El Metro y la Guardia Nacional
El Metro de la Ciudad de México se cae a pedazos y las autoridades no tienen más respuesta que las botas militares.
En una extraña vuelta de tuerca, Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, anunció que había solicitado apoyo federal y, en específico, el despliegue de elementos de la Guardia Nacional en el Metro. Y pues la respuesta positiva no tardó: a partir de ayer, 6,060 guardias nacionales patrullan el principal sistema de transporte de la capital.
Esto, según la doctora Sheinbaum, sería una medida para frenar una campaña de sabotaje contra el Metro. En la mañanera de ayer, afirmó que “han venido ocurriendo episodios que catalogamos fuera de lo normal, que no son lo que normalmente ocurre en el Metro, después del trágico accidente, el terrible accidente en donde falleció una joven…después de esto, ese mismo día hubo un problema con una zapata de un tren, el siguiente día en la linea 8, ayer en la línea 5 con una llanta lateral revisada un día antes."
Asimismo, señaló que “el día del accidente… la caja negra del Metro, una de las cajas negras del Metro…más bien la encontró, la Policía de Investigación, en una camioneta.”
Lo primero no pasa de ser evidencia circunstancial: muchas fallas en muchos puntos en poco tiempo bien pudieran ocurrir por mera serendipia. O bien podría ser evidencia de fallas en cascada en el sistema. Lo segundo suena más a acto doloso, pero sin más detalle es difícil emitir un juicio (¿De quién era la camioneta? ¿Dónde estaba? ¿Cómo la descubrió la policía de investigación? ¿Qué dice la caja negra?).
Pero, para fines del argumento, demos por buena la teoría del complot. Asumamos que, en efecto, alguien se encuentra en una campaña sistemática de sabotaje en contra del Metro.
En ese caso, ¿de qué sirve tener desplegados a más de 6,000 elementos de la Guardia Nacional a lo largo y ancho de la red? Previsiblemente, los actos de sabotaje ocurren tras bambalinas, en las tripas del sistema, en las áreas de servicio, no en los andenes y estaciones.
Ver pasar trenes y pasajeros no parece la mejor manera de identificar conspiradores. En todo caso, parecería mucho más útil tener un grupo de investigadores, apuntalados por especialistas técnicos, que pudiera jalar las hebras de los diversos incidentes y dar con los posibles responsables.
Pero si se considera que se necesita vigilancia adicional, ¿por qué usar a la Guardia Nacional para ese propósito? La Ciudad de México cuenta con 90,000 policías propios ¿Por qué no se pueden desplegar a más policías auxiliares o bancarios? De esos hay 44,000 en la ciudad.
Las respuestas a estas preguntas se ubican más en el terreno político que en el operativo. Frente a la crisis generada por el más reciente accidente en el Metro, había que contar una historia que alejase la atención del Palacio del Ayuntamiento. La teoría del sabotaje masivo y reiterado cumple ese propósito.
A la par, había que ofrecer algún tipo de respuesta vistosa, fuese útil o no para enfrentar la supuesta amenaza. Poner a muchos guardias nacionales a patrullar el sistema encaja en esa lógica.
Sin embargo, esto tiene varios problemas. Lo primero es que un guardia nacional que está en el Metro es una guardia nacional que no está en Zacatecas o Guanajuato. Y eso genera problemas políticos obvios.
Más importante, ¿qué pasa si siguen los incidentes ya con la Guardia Nacional en cada rincón del Metro? El golpe ya no solo sería para las autoridades capitalinas, sino también para el gobierno federal.
En resumen, parece que se inclinaron por hacer algo, aún si ese algo no sirve de gran cosa.
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