Oaxaca de Juárez.- “La maternidad será deseada o no será”, resuena en las marchas que las colectivas feministas organizan para exigir la garantía de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. En la vida de Resister —nombre que usa para reservar su identidad—, quien ha marchado con un pañuelo verde en la muñeca, incluso acompañada de sus hijos, la consigna toma sentido, pues relata que decidió convertirse en madre hasta que estuvo lista.
Resister estaba en la universidad cuando supo que no estaba lista para ser madre y fue hasta cumplir 30 años, cuando vivió en plenitud de conciencia y decidió su primer embarazo. Sin embargo, pese a estar segura de ello, el camino de la maternidad, relata, fue sinuoso.
Durante los primeros años de su primer hijo tuvo que hacerse cargo de la manutención y crianza de su pequeño, viviendo sola, pero acompañada de la sororidad de un grupo de mujeres que acompañaban su proceso.
Desde entonces, afirma, sabía que quería maternar de una manera en la que se sintiera libre y también otorgar la libertad a sus hijos para ser ellos mismos.

Foto: Mario Arturo Martínez
Y continúa relatando su historia: “Durante los primeros años hubo momentos difíciles. Me tomó mucho tiempo, casi cuatro meses, encontrar un departamento para vivir con mi hijo, porque en la mayoría de los espacios en renta, no aceptan hijos”, lamenta.
Luego, suspira al señalar que para las mujeres que asumen solas la crianza de sus hijos, el trabajo, las labores del hogar y de la propia maternidad, les impiden a veces tener tiempo para disfrutar con sus hijos.
Sobre la crianza de sus hijos, detalla, ha buscado siempre que ambos tengan una opinión propia y conozcan desde pequeños que su punto de vista y su decisión sobre sí mismos, es válida. Hoy, sus pequeños colaboran en la cocina, le ayudan con labores del trabajo, e incluso, disfrutan de salir a las marchas de las colectivas feministas.
Sin embargo, sostiene que no todo es “lindo y agradable”, pues tuvo que poner pausa, durante casi dos semanas, al activismo, la crianza, la vida en pareja, sus proyectos, para poner prioridad y tiempo a su salud.
“También abrazo los momentos de sombra para ir aprendiendo lo que nadie me enseñó y entender que está bien estresarse… perdonándome por los gritos que pegué en la noche en el tráfico y separarlos cuando se pelean… creo que todo es feminista mientras lo cuestiones y aceptes que te vas a equivocar mientras avanzas”, indica.

Foto: Mario Arturo Martínez
Y aún contra las opiniones de amigos, familia y personas que opinan sobre la crianza de sus hijos, Resister admite que extender los límites de sus hijos los hace seguros de sí mismos y con opiniones propias. Uno de ellos gusta de tener el cabello largo, mientras que el otro, a pesar de tener seis años, es fanático de la cocina y está determinado en convertirse en chef. Ambos procesos son alentados y apoyados por sus padres.
Su familia incluso vivió la desaparición de una de sus primas, quien por fortuna apareció días después, pero el acontecimiento permitió a los pequeños dimensionar lo que su mamá antes les había explicado: “Por favor, no dejes de ir a marchar”, le pidieron.