“Apoyo del gobierno siempre es insuficiente”. Tras Agatha, en Zipolite la esperanza es la ayuda de la gente

Pobladores de este destino turístico saben por experiencias de anteriores desastres naturales que atención del gobierno siempre llega tarde

Tras Agatha, en Zipolite la esperanza es la ayuda de la gente.
Tras Agatha, en Zipolite la esperanza es la ayuda de la gente. Foto: Roselia Chaca
Estatal 07/06/2022 11:35 Roselia Chaca Actualizada 11:35

Zipolite.—   El impacto del viento sobre  Zipolite  fue tan intenso como hace 25 años, cuando el huracpán Paulina golpeó sobre el entonces pequeño y no tan desarrollado pueblo nudista de la Costa, al menos así lo recuerda Fernando Amaya, habitante de esta comunidad de  Pochutla.

La tarde del 30 mayo, los pobladores ya esperaban el impacto de Agatha, así que resguardados en el interior de su casa, Fernando y su familia sintieron eternas las casi cinco horas que duraron las rachas de viento de hasta 200 kilómetros por hora, según reportes meteorológicos, que  se estrellaron contra todo a su paso.

“Estuvo  terrible, fue como el Paulina porque duró más, más o menos fueron casi cinco horas. El resultado se ve en la destrucción. Tenemos pérdidas cuantiosas en equipos de pesca, enramadas, hoteles, restaurantes, viviendas, nos pegó a todos en el pueblo”. 

Confían más en la sociedad

Fernando explica que como no es la primera vez que un huracán golpea al pueblo, en Zipolite ya todos saben que la entrega de ayuda de parte del gobierno es un proceso difícil, así que confían  más en el apoyo de la sociedad civil: “Ya lo hemos visto anteriormente, el llamado de auxilio se está compartiendo mucho en las redes. Ahora nos queda levantarnos, salir del escollo”, comenta.

La imagen de desolación a lo largo del kilómetro y medio que tiene de playa este destino turístico, que en la pandemia tuvo un gran auge, es notoria a casi una semana del paso de  Agatha. La antes arena gris luce con grandes manchas cafés.

Los restos de  palapas y hoteles   forman parte del paisaje y  los comerciantes levantan lo que pueden cuando la lluvia permite la limpieza, detrás de ellos brigadas del Ejército mexicano  brindan  ayuda. Se estima que alrededor de 300 restaurantes y negocios resultaron afectados. 

La mano de los turistas varados

Los turistas varados esperan que la comunicación y la situación climática mejoren para poder salir de la zona de desastre, pues  los vuelos en el aeropuerto de Huatulco aún no se reactivan. Mientras, ayudan en lo que pueden a damnificados, sobre todo a dueños de pequeños  negocios  que hacen vida en la comunidad, que tenían invertido todo su patrimonio y que  prosperaron en  los últimos años por convertir a Zipolite en un destino  popular entre la comunidad LGBT+.

Aunque la ayuda se prometió desde la tribuna federal y el Ejército comenzó a distribuir  despensas en los pueblos turísticos afectados en     Pochutla y Tonameca, como Puerto Ángel, Zipolite, San Agustinillo, Mazunte y Ventanilla, los habitantes no confían  en  que ésta llegue pronto ni que sea suficiente, ya que se requieren colchonetas, agua, kit de limpieza, láminas, herramientas para remover lodo, material que se entregaba con el desaparecido Fonden después de 24 horas de un desastre natural.

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Se solidarizan desde otras zonas

Ante el  tardío apoyo, la sociedad civil es la que empezó a responder con diversos centros de acopio de víveres tanto en algunas ciudades de la Costa, Oaxaca capital, la Ciudad de México y la región del Istmo de Tehuantepec. Al tercer día después del desastre, comenzaron a organizarse diversos colectivos religiosos, magisteriales y de la comunidad muxe para recaudar apoyos en especie.

Mientras tanto, el letrero con el nombre del pueblo, donde los visitantes se toman la foto  del recuerdo, luce solitario, rodeado de destrucción, una que cada cierto tiempo toca tierra en esta franja costera.

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