Estas elecciones, apuntó, se abrieron paso en un contexto adverso caracterizado por los malos resultados de los gobiernos emanados de las urnas y la consecuente desilusión con la democracia; la oprobiosa desigualdad y la lacerante pobreza; el descrédito de los poderes públicos; la crisis de inseguridad y de violencia. Y aún así, afirmó, “a pesar de todo, la ciudadanía mexicana le dio una nueva oportunidad a la democracia”.

“El mandato de las urnas también es claro: cambiar el rumbo del país para alcanzar un mejor futuro para todos. La ciudadanía transformó la desilusión, la desesperación y la rabia, en entusiasmo y esperanza; estas urnas recibieron millones de votos y nos han dado nuevas autoridades y representantes con la mayor legitimidad en la historia de nuestra joven democracia”.
A quienes ganaron la elección, señaló, les corresponde no defraudar, estar a la altura de la ciudadanía, poner todo su empeño por sacar adelante este país, cada quien desde su trinchera, pero todos poniendo siempre primero el interés superior de la nación.