Cadena de tiendas vende huipil con flores zapotecas del Istmo de Oaxaca como “disfraz” patrio

Victoria Gúzman, quién impulsa un proyecto textil que promueve diseños únicos y técnicas del Istmo, señala que esto muestra lo fácil que es para las empresas comercializar con la cultura de los pueblos originarios

Cadena de tiendas vende huipil con flores zapotecas del Istmo de Oaxaca como “disfraz” patrio
Foto: Cortesía
Sociedad 14/09/2022 18:40 Yalina Ruíz Actualizada 18:42

Ciudad de México.– Artesanas y usuarios de redes sociales denunciaron a la cadena de tiendas Walmart por ofrecer un “disfraz” para las fiestas patrias el cual consiste en un huipil impreso con flores, motivos zapotecos originarios de la región del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca

En un recorrido realizado por este medio se observa que en los pasillos de una de las tiendas de esta cadena comercial, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, de la Ciudad de México, se oferta dicho huipil, junto al resto de productos para las fiestas patrias. 

Ahí, entre ingredientes para hacer pozole y adornos tricolores se ofrecen dichos “disfraces” para niñas y su precio es de 229 pesos. El “disfraz”, como lo denominó la tienda, contiene blusa, falda y diadema. 

 

 

Al respecto, Victoria Gúzman, quién lleva nueve años impulsando el “Baúl de Victoria”, un proyecto textil donde se promueven diseños únicos, “elaborados con amor” y donde se manejan diferentes técnicas del Istmo, señala que este tipo de productos muestran lo fácil que es para las empresas comercializar con la cultura de los pueblos originarios, en este caso de Oaxaca

Originaria de la comunidad zapoteca de Asunción Ixtaltepec, Victoria dice en entrevista con EL UNIVERSAL, que este tipo de práticas banaliza el legado de los pueblos originarios y demuestra la facilidad para comercializar con la cultura y el no tomarse el tiempo de saber qué están vendiendo. 

“Es una burla la palabra disfraz, no es sólo vender una cosa, es un símbolo, una expresión de nuestro pueblo que nos caracteriza, que dice quiénes somos. Qué enseñanza se les está dando a los niños sobre la diversidad que existe”, reitera Guzmán.

También reflexiona que a varias empresas internacionales, diseñadores y tiendas se les hace fácil plagiar los textiles, ya que lo ven como una entrada de dinero, no como un símbolo de identidad de una comunidad, como ha sucedido con varios textiles de diferentes estados de la República Mexicana. En el caso de Oaxaca, la blusa de Santa María Tlahuitoltepec, que plagió la diseñadora Isabel Marant, y las flores zapotecas usadas por Carolina Herrera.

Los dos huipiles que oferta la tienda Walmart imita a los huipiles bordados cuya elaboración toma aproximadamente dos meses. “Es todo un proceso realizar un huipil, desde comprar las telas, seleccionar los hilos, dibujar las flores y bordarlas, su precio llega a los 2 mil 500 pesos”, indica Victoria.

Además, enfatiza que portar un huipil es un elemento de identidad: “representa la línea de mis ancestras, es una conexión entre mujeres, con la naturaleza y la fuerza. Expresan corporalmente cosas distintas, en una fiesta somos las protagonistas”. 

Para Yasnaya Aguilar, lingüística ayuujk, los huipiles representan la resistencia de la memoria de las mujeres a través de los siglos, a pesar del racismo, opresión y las manifestaciones de odio. “El huipil sigue floreciendo por la resistencia y la habilidad de las mujeres que se negaron al sistema que trataban de desaparecer las variedades del huipil”, indica en las redes sociales de la organización binacional Comunidades Indígenas en Liderazgo (Cielo). 

En México, comunidades y artesanos indígenas tienen la posibilidad de denunciar cuando detecten casos de plagio, no sólo de textiles sino de cualquier bien material de los pueblos originarios, pues ya existe la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas

Dicha ley contempla  castigar hasta con 20 años de prisión y multas de hasta 4 millones 400 mil pesos a quien reproduzca, copie, imite o se apropie de expresiones de su patrimonio cultural sin su consentimiento.

 

 

La iniciativa para su creación data de noviembre de 2018 y fue impulsada por la senadora Susana Harp Iturribarría; no obstante, según la legisladora, hace falta que el Estado establezca las sanciones correspondientes para que ésta funcione y proteja el patrimonio material de las comunidades indígenas de todo el país.

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