Decomisan a Rayas y Yogui del Circo Oso Ruso; los trasladan a zoológico de Puebla
La Asociación Auxilio al Perro Amigo Oaxaca, A.C. (APAOAX) denunció que en el Circo del Oso Ruso tenían en “resguardo” a una tigresa de bengala y un oso negro americano “albergados” con faltas al trato digno y respetuoso
Este lunes, autoridades de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Fiscalía General de la República (FGR) decomisaron al oso Yogui y al tigre Rayas del Circo del Oso Ruso, con elementos de la Guardia Nacional vigilando el proceso.
El pasado 21 de abril, Profepa confirmó a EL UNIVERSAL la implementación de una orden de inspección a este circo —que debido a la contingencia sanitaria por Covid-19 actualmente se ubica en el fraccionamiento La Esmeralda, en San Pablo Etla, en los Valles Centrales de Oaxaca—, por la posesión de un tigre de bengala (Panthera tigris) macho, y un oso negro (Ursus americanus) senil macho, de aproximadamente 30 años de edad.
De acuerdo con esa dependencia, en dicha inspección se comprobó el estado en el que mantienen a estos animales, y determinaron que “de acuerdo con su tamaño, ambos ocupaban un 50% del espacio en las jaulas, área muy reducida, limitando su movilidad; sin contar con un área de dormitorio, sin los espacios necesarios para ser atendidos de manera inmediata cuando sea necesario”.
Foto: Edwin Hernández
Desde entonces la Procuraduría había determinado el aseguramiento precautorio de Yogui y Rayas con base al artículo 119 de la Ley General de Vida Silvestre. Sin embargo, declararon que los dueños del circo obstaculizaron su operación, “oponiendo resistencia” para que personal actuante de la Procuraduría realizara el manejo y traslado de ambos ejemplares.
Por este hecho la Profepa presentó una denuncia ante la FGR, por “desobediencia de mandato legítimo de la autoridad”, tipificado en el artículo 178 del Código Penal Federal.
Hoy, aun con el amparo que la familia Ibarra Meraz, propietaria del circo, tenía para mantener a su resguardo los animales, elementos de la Guardia Nacional vigilaron el aseguramiento de Yogui y Rayas, informándoles que serían trasladados a un zoológico ubicado en Tehuacán Puebla.
Denuncia mediática
Derivado de la pandemia por coronavirus, el 12 de abril pasado este diario informó que circos como el de Oso Ruso habían tenido que bajar la carpa —por la suspensión de eventos que aglomeren personas—, y sus dueños comenzaron a ofrecer servicios de herrería, a recibir donaciones y despensas para mantener a Rayas y Yogui, a quienes consideran como de la familia.
Tras hacerse viral su historia, organizaciones y animalistas visitaron el circo, llevaron comida para los ejemplares y aseguraron que estaban en buenas condiciones. Sin embargo, también hubo denuncias que describían lo contrario.
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A través de la plataforma Change.org, la Asociación Auxilio al Perro Amigo Oaxaca, A.C. (APAOAX) denunció que en el Circo del Oso Ruso tenían en “resguardo” a una tigresa de bengala y un oso negro americano “albergados” con faltas al trato digno y respetuoso.
Y exigían la intervención de Profepa “con los mecanismos legales a su alcance, para rescatar a estos animales, y si es viable, el decomiso para su rehabilitación y reubicación a un santuario”.
Foto: Edwin Hernández
“En el caso de la tigre, ésta tiene marcadas estereotipias por falta de enriquecimiento ambiental, lo que no sólo viola los Derechos Animales, sino además la Ley General de Vida Silvestre. En el [caso] del oso, es un ejemplar geriátrico con desnutrición, probablemente ciego y diabético, que vive entre trebejos, alambres y tubos, siempre encadenado”, se lee en su documento.
Su petición consiguió más de cuatro mil firmas y finalizó con la noticia de hoy: “¡Lo logramos! La Profepa rescató a Rayas (la tigresa) y a Yogui (el oso)”.
Luego del decomiso, Margarita Meraz comentó que los animales para nada se encontraban delgados; el oso, quien creció durante 30 años con esa familia del circo, “se ve peloncito pero ya por viejito”, afirmó. A ella, lo que más le preocupa es que ambos puedan “morir de tristeza”, pues comenta que eso sucedió con la mayoría de los animales que decomisaron hace cinco años —cuando entró en vigor la Ley General de Vida Silvestre—. Toda una vida con ellos, no le gustaría que terminara así.