Reforestan La Ventanilla: cocodrilos no recuperaron la playa por cuarentena, siempre ha sido su santuario
Pobladores procuran a la fauna de los manglares desde 1996
Santa María Colotepec—. La imagen de unos tranquilos cocodrilos tomando el sol en una playa se hizo viral hace unos días bajo el supuesto de que los reptiles comenzaban a “recuperar” su territorio, ante la ausencia de humanos aislados en sus casas por la pandemia de Covid-19.
La noticia era falsa. Dichas imágenes fueron captadas tiempo atrás por Janitzio Ramos Jacinto, uno de los jóvenes que forma parte de la cooperativa Lagarto Real, dedicada a la preservación del Santuario de Cocodrilos en el manglar La Ventanilla, ubicado en la Costa oaxaqueña.
Además de ser fotógrafo del ecosistema en donde cohabitan reptiles de gran tamaño con aves y otras especies endémicas, colabora en las actividades turísticas de este santuario que, ante la propagación de un nuevo coronavirus, se mantienen en pausa.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Ramos Jacinto explica que tras la emergencia sanitaria se redujo la presencia humana y naturalmente los cocodrilos se sienten más libres de realizar sus actividades en la orilla de la laguna. “Es muy común encontrarlos ahí, pero ante la ausencia de visitantes humanos, parece que sienten más libertad de andar por donde ellos quieren, haciendo sus actividades en la zona”, comenta.
Hasta hoy, no existen reportes de que alguno de esos reptiles haya ingresado al área donde vive la gente, en la comunidad de Santa María Colotepec, donde según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) habitan alrededor de 700 personas.
Enclavada en la zona pantanosa de la Costa, La Ventanilla se ubica a unos 15 minutos de Mazunte, donde las familias que habitan la comunidad han asumido responsablemente la misión de preservar la flora y fauna de la región, desde 1996.
“La cooperativa a la que pertenezco está llevando a cabo actividades de conservación de la zona, ante las medidas sanitarias que impiden la llegada de visitantes”, comenta Janitzio Ramos.
Para ello, La Ventanilla cuenta con alrededor de 35 familias locales, así como personas de pueblos vecinos, dedicadas a la preservación de cocodrilos, donde además se habilitó una incubadora de huevos de tortuga y otras especies, como aves, llegan también a este lugar en todo el año.
Compromiso comunitario
En 2012, el huracán Carlota devastó la región de manglares de La Ventanilla, dejando incontables daños al ecosistema que hoy, con apoyo de los integrantes de la cooperativa, aprovechan el tiempo de cuarentena por Covid-19 para reforestarla, apegados a las medidas sanitarias emitidas por las instituciones de salud.
Desde hace tres años han trabajado en la reforestación de 57 hectáreas de manglar rojo, no en la laguna, sino en el vivero, donde es el área destinada para producir esto. Actualmente, no realizan actividades en la laguna donde habitan los reptiles
“El huracán Carlota destruyó gran parte de la laguna”, acota Janitzio Ramos, por lo que los pobladores asumieron por su cuenta tareas de reforestación y recolección de semillas, para lograr aminorar los daños.
“La comunidad está comprometida con la preservación de las especies, y esa tarea compagina con las actividades ecoturísticas. Así, enseñamos también a los visitantes el respeto al hábitat natural de los reptiles y otras especies”, explica.
Debido a que el manglar está retirado de la mancha urbana y a que los operadores turísticos respetan a los animales guardando su distancia, éstos no se sienten amenazados, por el contrario, con el tiempo se han acostumbrado a la presencia humana.
En cooperativas como Lagarto Real se otorga empleo a unas 16 personas, la mayoría jóvenes, hombres y mujeres, parte de la segunda generación de familias que decidió dedicarse a las labores de preservación de los recursos naturales. No obstante, no hay registros de que antes de que esta actividad se llevara a cabo en el pueblo, los cocodrilos estuvieran amenazados por la cacería.
Ramos Jacinto detalla que para ser parte de esta cooperativa es necesario contar con el compromiso y amor por lo que se realiza, pues el propósito de quienes trabajan en La Ventanilla es erradicar la venta de especies en peligro de extinción y mostrar los ejemplares en libertad.
Además de las expediciones a la zona donde habitan los reptiles, La Ventanilla ofrece la posibilidad de acampar en zonas específicas para ello, hospedaje en la población y área de acampar, listos para reactivarse cuando la pandemia esté superada.