Alcanza Oaxaca cifra récord de asesinatos
Hasta septiembre la entidad reportó 906 muertes violentas, el número más alto en 11 años; expansión del narco una de las razones: especialistas
Las cifras oficiales perfilan al 2018 como el año más violento en Oaxaca en los últimos 11 años. En los primeros nueve meses el número de víctimas superó las cifras registradas en todo 2017 a través de denuncias ante los ministerios públicos.
Hasta hace unos meses, 2017 tenía el récord como el año con más homicidios dolosos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Para este 2018, el escenario se vislumbra aún más violento. Los 31 mil 694 delitos que se cometieron en el estado en los primero nueve meses de este año ya superaron los 31 mil 266 registrados en los 12 meses de 2017 y representan un aumento de 43%, respecto a los 22 mil 161 delitos que se denunciaron de enero a septiembre de ese año, según el secretariado.
El homicidio doloso es uno de los delitos que mayor aumento ha tenido en la entidad, pues el número de víctimas tuvo un alza de 28.3%, al pasar de 706 víctimas, en los primeros nueve meses de 2017, a 906 en el mismo periodo de 2018.
Esta es la cifra más alta de muertes violentas desde 2007, año en el que se registraron 948 homicidios (829 de enero a septiembre). En los siguientes 11 años los asesinatos dolosos no superaron las 800 víctimas anuales y apenas pasaron de 700 entre enero y septiembre.
Incluso, se muestra un descenso sostenido durante cinco años que alcanzó su punto más bajo, con 472 muertes violentas, en 2012, paradójicamente uno de los años más álgidos de la “guerra contra el narcotráfico” en otros estados. A partir de ese año comenzó un repunte que no cesa.
La cifra de 906 muertes hasta este septiembre es alarmante si se considera que la organización Semáforo Delictivo aseguró en su último informe que 68% de los homicidios dolosos registrados en Oaxaca, de enero a septiembre de 2018, fueron “ejecuciones vinculadas al crimen organizado”. De acuerdo con el organismo civil, en 2016 la delincuencia organizada fue responsable de 40% muertes violentas, en 2017 subió a 52% y en lo que va de 2018 fue de 68%: un 28% más en dos años.
Las razones de la violencia
Para entender el aumento de la violencia que vive Oaxaca, EL UNIVERSAL consultó a tres especialistas, quienes, entre otras razones, explican que la “dispersión geográfica” del crimen organizado, la debilidad en las fuerzas de seguridad pública y un sistema de justicia penal aún deficiente han abonado al aumento de la violencia.
Para el analista en seguridad pública Alejandro Hope, por ejemplo, estas muertes son resultado de “una dispersión geográfica del fenómeno de la violencia asociado a un cambio de móvil del crimen organizado: por un lado a la fragmentación de las grandes bandas del narcotráfico y por otro la diversificación de sus propios ingresos. Menos narco y más mafia”,
El especialista, además, sostiene que no se han fortalecido las instituciones de seguridad y procuración de justicia, y tampoco se ha logrado que los estados y municipios fortalezcan sus capacidades: “El gobierno federal no puede solo y los estatales y municipales no le entran”.
Para Rubén Salazar, director de la consultora Etellekt, esta violencia en Oaxaca tiene que ver con la expansión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que aprovechó la fragmentación de los grupos rivales, que en el caso de la entidad se ha identificado a Los Beltrán Leyva, Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, los cuales padecieron los efectos de los operativos federales.
También considera como una de las causas la debilidad de las fuerzas de seguridad pública estatales, ya que mientras el promedio nacional es tener al menos 1.8 policías por cada mil habitantes, Oaxaca tiene 0.8. A ello agrega el lento avance en la capacitación de los policías en los nuevos lineamientos del nuevo sistema de justicia penal y que, según el SESNSP, apenas se ha capacitado a 8% de policías estatales.
Una tercera razón identificada por Salazar es que la portación de armas de fuego continúa como un delito que no amerita prisión preventiva y finalmente, a una disputa de la plaza en Oaxaca que, de acuerdo al consultor, al igual que otros estados del Pacífico, tiene una ubicación estratégica para la introducción ilegal al país de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas.
En contraste, el investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), el doctor Martín Barrón Cruz, las cifras oficiales son insuficientes e incluso sostiene que los datos del SESNSP son una mentira para afirmar con plena certeza que el incremento de la violencia esté relacionado con el crimen organizado.
“¿Cuántos homicidios cometieron delincuentes contra delincuentes, cuántas por organizaciones delictivas dedicadas al narcotráfico, cuántas entre delincuentes contra autoridades, cuántos son feminicidios, cuántos son por alguna riña o por conflictos agrarios? No lo sabemos, y esos también son homicidios dolosos”, señala.
Para Barrón es importante la desagregación de los tipos de homicidio, quién es la víctima y quién es el victimario, dice, para hacer una diferenciación: “El análisis debe ser criminológico y eso no es lo que hay en México, no hay un análisis real sobre la violencia en nuestro país”, concluye.