Zapotecos se vuelven emprendedores para enfrentar la crisis que llegó con la pandemia

“Típico. Alimentos tradicionales”, una empresa que nació en un restaurante ubicado en Ciudad Ixtepec, y con la cual Joel Luis ha logrado colocar sus productos fuera y dentro de la región

Foto: Roselia Chaca
Sociedad 11/10/2020 11:02 Oaxaca Actualizada 08:59

Ciudad Ixtepec— La nostalgia por la comida, el sabor  y  la tierra, eso son los elementos que llevan a los istmeños radicados fuera del estado a adquirir los productos envasados y fue lo que una familia zapoteca aprovecho para emprender a través de las redes sociales y con ello afrontar la crisis. 

Se trata de “Típico. Alimentos tradicionales”, una empresa que nació en un restaurante ubicado en Ciudad Ixtepec, y con la cual Joel Luis ha logrado colocar sus productos fuera y dentro de la región, aprovechando el encierro que provocó la pandemia por Covid-19.

Joel Luis, es un joven emprendedor que viene de una estirpe de cocineros tradicionales de esta comunidad. Durante tres generaciones, desde su abuela, su  familia se ha dedicado a la elaboración de comida tradicional, así que no fue extraño que él se inclinara por el oficio y el ramo restaurantero.

Aunque comenzó su proyecto de productos envasados mucho antes de la pandemia, fue durante ésta cuando comenzó a diversificar el negocio, y pasó de tener sólo un producto a contar con 20 variedades que se colocan en tiendas locales y de la capital del estado, además de llegar a varios estados del país.

Redes sociales y tutoriales

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Foto: Roselia Chaca

Lo que hace llamativa la propuesta de Joel es la forma tan fácil, económica, rápida en la que alguien puede acceder al sabor tradicional. En menos de 10 minutos, el cliente en la comodidad de su casa tiene listo un pescado adobado con aderezo, una carne asada condimentada  o un tepache frio. Todo esto se puede lograr si sigue al pie de la letra los tutoriales que sube en la página de Facebook que el mismo dirige.

“Con 40 pesos el cliente tiene para darle el sabor tradicional a su platillo. Con ese precio, además aprende a cocinar siguiendo los tutoriales que subimos en las redes sociales, ya que sin ser expertos  pueden preparar un rico caldo usando el recaudo istmeño, o un platillo de camarones con el aderezo tradicional. No tienen nada más que abrir el frasco y agregarlo a la carne, los mariscos y listo”, cuenta. 

Según el emprendedor, la intención es que ese paisano nostálgico, que vive lejos de la tierra, “coma  rico, con sabor istmeño y económico”, explica mientras supervisa la comida del día en su restaurante. 

Para no cerrar, proponen

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Foto: Roselia Chaca

La crisis que trajo el Covid-19 pegó fuertemente a la industria restaurantera, así que el local El Típico de Joel no fue la excepción, este lugar que ocupa lo que alguna vez fue una casa tradicional que se vino abajo con el sismo del 2017, cerró por varios meses su oferta de comida,  pero en vez de despedir a sus ocho empleados, decidió buscar una estrategia para mantener las fuentes de empleo y sobrevivir a la crisis como comerciante.

Fue entonces cuando ideó seguir con la propuesta inicial de envasar y ofrecer la esencia de las comidas tradicionales, difundirlo en redes sociales y realizar envíos.

El joven, cuenta, aprovechó   el encierro para ofrecer tutoriales de cocina con sus propios productos, y fue tanto el éxito, que comenzó a comercializar en la capital del estado, el sur de Veracruz, donde radica una gran mayoría de istmeños, el centro del país y en las tienditas de la región.

“La verdad la crisis nos llevó a esto, a proponer, porque no podía correr a los empleados, así que cerramos el restaurante pero empezamos a envasar y a vender, sobre todo a los que yo llamo clientes nostálgicos, y de un producto ahora tenemos 20”, dice. 

La estrategia ha funcionado, y pese a la crisis que enfrenta todo el país, Joel mantiene a sus ocho empelados y ahora además tiene siete becarios que se capacitan en la elaboración de alimentos. “Creo que esta crisis nos llevó a proponer una alternativa”

Oportunidad de mercado

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Foto: Roselia Chaca

Edwin Hernández, es un joven  pintor muralista de Salina Cruz  especializado en dibujar flores tradicionales istmeñas, pero cuando la emergencia sanitaria llegó, hubo que dejar el pincel y apostar a su negocio de  emprendimiento “Curados biadxi”, para tener ingresos económicos, pues la crisis lo dejó sin una sola propuesta de mural, decoración  de espacios y fiestas.

Al igual que Joel,  Edwin aprendió el oficio de elaborar dulces curtidos de su abuela, que a la vez se lo enseñó a su madre y ésta a él, saberes que lo ligan a su familia a través de la cocina tradicional. Así que aún cuando los murales estaban en su auge durante el proceso de la reconstrucción tras el sismo, vio en los curtidos un nicho de mercado y comenzó por crear su propia marca, misma que creció en los últimos meses.

Un año antes de la pandemia, con mucho esfuerzo ahorró y almacenó todo el material que se  utiliza para el curtido de frutas como el ciruelo, nanches y mangos;  alcohol y el azúcar, fue así que logró adquirir la materia prima en buen precio, que después de dispararse la crisis alcanzó hasta cinco veces el valor normal.

“Si no fuera por este emprendimiento yo no tendría  ingresos, porque de la pintada me cancelaron todo. Comerciar el producto en redes ayudó, ahora ya colocamos en tiendas de la región y tenemos una producción de 30 mil litros de curados para un año” , comenta en entrevista el pintor.

“Quizás suene insensible, pero esta crisis me dio la oportunidad de ver un mercado, un nicho comercial”, comenta el ahora emprendedor zapoteco que hoy envía sus dulces curtidos a varios puntos del país.

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