Fundación Harp retomará proyecto para hospital de Juchitán, legado de Temo, quien murió de Covid-19
Cuauhtémoc De Gyves, quien era dirigente de los trabajadores, quería construir un taller de reparaciones en el Hospital Civil Macedonio Benítez Fuentes
Unos 21 días antes de fallecer a consecuencia del Covid-19, Cuauhtémoc De Gyves de la Cruz presentó, a través de sus compañeros, el proyecto para construir un taller de reparaciones en el Hospital Civil Macedonio Benítez Fuentes, de esta ciudad juchiteca. Él no verá cristalizado su proyecto, pero la Fundación Harp Helú financiará la obra.
Cuauhtémoc, recuerda la doctora Yolanda Sánchez Ulloa, dirigente de los trabajadores del hospital, siempre estaba preocupado por las necesidades de este nosocomio.
Alzaba la voz en las asambleas, cuestionaba decisiones inadecuadas y desde antes del sismo del 7 de septiembre de 2017 ya andaba madurando el proyecto para el taller de reparaciones.
Cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) entregó al gobierno de Oaxaca el nuevo edificio que alberga el hospital, en abril del año pasado, Cuauhtémoc era integrante del equipo de mantenimiento del nosocomio, y mostró extrañeza ante el edificio de dos plantas equipado con cuatro elevadores pero sin rampas para las camillas.
El pasado 20 de marzo, la última vez que Temo —como lo recuerdan con cariño sus compañeros— estuvo en el hospital, fue uno de los beneficiarios de la decisión de que las personas de la tercera edad se refugiaran en sus casas para evitar el contagio del coronavirus, y acompañó al subdirector de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Martín Mathus Alonso, a un recorrido por donde podría instalarse el taller de reparaciones.
Temo deseaba que en el mismo hospital se construyera o reparara el mobiliario, equipo de limpieza, aire acondicionado y el cableado eléctrico, entre otras cosas, para ahorrarle dinero y tiempo a las autoridades hospitalarias. Ahora, la Fundación Harp Helú acogerá el proyecto y destinará inicialmente alrededor de 3 millones de pesos.
Apasionado sindicalista
El homenaje de despedida que le hicieron sus compañeros del hospital el día que murió y fue inhumado, el pasado 14 de abril, “no fue fortuito”, añade Sánchez Ulloa, porque Cuauhtémoc fue un sindicalista apasionado y fundador del hospital desde 1991. Su vida política se nutrió en las luchas de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI).
Leopoldo de Gyves de la Cruz, hermano mayor de Cuauhtémoc y dos veces presidente municipal de Juchitán, recuerda el firme compromiso que asumió Temo en los duros meses de 1977 y 1978, cuando la ciudad juchiteca vivía bajo el estado de sitio. Aun perseguido por la policía, Cuauhtémoc encabezó mítines relámpagos en las secciones o barrios de esa ciudad del Istmo.
En 1996 fue electo como secretario de la Organización de la Subsección 02 del Istmo, del sindicato de trabajadores de salud. “Cuando me nombraron como secretaria general con Temo caminamos juntos, y cuando fui directora del nosocomio, él me ayudó desde la jefatura del almacén”, recuerda la lideresa sindical del hospital, Sánchez Ulloa.
Apenas el pasado 12 de marzo, Cuauhtémoc formó parte de una comisión de 150 trabajadores del hospital Macedonio Benítez Fuentes, que viajó a la Ciudad de México a buscar insumos, medicinas y equipos de protección para el personal médico. De regreso, el largo paro que se vivió en el nosocomio se levantó.
Necesario cuidarse.
Cuauhtémoc comenzó a sentir las dificultades para respirar y alta temperatura intermitente a partir del 31 de agosto: “Posiblemente, se contagió en la Ciudad de México”, analiza la doctora Sánchez Ulloa.
Por otra parte, su hermano Leopoldo de Gyves de la Cruz expresa que quizá el contagio fue en el hospital: “La última vez que hablé por un teléfono celular con mi hermano fue el lunes 13, como a las 11 de la mañana. Me dijo que se sentía mejor, aunque tenía dificultades para respirar. En la madrugada del martes se le complicó y cuando iban a trasladarlo a la ciudad de Oaxaca, falleció”, explica.
“La muerte de mi hermano —dice con la voz entrecortada— deja lecciones muy importantes: La primera es para los que no creen en la existencia y letalidad del virus. Es irrebatible que Covid-19 existe. La segunda enseñanza —añade— es que la infraestructura hospitalaria del Istmo no está preparada para una pandemia así. Y una tercera lección que nos deja la partida de Temo es que las autoridades deben escuchar las voces de la sociedad que reclaman una mejor atención. Ahora, debemos cuidarnos todos”, enfatiza.
Para despedir a Cuauhtémoc de Gyves no hubo música ni ritual zapoteca, tampoco rezos, pues el Covid-19, la enfermedad que amenaza al mundo, cambió las costumbres funerarias de estas tierras.