Estudiantes de la UNAM diseñan los futuros aviones mexicanos

Nación 26/08/2018 19:00 Mauricio López Ciudad de México Actualizada 19:00

Aunque en la UNAM no hay carrera de Aeronáutica, un grupo de estudiantes crea aeroplanos que representarán a México en Estados Unidos y Brasil

Fénix, una aeronave a escala construida por los integrantes de UNAM Aero Design, voló por primera vez ante los ojos de Brenda Carolina Vez Rojo, fundadora del equipo. Tras nueve meses de esfuerzo y desvelos, su primer modelo funcionó. Fue bautizada así porque, a pesar de los choques, resurgía de los escombros y era reparada. “Fue padrísimo diseñar un avión siendo estudiante, hacer algo que vuele es fabuloso”, recuerda.

Poco después de la última prueba de vuelo, participaron en el torneo internacional SAE Aero Design West 2016, en California, Estados Unidos, como uno de los cuatro equipos que representarían a México en la competencia contra 37 equipos de seis países.

El reglamento del torneo anual SAE México establece que sólo pueden concursar estudiantes, pues su propósito es que los alumnos aprendan los procesos de la aeronáutica y trabajen en equipo.

Aunque no consiguieron ningún premio en Estados Unidos, cumplieron con la meta: llegar a su primer competencia internacional creando un avión desde cero, sin clases en la UNAM sobre aeronáutica ni patrocinadores suficientes.

Así iniciaron el diseño y manufactura de su siguiente aeronave, Leviatán, un modelo a escala muy parecido a una avioneta. Con él ganaron el primer lugar en el rubro de vuelo y el tercer lugar general en SAE Aero Design México 2017. Un año después, con el modelo Horus, obtuvieron el segundo lugar en presentación técnica, en  Guanajuato.

Aero Design fue fundado en 2015. Con el tiempo, el equipo ha crecido, puesto que ahora son 31 personas y están en la cuarta temporada, ya con varios logros que los respaldan. Carolina ya no es parte de ese equipo, pues ya egresó y sólo pueden participar quienes son alumnos. Por lo tanto, nombraron a José Ángel capitán del equipo.

Las aeronaves que desarrollan son más grandes que un dron y más pequeñas que un avión. Para su construcción aplican los mismos cálculos que emplearían para diseñar los aeroplanos en los que viajamos.

 “Queremos que se desarrolle la industria de diseño y manufactura de aviones mexicanos. Desde el ámbito universitario incursionamos en la aeronáutica para que en un futuro no lejano abran la [carrera de] Ingeniería en Aeronáutica en la UNAM y puedan construirse aviones con manos mexicanas”, dice el capitán.

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José Ángel desea que México se convierta en una potencia en la industria aeronáutica. “Es cuestión de que nos quitemos la idea de que lo mejor es extranjero”, asevera.

Según el informe Pro-Aéreo 2.0 de la Secretaría de Economía de 2017, “México ha demostrado su potencial en el sector aeroespacial. En los últimos años han incrementado estas empresas en el país, por lo que mantiene una perspectiva favorable”. Esta industria ha alcanzado exportaciones superiores a los 7 mil millones de dólares y aporta  2.9% del PIB, según la Cámara Nacional de Aerotransportes.

Su taller está en el anexo de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Allí trabajan en un ambiente ruidoso, rodeados de máquinas y de estrepitosos golpes. En lo alto de una pared ostentan, como un trofeo del que se enorgullecen, las alas del Leviatán.

Sobre una mesa hay un equipo trabajando en moldes. En otra, varios jóvenes reunidos laboran en sus computadoras en programas de modelaje y diseño, mientras un chico arma una cámara diminuta, del tamaño de un sacapuntas, que transmitirá una imagen a todo color en un televisor.

En Aero ningún nombre es más importante que otro. Ser capitán o cabeza de sistema no significa superioridad, reconoce Ángel. Se identifican más como una familia que como compañeros. A veces pasan más tiempo conviviendo juntos que en sus casas, cuentan.

Aero Design se sustenta por patrocinios. “Es difícil”, explica Karina Roedel, estudiante de Administración, “por temporada contemplamos cien empresas, de las cuales logramos contactar de cero a dos.

“Es frustrante que los patrocinadores no estén interesados porque nos ven jóvenes y sin experiencia”, recuerda Carolina. Hubo veces en las que tuvieron que poner de su dinero  para impulsar el proyecto. Es de carácter estudiantil y por ello no pueden vender sus ideas o lucrar con su trabajo.

Fermaca, la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM y la Sociedad de ex alumnos de la Facultad de Ingeniería son algunas de las instituciones que invierten en quienes harán posible el diseño y manufactura de aviones cien por ciento mexicanos.

Ahora el equipo está construyendo su próxima aeronave, aún sin nombre. Ángel sonríe. Crecen sus ambiciones: van a incursionar en la categoría avanzada de SAE internacional. Esta categoría no existe en México, por lo que irán a competir a Estados Unidos y, posteriormente, a Brasil.

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