobijas. Voluntarios han acudido al lugar para repartir comida, e incluso para brindar atención psicológica.