Con armadillo y jabalí… así es la ofrenda de Día de Muertos más exótica en Oaxaca
Con exótica ofrenda, los oaxaqueños reciben a los muertos en la Cuenca
La pandemia de coronavirus, que ha afectado a todo el mundo y ha dejado en Oaxaca 20 mil 875 personas contagiadas del nuevo virus y mil 628 fallecimientos hasta el momento, deja sin las tradicionales fiestas de Día de Muertos a los oaxaqueños. En 2018 publicamos una historia, que en vísperas a esta celebración rescatamos de nuestra Hemeroteca, sobre la ofrenda más exótica en la entidad que ofrece a los fieles difuntos platillos de carnes de jabalí y armadillo.
En localidades de la región de la Cuenca del Papaloapan, como San José Chiltepec, los habitantes pertenecientes al pueblo chinanteco tradicionalmente preparan más de 40 platillos que conforman la ofrenda de Día de Muertos más exótica en Oaxaca.
En esta comunidad la bienvenida a los fieles difuntos empieza nueve días antes de la celebración de Día de Muertos, y aunque este año la pandemia del coronavirus pusieron en riesgo las festividades, aquí el ritual de poner una ofrenda se realiza en los hogares.
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La tradición dicta que en el primer minuto del 23 de octubre las familias acuden en la iglesia del pueblo para dar el repique de campanas que anuncia el festín, aunque este año esta tradición se ve mermada por las medidas sanitarias para evitar contagios de Covid.
Su generosa y extravagante ofrenda que incluye animales del campo y que cada año atraería a miles de turistas sólo para admirar este altar.
Armadillo, iguana, jabalí, tuza, mapache, tortuga, guajolote, pato y pollo serán los alimentos para honrar a los difuntos primero y que después podrán consumirlos los vivos. La llegada de los animales a casa de la familia se da una semana antes de la fiesta.
Foto: Archivo EL UNIVERSAL
La ofrenda oaxaqueña se compone de nueve escalones, que representan los nueve días de rezo para el difunto y los nueve días para esperar la fiesta grande a los muertos. Cada día es dedicado a una actividad para dar forma al altar.
Como el tapete que se instala en el respaldo, en memoria de la manera ancestral de sepultar a los muertos; sobre este se colocan imágenes de santos sujetadas de espinas de naranja, que representan las espinas de la corona que usó Jesús antes de su muerte.
Foto: Archivo EL UNIVERSAL
Cuando el altar está listo, con flores de cempasúchil y borla, además de las frutas que se cultivan en la región, da inicio la preparación de la comida.
El 31 de octubre es el día dedicado a la cocina. Preparan a manos llenas siete variedades de tamales tradicionales de la comunidad, así como bebidas de la región, como el popo o pozol; dulce de yuca, camote, calabaza, nanches curtidos, entre otros. Además, en las cacerolas y recipientes más grandes se cocina la pasta de mole y chocolate que preparan en días previos.
*Fragmentos de este texto fueron publicados en EL UNIVERSAL Oaxaca en 2018, aquí puedes leer el texto original.