

“Webb documentó la condición multicultural, sincrética, vital, sobrecargada y a ratos desquiciada de una nación que en ese periodo conoció toda clase de crisis políticas y económicas, y dio asimismo amplio testimonio de sus capacidades de resistencia y sobrevivencia, a pesar del acoso de toda clase de amenazas y tragedias, las más recientes de ellas a cuenta del encarnizamiento de la violencia suscitado por la expansión del crimen organizado y su errático combate por parte de las autoridades gubernamentales", señala al respecto el curador Alfonso Morales.
El propio Webb, en una nota del “New York Times” sobre la presentación de esta exposición en la Aperture Gallery de Nueva York, advierte que sus imágenes no tienen la intención de ser una visión documental definitiva de México.

“Venimos de una cultura cuyas raíces surgen del protestantismo, el capitalismo y el individualismo. Las raíces de México yacen en el catolicismo español, el mundo indígena y la cultura comunitaria. La cultura mexicana parece aceptar el misterio”, dijo Webb en aquella entrevista.
En cambio, se trata de una colección de fotografías fascinantes de calle que provocan asombro por su composición sublime y el sentimiento visceral que genera estar en los espacios públicos de México.
