Istmo, región letal para las mujeres
Desde 2018, la región acumula 66 de los 269 asesinatos de mujeres en Oaxaca; sólo 12 se indagan como feminicidios
El 17 de mayo se cumplirán 10 años de que Ángeles Vianey Sandoval Ruiz fue asesinada por su esposo, una década en la que justicia no hizo nada para buscar al asesino y miles de noches en las que su madre, Josefina, sufre sin ella.
La joven tenía 24 años cuando el médico Jorge Castillo Toledo la mató con cuatro disparos y varios cortes de bisturí en el cuerpo, en una habitación de la casa de su madre, donde ella vivía con sus dos hijas. Nadie estaba en la vivienda cuando ocurrió el asesinato, así que él huyó.
A Josefina le informaron que el asesino fue detenido por la policía el mismo día del crimen, pero su libertad la obtuvo sobornando a los agentes. Ella reclamó, pero nadie le hizo caso a su exigencia.
Su asesinato no llegó sin aviso, fueron varias denuncias ante el Ministerio Público (MP) de Juchitán, cartas que atestiguan las amenazas de muerte y docenas de demostraciones violentas en sus diversas formas: sicológica, económica y física hacia Vianey.
Josefina Ruiz recuerda que durante la relación, su hija sufrió una severa depresión por los celos y violencia de su esposo. Pero esos antecedentes no bastaron para restringir el acercamiento del hombre a la joven.
Cuando ellas acudían al MP a denunciar, Jorge se burlaba diciendo que nunca les harían caso y presumía que, con su dinero, compraba a la justicia. Su dinero terminó opacando los gritos de auxilio de la joven.
El caso de Vianey ni siquiera aparece en los registros oficiales que conserva la Fiscalía General del Estado (FGEO), pues las estadísticas comienzan en el año 2015. Y si apareciera, sería como homicidio doloso, como se indagaban todos los asesinatos de mujeres hasta antes de que se tipificara el feminicidio.
A 10 años del asesinato de Vianey, las cosas no han cambiado, han empeorado en el Istmo de Tehuantepec. Según la asociación civil feminista Consorcio para el Diálogo Parlamentario, esta región es la más peligrosa para las mujeres, pues acumula el mayor número de asesinatos de 2016 a la fecha: 84. Además, es la segunda con más desaparecidas (82).
Según los datos de Consorcio, estos asesinatos se han concentrado en siete municipios de la región: Juchitán, con 22 casos; Salina Cruz, con 13; Asunción Ixtaltepec, con siete; Unión Hidalgo, con siete; Tehuantepec, con seis, y Chahuites y San Juan Guichicovi, con cinco casos, respectivamente. Tres de ellos se incluyeron en la declaratoria de Alerta de Género emitida en 2018.
A estas cifras se suman 82 casos de desaparecidas en el Istmo documentados por Consorcio, de éstos 45 se registran en el Distrito de Tehuantepec, liderando Salina Cruz con 21; le sigue Tehuantepec con 12, mientras que en Juchitán y Matías Romero existen nueve casos, respectivamente.
Cientos de casos
Aunque no todos los asesinatos de mujeres son tipificados como feminicidio, datos de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) confirman que el Istmo es la región más letal para ellas.
En 2018, por ejemplo, concentró 8 de los 29 feminicidios de toda la entidad y 17 de los 86 homicidios dolosos; en 2019 la cifra fue de tres de 28 feminicidios en el estado, pero 30 de las 107 muertes violentas. Este 2020, el Istmo acumula uno de los tres feminicidios y siete homicidios de 17 en total.
En otras palabras, sólo de 2018 a la fecha la región istmeña concentra 66 de los 269 asesinatos de mujeres, es decir 24.5%, pero sólo 12 se indagan como feminicidios y 54, como homicidios dolosos de mujeres.
Uno de ellos el de Osmara, una joven que fue raptada a los 14 años “con fines matrimoniales” y asesinada de un tiro en la cabeza por su esposo cinco años después, pocos días antes de cumplir sus 20 años.