En Ayutla mixe regresó la música, pero no el agua

Niños de la Banda Filarmónica ofrecen conciertos de agradecimiento tras recuperar sus instrumentos

Sociedad 01/01/2020 11:00 Fernando Miranda Ayutla, Oaxaca Actualizada 14:08

Las notas de los sones y jarabes mixes volvieron a sonar por todo lo alto. Los niños de la Banda Filarmónica Municipal de Ayutla, vestidos de un impecable blanco y negro, dieron nueva vida y aliento a los instrumentos musicales que el gobierno estatal  les restituyó tras un robo.

Primero,  en la víspera de Noche Buena  ofrecieron un concierto en el kiosco  del zócalo de la capital  y lo repitieron unos días después, cuando agradecieron el apoyo de un país solidario desde Tukyo’m, como ellos nombran a Ayutla.

El 13 de diciembre la música de San Pedro y San Pablo Ayutla, una comunidad ayuujk (mixe) de la Sierra Norte, fue acallada cuando robaron 35 instrumentos de la escoleta municipal, un centro comunitario en el que, desde el siglo antepasado, se han formado incontables generaciones de músicos. El país se enteró entonces que las víctimas de aquel robo eran niños.

 “La música es el inicio de nuestra vida, antes de aprender el abecedario, las notas musicales son nuestro primer lenguaje”, aseguraron  Rubén Olivares Martínez y Nabor Gaván Galván, edil y síndico de Ayutla respectivamente.

El mensaje fue un grito de indignación: “No fue suficiente que a nuestra comunidad y niñez le fue arrebatada el agua, ahora han silenciado el corazón de nuestra comunidad, nuestra música”.

Como lo dijo la comunidad, la música era una agresión simbólica que golpeaba a un pueblo que vive una era de sed que no termina y que comenzó con el despojo de su manantial  en  2017.

Desde entonces, más de 3 mil personas de la cabecera municipal  sobreviven sin agua potable, recolectando la que se acumula por la lluvia, la que escurre de la montaña o la que pueden acarrear del manantial secuestrado.

Potenciado por las letras de Yásnaya Aguilar Gil, lingüista y escritora, y Joaquín Galván, autoridad comunitaria y activista, que han denunciado incansablemente la sed de Ayutla, el reclamo ahora por la pérdida de la música comunitaria llegó a  todo  país.

Personajes, bandas de otras comunidades y las propias autoridades de Oaxaca hicieron eco del sentir comunitario.

Tras una promesa recibida con desconfianza por Ayutla, a causa del conflicto del agua que no acaba, el 23 de diciembre el gobernador Alejandro Murat  Hinojosa hizo entrega de los instrumentos a los niños.

“Estamos muy agradecidos, como pueblo mixe, por esos 35 instrumentos que nos han donado”, dijo ese día a EL UNIVERSAL Pablo Vásquez Ramírez, presidente del Comité de la Banda Filarmónica.

Dijo que las autoridades les pidieron paciencia para dar con los culpables del robo e informó que de diferentes estados del país habían recibido siete instrumentos y más de 18 mil pesos, recursos que se destinarán a las necesidades de la banda y a fortalecer la seguridad.

“Cuando se llevó a cabo el robo, los niños estaban llorando, estaban tristes; no era tanto el valor económico, sino el  sentimental que representaba para ellos”, agregó.

Tras los rituales comunitarios y la bendición de los instrumentos, el 26 de diciembre el presidente de la filarmónica anunció que la banda volvía a sonar y que “las personas que trataron de lastimarnos, despojándonos de parte de nuestro corazón comunitario y callar nuestras notas musicales, no contaban con que nos compartirían el corazón de cada uno de ustedes”.

Una injusticia no se divide (...) La injusticia debe ser afrontada en totalidad

Prometió también que “cada nota, son, obra y concierto será un acto de lucha, protesta y resistencia contra los males que aquejan a todos los pueblos en el mundo como símbolo de que los males sí se pueden vencer”.

Este mensaje se dio luego de que ni en la entrega oficial ni posteriormente, ninguna  autoridad    mencionó que los niños de Ayutla también padecen sed por el manantial que les fue arrebatado.

“Una injusticia no se divide, no se fragmenta, no es un  tema aparte del otro, no se administra. La injusticia debe ser afrontada en totalidad, no puedes quedarte con ‘media injusticia’ y seguir viviendo; tienes que erradicarla en su plenitud”, señaló Joaquín Galván sobre la música que suena otra vez y el agua que no volvió.

Y coincidió con otras voces en la necesidad de  seguir “hasta que la dignidad se haga costumbre”, palabras de Estela Hernández, hija de una mujer indígena presa por un secuestro que nunca cometió.

Comentarios