Opinión

Giras caprichosas

Amador Narcia

Valga la advertencia desde las primeras líneas: el siguiente es un ejercicio de observación y de reflexión. No hay nostalgia ni reclamo de parte de nadie. Es lo que es.

Las recientes giras finsemaneras del Presidente de México están planeadas de manera absurda. Parecen no tener lógica geográfica. Viaja a los cuatro puntos cardinales como si viviéramos en un país de primer mundo, con eficiente conexión aérea. Solamente el Presidente y sus cercanos pueden trasladarse a los sitios que les interesa porque lo hacen en aviones y helicópteros militares. Eso de que únicamente algunos funcionarios civiles pueden viajar así es puro cuento chino. Cualquiera que haya ido a una de esas giras los ha visto llegar en transportes que supuestamente no les corresponden. Pero es la larga distancia entre lo que se dice y lo que realmente se hace.

Ahora, para comunicar las actividades presidenciales del fin de semana hay que conciliar la sensatez logística con la sinrazón de quien las planea.

Ir a zonas marginadas es de reconocerse. Si, primero los pobres, pero en ese afán meramente político, las coberturas de las giras presidenciales del fin de semana se han convertido en un acertijo. La planeación es complicada y costosa.

Pareciera que se busca que no se cubran. Qué mejor que la prensa se nutra de los boletines oficiales y envíos de audio y video. No hay facilidades, como antes, para seguir el paso del Presidente.

En ocasiones los traslados son riesgosos, en zonas dominadas por el narco y sin condiciones razonables de vuelos, hospedajes y alimentos. En fin, sus giras se cubren, a pesar y no gracias al equipo de logística.

Dos ejemplos, tomando como parámetro los kilómetros recorridos, de punto a punto, por tierra: Del 26 al 28 de agosto de 2022, el presidente López Obrador tuvo una de esas giras. El propósito fue reunirse con trabajadores de la CFE y supervisar torres de internet.

Inició el viernes 26, después de la “mañanera”, un viaje de 830 kilómetros para llegar a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas… Siguió otro recorrido de 268 kilómetros para estar en Cosoleacaque, Veracruz. Al día siguiente, sábado, el traslado fue de 642 kilómetros para ir a Toluca, Estado de México. Otro recorrido de 794 kilómetros hacia Bahía de Banderas, Nayarit. Y el domingo, los kilómetros recorridos fueron 436, para estar en Mazatlán, Sinaloa, y finalmente 872 kilómetros para Pesquería, Nuevo León. Finalmente 947 kilómetros para regresar a la Ciudad de México. En total 4 mil 789 kilómetros recorridos para cubrir tan solo una gira presidencial de fin de semana.

En esta gira se recorrió del sur al golfo y después al centro, al pacífico y al norte, para regresar al centro. Para tener una idea más clara de la distancia recorrida en esta gira, equivale a viajar de la Ciudad de México a Quebec, Canadá.

Un ejemplo más reciente: la gira presidencial del 9 al 11 de septiembre del 2022. 621 kilómetros de la Ciudad de México a Guadalupe, Zacatecas, donde el viernes fue la conferencia matutina. Después, diversos eventos para cubrir los planes de justicia para pueblos tepehuanos, huicholes y coras. Inició con 353 kilómetros a Santa María de Ocotán, Durango. Otros 444 kilómetros a Huajicori, Nayarit.

Al día siguiente, sábado, 285 kilómetros a Jesús María, del Nayar, Nayarit. 199 kilómetros a Santa Catarina Cuexcomatitlán, Jalisco… El último evento fue la inauguración de instalaciones de la Guardia Nacional en Colotlán, Jalisco, con un recorrido de 110 kilómetros, para regresar 695 kilómetros a la Ciudad de México. En total 2,707 kilómetros… Equivale a ir de la Ciudad de México a Atlanta en Estados Unidos.

Un activismo presidencial que se reconoce porque busca llegar hasta las zonas más marginadas del país, pero sin una logística que permita cubrirlo, como si solo pusieran un dedo en el mapa para señalar el siguiente punto, sin reflexión natural, solo política. Just for the record.

Monitor republicano

El fondo del “Alito affair” no solamente tiene que ver con su impunidad, para no ir a la cárcel, sino con que negoció un nuevo Consejero Electoral, afín a él, but of course.

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