Juchitán de Zaragoza.— Una doctora en educación y dos maestras, una en Informática y otra en Sicopedagogía, no sólo han representado a México en encuentros internacionales con proyectos científicos enfocados a mejorar la educación en la región del Istmo de Tehuantepec, sino que son mujeres que han creado métodos de aprendizaje para estudiantes con bajo rendimiento, logrando cambios en su vida y que sus alumnos se interesen por la lectura y potencialicen su creatividad.

Las hermanas María del Carmen y Minerva Cruz Loyo, y Blanca Elia Jiménez Guzmán son las tres académicas y mujeres de ciencia que emprenden desde hace varios años el proyecto Fomento a la lectura y aprendizaje en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) 91 mediante la biodanza, sistema que busca generar condiciones saludables en las personas, provocándoles amor a la vida, elevando su autoestima y activando su creatividad.

Aunque la biodanza lleva varias décadas aplicándose en el país y en el mundo, después de nacer en Chile con el educador y sicólogo Rolando Toro, no está tan difundida y pocos saben de qué trata, así que las maestras detallan que es un sistema cuya metodología trata de provocar en el participante vivencias integradoras, por medio de la música, el canto, el movimiento (danza) y situaciones de encuentro en grupo.

“En la biodanza se integran todos los niveles del ser humano en un ambiente grupal, donde a través de cierto tipo de música, caricias, movimientos, los participantes se dejan llevar por estos elementos en completa libertad, logrando potencializar habilidades, creatividad; es un método sanador, cura todos los daños de antaño, es la danza de la vida”, explica en entrevista María del Carmen Cruz Loyo.

Este sistema ha logrado buenos resultados en el medio educativo, no sólo entre los maestros que han recibido los talleres, sino entre alumnos y padres de familia, tal y como lo demostraron las catedráticas en el plantel del CBTIS 91 de Ciudad Ixtepec.

Ahí, la doctora Blanca Jiménez Guzmán puso a prueba su trabajo de investigación con 35 alumnos del cuarto semestre de bachillerato tecnológico en programación, donde se notaba una clara división entre los alumnos que se interesaban por actividades o lecturas y tenían buen rendimiento académico y los que no.

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El objetivo era fomentar la lectura y el aprendizaje a través de la biodanza, de forma lúdica y creativa, recuperando la coherencia entre emoción, cognición y acción, logrando que todos los participantes obtuvieran un equilibro emocional y gusto por la lectura, además de que desarrollaran comprensión de los textos y contextos y, por consiguiente, mejorar su rendimiento académico.

“Los resultados fueron alentadores porque se logró una disminución de jóvenes reprobados por parciales, un ligero incremento por el gusto de la lectura en jóvenes ya lectores y un gran incremento en los que no tenían interés; además, se logró que tuvieran mejor convivencia dentro y fuera del grupo de trabajo y mayor participación en trabajos por equipo y desarrollo de proyectos”.

El resultado, explican, es que demostraron que las actividades socioemocionales sí contribuyen a la actividad lectora, explica Blanca Jiménez Guzmán, doctora en Ciencias de la Educación.

Para Minerva, asesora del proyecto, la biodanza es una excelente estrategia que ayuda al alumno a tener alegría por la vida, pues lo lleva a desarrollar su creatividad.

El proyecto de estas tres mujeres las ha llevado a pisar foros internacionales, como el III Encuentro Latinoamericano de Semilleros, Grupos y Líderes de Investigación que se realizará en septiembre en Panamá.