Desde hace 20 años vive en el fraccionamiento El Rosario, la unidad habitacional más grande del estado de Oaxaca, ubicado en el municipio de San Sebastián Tutla, y donde ha acudido a votar en cada proceso electoral.
Aunque se manifestó contento de haber podido votar, admitió que el poder desplazarse en silla de ruedas en lugares no habilitados para ello, es muy difícil. Él quedó condicionado a usar la silla de ruedas desde hace dos años, y desde entonces, el proceso de adaptación ha sido complicado.
Tuvo que abandonar su vocación de músico y sus actividades como vendedor de colchones, debido a la insuficiencia renal que padece desde hace 15 años, misma que terminó por degenerar sus huesos hasta dejarlos "como gises" e imposibilitar que se desplace con sus piernas.

De éstos, la mayoría son adultos mayores, es decir, de más de 60 años. Y de éstos, el 49% son mujeres y el 51% hombres.

"Es incómodo", sentencia. Para poder votar, apoyó la papelería electoral en sus piernas y eligió a sus candidatos tapando la planilla con sus brazos.
"Queremos que nos tomen en cuenta, no pedimos que haya rampas donde sea sólo para las votaciones. Considero que pueden usarse rampas móviles adaptadas en las orillas de las calles para facilitar la accesibilidad", dice.
Sin embargo, reitera que la discapacidad no detiene a los ciudadanos para ejercer su derecho al voto. Ante ello, instó a las nuevas generaciones a participar como ciudadanos y elegir a los candidatos de su preferencia.