Universitarios experimentan con cultivos para apoyar a campesinos de Papalutla a paliar la crisis

Un grupo de estudiantes desarrolla un cultivo experimental de miltomate en Santa Cruz Papalutla, en el cual combinan sus conocimientos teóricos con los empíricos de los campesinos de esta comunidad de los Valles Centrales.

La intención es diversificar los cultivos y  generar otra opción de ingresos para sus habitantes, los cuales se vieron afectados desde el inicio de la contingencia sanitaria.

La siembra del miltomate también busca  aprovechar la capacidad productiva del campo de Santa Cruz Papalutla, porque generalmente queda inactivo durante seis meses tras las cosechas de ajo, maíz criollo y frijol; éstos dos últimos son  los cultivos tradicionales de los campesinos.

Foto: Juan Carlos Zavala

“Ante esta contingencia  pensamos en las familias de la comunidad, ya que no hay mucho trabajo, hay pocos ingresos en este momento y quisimos hacerlo con un doble propósito: poner en práctica nuestros conocimientos y apoyar a las familias del  pueblo”, explica Patricio Martínez Martínez, estudiante del Instituto del Valle de Oaxaca (ITVO).

Este proyecto, iniciado con sus compañeros estudiantes, Diego Díaz  y Uriel Poblete Ambrosio, busca crear un sistema  de siembra de miltomate que pueda ser replicado fácilmente por los campesinos, sin realizar gastos en la tecnificación de sus parcelas o la compra de insumos. Todo, a partir de información de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Patricio detalla que la temporada del ajo inicia en septiembre y octubre y se cosecha los tres primeros meses del año.  A partir de ahí, el campo se abandona por un largo tiempo hasta que empieza la temporada de lluvias.

“Mi idea fue implementar un nuevo cultivo, sembré miltomate, gladiola y  maguey,  para que la gente pudiera ver que es posible cultivar y cosechar otros insumos durante ese periodo en el  que no se siembra nada”, explica.

El joven menciona que la Semarnat publicó información sobre el ordenamiento ecológico territorial, en la cual recomienda la siembra de ciertos cultivos, según las características de la tierra en cada una de sus regiones.

Foto: Juan Carlos Zavala

Por ejemplo, la tierra arenosa es más apta para  la sandía y el  maguey. Ese concepto, dice, lo tomó y lo implementó en una sola parcela que le prestó su padre; en un sólo terreno hizo el ordenamiento ecológico.

La mitad tiene miltomate porque el suelo es muy bueno y produce bastante bien. En la otra mitad sembró maíz criollo, un cultivo tradicional. En otra pequeña sección que es arena, lo cual no da buen rendimiento, sembró maguey y, al querer probar, también sembró gladiolas; éste último, un cultivo que no es tan exigente en nutrientes, en clima y suelo: “Es muy rentable, pues la gente del pueblo usa mucho la gladiola para poner a los santos, para  cumpleaños o velorios”, dice.

“Con el miltomate descubrimos que, gracias a que sus raíces, se extienden más de 25 centímetros hace más productivo el suelo, aparte de que el miltomate es un cultivo hasta cierto punto no tan exigente de clima y básicamente es algo de la canasta básica, que se consume mucho”, comenta Patricio.

Foto: Juan Carlos Zavala

El joven menciona que pudo analizar que los campesinos de su comunidad, Santa Cruz Papalutla, son muy ricos en conocimientos empíricos que, al combinarse con los conocimientos teóricos obtenidos como estudiantes del ITVO, dan muy buenos resultados.

“El sistema lo hice muy simple para que ellos pudieran copiarlo, para que no se complicaran tanto en cuestiones técnicas, muy caras y para ahorrar insumos.

“Sé que ellos lo van a poder copiar, porque lleva su conocimiento tradicional; además, para que se atrevan a experimental con nuevos cultivos”, resalta.

Sus compañeros, dice Patricio, comparten la misma visión: que el conocimiento se debe compartir  para rescatar el campo.