Relata Anita Jones historia de las salinas de Pinotepa Nacional

La Colección Anita Jones, donada al Museo Textil de Oaxaca por Elsa Moreno de Jones, narra la historia de este oficio a través Roberto López y su esposa Lucrecia Tapia, una familia mixteca dedicada a la producción de sal

Foto: Especial
Sociedad 27/06/2019 12:31 Redacción Oaxaca Actualizada 00:24

A finales de marzo del año 1970, Anita Jones visitó la Costa Chica de Oaxaca para documentar textiles, festividades y oficios de la Mixteca de la Costa.  Durante su estancia en Pinotepa Nacional, conoció a Roberto López y su esposa Lucrecia Tapia, una familia mixteca que se dedicaba a la producción de temporada de la sal, cuya historia puede conocerse a través de las fotografías que conforman la exposición ‘Sal de la Tierra: Las salinas de Pinotepa Nacional’ que desde este mes se exhibe en el Centro Cultural San Pablo. 

Las fotografías y bules de la Colección Anita Jones, donada al Museo Textil de Oaxaca por Elsa Moreno de Jones, narran la historia de este oficio a través del trabajo de esta familia oaxaqueña. 

La salina de Roberto se encontraba a unos 29 kilómetros al sureste de Pinotepa Nacional a las orillas de la laguna de Alotengo.  “Para extraer la sal, Roberto y sus trabajadores juntaban en bolsas de petate la tierra salada (salitre) ubicada en la capa superficial de los suelos expuestos por el retiro de las aguas de la laguna durante la época de sequía. En una construcción conocida como “tapextle,” elaborada de estacas de madera dura que sostenían capas de zacate y arena fina, colocaban el salitre y con bules de guaje fabricados por ellos mismos, echaban agua semisalada de un pozo excavado al lado de la estructura”, precisa el texto de sala que acompaña a las imágenes.

La documentación histórica indica que el oficio de Roberto fue elaborado en la misma laguna por los mixtecos de Pinotepa Nacional desde tiempos prehispánicos, aunque anteriormente también se practicaba un proceso distinto que es la producción de sal por fuego y cocción.  

Seguramente la introducción en la región del ganado mayor (vacuno y caballar) durante el siglo XVI, así como las necesidades de los esfuerzos mineros de la Colonia, ayudaron a mantener e impulsar esta industria artesanal.  Incluso las comunidades afromestizas vecinas como Chacahua y Santo Domingo Armenta empezaron a producir sal usando un tapextle.  A lo largo de la costa del Pacífico, desde Sonora hasta la Laguna de Cuyutlán en Colima y de la Costa Chica hasta Chiapas, se ha documentado el uso del tapextle con nombres como: tapeixtle, tapeite, tapesco, entre otros.  Sin embargo, no hay evidencia concreta de que sea una tecnología endémica a Mesoamérica

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