Quialanitas, muñecas que dan esperanza a artesanas zapotecas

Gracias a un taller, estas artesanías sacan adelante a una familia de Quialana, donde la mayoría ha optado por migrar.

Fotos: Juan Carlos Zavala / EL UNIVERSAL
Especiales 06/03/2019 15:20 Juan Carlos Zavala Oaxaca de Juárez, Oaxaca Actualizada 10:45

Hace cuatro años, Emma García Reyes tomó 150 pesos para pagar un taller convocado por las autoridades municipales de San Bartolomé Quialana. Para ella y su familia esa inversión implicaba mucho dinero, pero la mujer la  pensó como una oportunidad económica. No se equivocó.

Ahí aprendió a elaborar muñecas de trapo, cuyo atractivo es que portan la vestimenta tradicional de esta comunidad zapoteca. Se trata de una  iniciativa impulsada por la maestra María Gloria Leycegui Blanco, con el objetivo de capacitar y ayudar a las mujeres artesanas.

Las muñecas fueron bautizadas como Las Quialanitas, mismas que se han convertido en el emblema de este municipio, cuya principal actividad económica es la siembra de maíz y frijol, y en donde más de 50% de su población ha tenido que emigrar a entidades del norte del país y a los Estados Unidos, en busca de mejorar sus condiciones económicas.

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El cuerpo de cada Quialanita se elabora con tela y se rellena, luego son engalanadas con la vestimenta tradicional de las mujeres de San Bartolomé Quialana, la cual es tejida a mano y de forma artesanal.

Esta indumentaria  consiste en un enredo —tela que se enrolla en el cuerpo en forma de falda sostenida con un ceñidor—, una blusa bordada con flores  y sobrepuesta otra blusa de encaje de colores vistosos que se amarra en la nuca y la cintura, abierta de atrás. La vestimenta se completa  con   un delantal y una pañoleta en la cabeza.

“Entre más chica sea la muñeca, es más complicado la elaboración de la ropa”, agrega Emma García, quien no cesa en su empeño por crecer en su labor empresarial familiar.

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Pueblo de migrantes

Emma García recuerda que si se inscribió al taller fue motivada por una de sus hijas, quien requiere de una operación de corazón para la cual necesita 22 mil pesos. A cuatro años, su trabajo como artesana es reconocido. Sus muñecas se venden con mayor regularidad y a veces, cuenta, no se dan abasto; pero sobre todo, les ha dado la posibilidad de juntar el dinero para la operación.

“Lo hicimos también por la enfermedad, tengo a mi hija que necesita una operación de corazón, pero no la hemos podido operar. Mi esposo gana 150 pesos por día y a la semana hay que pagar la comida y cosas de la escuela”, explica.

San Bartolomé Quialana se localiza en los Valles Centrales, a 39 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, pertenece al distrito de Tlacolula. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación  de la Política de Desarrollo Social (Coneval),  54.3% de la población vive en pobreza alimentaria, 80.1% vive en pobreza patrimonial y  91%  no tiene derecho a servicios de salud.

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Además, según datos del ayuntamiento, 50% de la población tiene algún familiar trabajando fuera del país, 25% labora en otra entidad y el resto tiene familiares que salen a trabajar por periodos de tiempo, práctica conocida como  “migración golondrina”.

Fue por esa falta de oportunidades que Emma García se incribió aquel día al taller  que impartió la maestra    Gloria Leycegui. La artesana cuenta  que fueron  36 mujeres las que participaron,  pero sólo seis continuaron con la elaboración de las muñecas. En su caso,   además elabora blusas  tradicionales para venderlas; antes sólo las  confeccionaba  para   uso personal.

En la  elaboración de una sola muñeca  participan los 10 integrantes de su familia y tardan tres días en terminarla. Ella se encarga de trazar las partes del cuerpo y tejerlas, los niños se encargan de rellenarlas, su esposo une todas las partes del cuerpo, su nuera se encarga de dibujar el rostro que después es tejido y mientras se avanza en este proceso, Emma García elabora la ropa para vestirla.

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“Estoy feliz con mis muñecas porque gracias a ellas tenemos, porque sí es trabajoso y a veces es desesperante, pero me da fuerza porque gracias a ellas pagamos luz, el pasaje cuando llevamos a mi hija al hospital, nos ayuda demasiado”, destaca.

El precio de las muñecas oscila entre  200 y 400 pesos, según el tamaño. La primera vez tardó seis meses en vender una de ellas; hoy, dice, es invitada constantemente a  exposiciones artesanales y ya tiene dos clientes que compran por mayoreo. Además,  ya ha exportado algunas  blusas a Estados Unidos y está en el proceso de enviar muñecas.

A finales de abril, a través de un programa de la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI), Emma García  viajará a Los Ángeles, California, en Estados Unidos, para participar en una exposición artesanal. “Al principio no pensábamos que fueran a tener éxito porque vendíamos una muñeca cada seis meses”, confiesa la artesana.

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