En una de las imágenes se observa incluso a un par de elementos utilizando un mismo pantalón, lo que exhibe que la vestimenta es prácticamente inutilizable.
“Algunos tienen la suerte de dormir en colchonetas, pero los demás [nos acostamos] en un pedazo de cartón o en pleno suelo frío y no es justo”, acusó un agente que pidió el anonimato.
En las últimas semanas, los elementos de la PF se han quejado del trato y las condiciones en las que están desempeñando su trabajo en las fronteras norte y sur.
Al menos 625 agentes de la División de Fuerzas Federales y de la Gendarmería fueron enviados desde el pasado 15 de junio a Campeche, Chiapas, Coahuila, Chihuahua, Quintana Roo, Oaxaca, Sonora y Veracruz, a fin de contener la migración centroamericana que intenta llegar a Estados Unidos.
Revelaron que duermen a la intemperie y que realizan su trabajo en “unidades descubiertas, sin impermeable ni equipos balísticos ni armamento para repeler alguna agresión”.
Los agentes señalaron que fueron trasladados “con engaños” a instalaciones militares en Veracruz, Chiapas, Quintana Roo, Oaxaca, Campeche, Coahuila, Sonora y Chihuahua.
En mayo pasado, los policías federales que formarán parte de la Guardia Nacional denunciaron que eran capacitados en aulas improvisadas y al aire libre en el Campo Militar 37-C de San Miguel de los Jagüeyes, así como en la Base Aérea Militar No. 1 de Santa Lucía, ambos en el Estado de México.
De acuerdo con una denuncia, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) acondicionó campamentos con lonas verdes y bancas en el interior para impartir el curso de formación inicial, sin dar ninguna explicación sobre el estado en el que impartiría la capacitación.