Daniel y Sofía, artesanos de oficio y habitantes de la ciudad de Oaxaca, obtuvieron un ingreso extra en 2020; en lugar de gastarlo, decidieron invertirlo y concluyeron que una buena opción era rentar un cuarto en el centro de la capital y subarrendarlo en Airbnb.

“Nosotros sólo alquilamos un pequeño cuarto en el centro, en una casa de una familia. La familia vive ahí, la contactamos, la conocimos, hablamos, les explicamos de qué iba, por que ellos lo rentaban para estudiantes o lo que fuera. Nosotros les dijimos que teníamos la intención de subarrendar y nos dijeron que sí, que no había problema”.
La ciudad de Oaxaca y municipios conurbados es la que más alquileres activos tiene en el estado, con 2 mil 955, de los cuales mil 455 corresponden a la renta de casas completas, mil 479 son habitaciones y 21 habitaciones compartidas.
Las áreas de la ciudad con mayor número de alojamientos en renta en Airbnb son Jalatlaco, Xochimilco, Centro Histórico, San Felipe del Agua, Colonia Reforma, Ex-Marquezado y Santa Rosa Panzacola.
Cuando Daniel y Sofía se inscribieron en Airbnb, funcionaba de forma distinta. Antes, explican, se ofrecía lo que se tenía en casa; ahora deben responder a la demanda del mercado turístico, como si fueran un hotel.
Sus ingresos se redujeron porque ahora no sólo pagan la comisión por el uso de la aplicación, sino también los impuestos que en conjunto oscilan entre 40% y 50% del cobro del servicio por la habitación.

“Por ejemplo, antes se ganaba relativamente bien porque casi lo único que te quitaban era la comisión de la plataforma; pero con las reformas que hubo, ahora cobran impuestos y la comisión de la app subió un poco.
“Ya vienes ganando la mitad de lo que el huésped paga. Y ganar es un decir porque hay que descontarle que nosotros pagamos la renta, hay que hacer la limpieza, invertir en toallas, en sábanas, en colchón y en otros insumos acorde a los clientes”.
El cliente o huésped, dicen, también cambió. Antes eran viajeros en busca de un sitio económico o de rápido acceso para pasar una o dos noches; ahora son turistas, en la extensión amplia de la palabra, que esperan un servicio de mucho mayor valor, algo “más parecido a un hotel y hay que adaptarse y brindar ciertos beneficios. Por ejemplo, compramos un colchón nuevo cuyo precio oscila entre 4 y 6 mil pesos, sábanas de buena calidad, toallas de buena calidad, jabón, desinfectante y la inversión en protocolos de Airbnb”.
De acuerdo con el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, la única regulación que existe en Oaxaca en el uso de plataformas digitales que brindan hospedaje es el Protocolo de Colaboración entre el gobierno del estado y Airbnb, el octavo de su tipo en materia de impuestos en América Latina.

En México, detalla, la regulación del hospedaje a través de plataformas digitales se dio recientemente por iniciativa del Sistema de Administración Tributaria (SAT), a través del criterio no vinculativo 41/ISR/NV publicado el 21 de agosto de 2021 en el Diario Oficial de la Federación, en el que se estableció que los servicios de hospedaje a través de plataformas tecnológicas también deben estar sujetos al pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR), de 4%.
Mientras que a partir del 1 de junio de 2020 se aplicaron cambios en el artículo 111° de la Ley del Impuesto sobre la Renta y, desde ahí, no pueden tributar bajo el Régimen de Incorporación Fiscal si tienen ingresos de plataformas tecnológicas. Otros de los impuestos que se tributan por el uso de Airbnnb es el IVA "causado por la prestación de servicios digitales a través de plataformas tecnológicas".
“Si el huésped paga 500 pesos, 250 pesos se van entre impuestos y comisiones, y la mitad que te queda a ti lo tienes que destinar a todos los gastos: la renta, los consumibles, el papel de baño, la limpieza, la lavandería. Lo que te queda es lo que realmente se convierte en tu ganancia. Sí es poco, como para vivir de eso, pero a nosotros nos viene bien como una ayuda auxiliar a nuestro trabajo regular”, explican Daniel y Sofía.
Con la regulación de las plataformas digitales en México y los acuerdos en los estados para el pago del impuesto al hospedaje, paralelamente se ha desarrollado un fenómeno en el que las inmobiliarias han acaparado este mercado, desplazando a familias y personas que buscan un ingreso extra.
“En nuestro caso no es así, nuestro caso es un cuarto dentro de la casa de una familia que continúa con su vida normal, renta otro cuarto también donde vive otra persona normal. Somos los únicos que lo estamos subarrendando”, explican.
Según el Congreso de Oaxaca, en años recientes se observa “una nueva oportunidad de acumulación de capital detrás de Airbnb”, pues los anfitriones no son familias alquilando de manera ocasional sus casas, sino inversores y propietarios ofreciendo inmuebles residenciales de manera constante.

“Lo anterior refuerza situaciones estructurales de desigualdad, donde inversores y propietarios tienen más opciones para extraer rentas inmobiliarias, mientras los más afectados son los inquilinos, un sector con la población más vulnerable que no puede acceder a la compra, ni al aumento del alquiler, como mujeres solteras, trabajadores precarios, jóvenes e inmigrantes”, señala el informe.
“Resulta pertinente actualizar el marco normativo que permita afrontar el proceso de gentrificación en el estado de Oaxaca que trae consigo uno de sus principales catalizadores: la plataforma Airbnb”, advierte.