“Fue cesárea por el riesgo que ya se tenía de que eran tan pequeños y no fueran a vivir. Estuvieron tres meses hospitalizados, que eran los que les faltaban dentro del vientre. De esos tres meses, dos fueron en terapia intensiva y uno en terapia intermedia”, cuenta la madre de los mellizos.
“Cuando ellos nacieron no tenían la capacidad para respirar por sí solos. A esa edad, los pulmones no están lo suficientemente maduros. En esas semanas el cuerpo de cualquier bebé, no sólo el de ellos, no sabe succionar, comer por sí solo. Eso es un instinto, pero para ellos aún no estaba desarrollado, por las semanas [que faltaron]”, recuerda Claudia Calleja.

Si un bebé prematuro no recibe la atención inmediata, adecuada y especializada, es posible que provoque daños permanentes, señala.
Las primeras 72 horas después del nacimiento son las más importantes. El primer riesgo que enfrenta un bebé pretérmino es la posibilidad de que el cerebro sangre por el tamaño de sus venas; un segundo riesgo es que puedan desarrollar una enfermedad que afecte la vista, a causa del oxígeno que se les coloca dentro de la incubadora para ayudarlos a respirar.
“Pero en general un bebé prematuro requiere de muchos más cuidados. Por ejemplo, nosotros tuvimos que ir a un cardiólogo, que creo que ningún bebé antes de cumplir un año va a un cardiólogo a menos que haya algún tema; pero sí son muchos más cuidados, más especialistas y más exámenes”.
El INPer detalla que una persona prematura puede presentar inmadurez en diferentes órganos, principalmente el cerebro, los pulmones, el intestino y los ojos, con el consecuente riesgo de parálisis cerebral, secuelas neurológicas, daños en la retina, miopía, astigmatismo y ceguera, entre otras.
El periodo de hospitalización puede ser de hasta tres meses, dependiendo del tiempo de gestación que alcanzó.
“La recuperación de la persona prematura está en función de condiciones como la causa del parto prematuro, peso, tratamiento adecuado para la madurez de sus órganos, desarrollo de infecciones, cuidados al momento de nacer y otros”.

Las causas están asociadas al estrés materno, a la contaminación, a la alimentación, a la edad de las madres si son muy jóvenes o mayores de 35 años, a la preeclampsia y eclampsia, así como a infecciones.
Las cifras de años anteriores son significativamente menores: en 2018 se registraron 2 mil 522 nacimientos y en 2017 hubo mil 382.
En 2020, 2 mil 498 nacimientos en la entidad fueron de madres entre los 10 y los 17 años de edad; de los cuales, en 112 la madre tenía entre 10 y 14 años de edad; 325 adolescentes tenían 15 años; 769 contaban con 16 años, y 849 tenían 17.
La causa del parto prematuro extremo de Claudia Calleja no fue la edad; lo que provocó el nacimiento fue una infección que no fue detectada a tiempo, y que también pasó a los bebés.

“La razón por la que nacieron de manera prematura fue por una sepsis, una infección que yo tuve y que se les pasó a ellos. Ellos estuvieron con analgésicos y yo estuve hospitalizada todavía después de que ellos nacieron”, cuenta.
Sus bebés ahora tienen un año y dos meses, y un año y cinco meses; la diferencia de edad de los mellizos se debe al tiempo que pasó cada uno de ellos en la incubadora.
Afortunadamente, dice Claudia, sus bebés no presentan ninguna secuela o enfermedad por el nacimiento pretérmino.