Casas tradicionales, recuperar la memoria
Santo Domingo Tehuantepec es el único municipio del Istmo que recupera casi la totalidad de su patrimonio arquitectónico tras el 7-S
Catalina Sibaja y su hijo Alejandro muestran orgullosos cada rincón de su vivienda reconstruida después de aquel sismo devastador del 7 de septiembre de 2017. En volver a levantarla se fueron sus ahorros y hasta lo que no tenían, pero cada vez que descansan en el corredor y en las hamacas, mitigando el calor del trópico, agradecen tener nuevamente un techo, pese a todos los sacrificios hechos para regresarle su esplendor.
Rescatar la yoo bidó
La casa color mostaza de la calle Josefa Ortiz de Domínguez del Barrio Laborío en Santo Domingo Tehuantepec muestra una placa de acero que especifica que la vivienda tiene valor patrimonial, que fue restaurada gracias al esfuerzo de sus propietarios, el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú y el ayuntamiento.
La herencia familiar de Catalina es una casa de arquitectura tradicional con más de 150 años que, en términos monetarios, tuvo una inversión de alrededor 600 mil pesos en su reconstrucción. Tras el terremoto, fue catalogada como pérdida total y se les dictaron las instrucciones de que debía ser demolida. Esa fue precisamente la primera opción que contempló Catalina, pues todo estaba en ruinas y no contaba con el dinero para rescatarla.
Pero la dirección de Patrimonio Edificado del municipio se acercó a ella y le explicó que su casa formaba parte del catálogo de edificios históricos de Tehuantepec y era necesaria su recuperación. Después de aceptar la propuesta, la familia se encontró con la falta de dinero, pues sólo contaban con los 120 mil pesos del Fondo de Desastres ( Fonden) y unos ahorros, además del asesoramiento técnico de personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Con el reciclaje de madera, la venta de sus trajes regionales, ahorros de un afore de su esposo, así como la participación de la Fundación Harp Helú, Catalina logró rescatar su patrimonio y parte de la memoria arquitectónica del pueblo de Tehuantepec.
“Tuve que vender mis trajes, tuve que sacar los ahorros del afore de mi esposo fallecido, uno de mis hijos estuvo de albañil, tuvimos que reciclar toda la madera del techo y aun así no se lograba completar, así que me enteré de la fundación y personalmente le hablé al señor Alfredo Harp y le planteé mi situación. Él me escuchó y dijo “sí”. Un día llegaron y vieron que la casa tenía que ser rescatada por hermosa. Gracias a Dios ahora tengo otra vez mi casa”, comenta satisfecha Catalina.
Esta casa, con más de un siglo de vida, recuperó su esplendor con todas las características de las casas sagradas: una sola sala donde se coloca el altar familiar y el baúl heredado, y un corredor para las hamacas. Grandes pilares y ventanas, además de tener una altura de más de seis metros que permite la circulación del aire.
Mantener esta estructura tradicional obligó a la familia Sibaja a construir en el patio una cocina y los cuartos faltantes, lo que implicó más inversión.
“La recuperación se dio siempre y cuando respetáramos la estructura original de las yoo bidó [casas sagradas], que no tenía cuartos, ni baños, ni cocina. Ahora tenemos que invertir en lo que falta, pero fuera de la casa sagrada, así que vamos a requerir más dinero, por lo que esperamos el nuevo programa de reconstrucción del gobierno federal para avanzar” dice Alejandro Sibaja.
De acuerdo a las cifras oficiales de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano ( Sedatu), Santo Domingo Tehuantepec fue la segunda ciudad más dañada por el sismo del 7 de septiembre, con 4 mil 321 casas afectadas. De ellas, un total de 175 casas tenían valor patrimonial y formaban parte del catálogo de monumentos históricos y artísticos del municipio.
En 2016, la autoridad municipal, preocupada por su patrimonio, solicitó una revisión del catálogo ante el INAH para actualizarlo. La revisón arrojó que en Tehuantepec existían 225 monumentos históricos y artísticos, de los cuales 38 son iglesias; también se incluye el exconvento dominico de 1546. Con el sismo, más de 60% de esas estructuras fueron afectadas, de las que 24 fueron templos católicos. La iglesia de San Sebastián, en el barrio con el mismo nombre, fue la más lastimada.
En la actualidad el exconvento está en etapa de reconstrucción, la cual comenzó a principio de este año, pues durante siete meses los trabajos se centraron en el estudio y recuperación de los frescos de mil 500 años de antigüedad y los nuevos hallazgos prehispánicos que requirieron una atención especial. Se tiene contemplado la conclusión de la primera etapa a principios de 2020, luego sería abierta al público.
La memoria de Tehuantepec
Inmediatamente después del sismo, los primeros que llegaron a ver los daños del patrimonio edificado fueron los integrantes de la fundación y en 2017 anunciaron una inversión de 50 millones de pesos en Tehuantepec , actualmente han invertido más de la mitad del recurso.
A través de su taller de restauración han preservado en la ciudad zapoteca 21 casas tradicionales y la rehabilitación del espacio cultural Casa Guietiqui, en donde la fundación presenta una exposición fotográfica de las viviendas que intervinieron.
Además de recuperar la imagen urbana de una de las calles, mediante la restauración de cinco fachadas, y la mejora e implementación de un área de juegos en el parque Amado Chiñas en el barrio laborío.
En estos proyectos la fundación involucró a escuelas de arquitecturas de la Universidad de Monterrey, la Salle y de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) para apoyar al INAEH.
Luis Mario Díaz Jiménez, director de Patrimonio Edificado de Tehuantepec, continúa con el trabajo de recuperación que comenzó en 2017 con la edil Yesenia Nolasco, pero ahora bajo la administración de la alcaldesa Vilma Martínez Cortes.
El trabajo previo ayudó en mucho a que se dé actualmente una recuperación ordenada a corto y largo plazo, a diferencia de otros municipios, como Juchitán, Ixtaltepec y Unión Hidalgo, que perdieron hasta 90% de sus casas de arquitectura vernácula.
“En mucho ayudó que existiera una catalogación del patrimonio edificado en Tehuantepec, además de que autoridades municipales INAH y fundaciones intervinieron. Fue muy difícil convencer a los ciudadanos de que no derribaran sus casas porque el gobierno federal, a través de Sedatu, ofrecía gratis las demoliciones y la recolección de los escombros. Al final fueron pocos los que demolieron”, explica el funcionario municipal.
Durante la contingencia en Tehuantepec sólo 15 casas con valor patrimonial fueron demolidas por sus dueños, el restante entró en el proyecto de rescate y se encuentran a 50% de avance en su rehabilitación. Se espera que la recuperación total de Tehuantepec quede concluída en cinco años, si no se interrumpe la continuidad en los trabajos entre ciudadanos, autoridades federales, municipales y organismos civiles.
Luis Mario Díaz Jiménez, adelanta, asegura que uno de los objetivos es que Tehuantepec sea nombrada patrimonio cultural a un corto plazo, por eso se continúa con el programa de recuperación de los inmuebles con valor histórico y artístico.
“De alguna forma el sismo lo tomamos como una oportunidad para rescatar nuestro pueblo y sus monumentos. Con esto la gente se dio cuenta del gran valor que poseen y que es necesario recuperar”, dice este guardián de la memoria de Tehuantepec.