Con computadoras de paneles solares enfrentan rezago educativo en comunidades sin conectividad de Oaxaca

A pesar de que la tecnología está avanzando, muchas comunidades todavía no tienen acceso a ella, no porque no puedan manejarlas, sino porque no están pensadas en su diversidad intercultural, dice colectivo

Con computadoras de paneles solares enfrentan rezago educativo en comunidades sin conectividad de Oaxaca
Con computadoras de paneles solares enfrentan rezago educativo en comunidades sin conectividad de Oaxaca. Fotos: Especial
Sociedad 07/10/2022 10:33 Juana García Actualizada 12:13

Juxtlahuaca.– “El derecho a tener educación implica también tener derecho a la educación a nuestra propia lengua y de ahí las condiciones materiales para acceder a este derecho de manera digna”, expone a EL UNIVERSAL Tajëëw Díaz Robles, coordinadora del proyecto Endless Oaxaca Multilingüe, proyecto colaborativo entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y Fundación Endless, cuyo objetivo es mejorar los problemas de conectividad en comunidades rurales de la entidad.

El proyecto, a través de la gestión de un colectivo triqui de San Andrés Chicahuaxtla, en la Mixteca de Oaxaca, entregó 39 computadoras a profesores y autoridades de Unión de los Ángeles, que funcionan con paneles solares, porque la comunidad carece de electricidad.

“Estuvimos dando vueltas para los trámites, por fortuna nos apoyó mucho el profesor Misael Hernández, del colectivo triqui de Chicahuaxtla y finalmente le fueron entregados los equipos a los niños”, explica a EL UNIVERSAL José Hernández Gutiérrez, director de la escuela y profesor bilingüe.

La coordinadora de Endless Oaxaca Multilingüe señala que Unión de los Ángeles es una de las comunidades más alejadas con condiciones menos óptimas para este tipo de proyectos: “En este sentido, nos interesa mucho saber qué tipo de tecnología se necesitaría si no funcionara esta”. 

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Para llegar a comunidades como Unión de los Ángeles, Yutuzaní y Llano de Pasto, tan sólo de la capital oaxaqueña a Santiago Juxtlahuaca, cabecera municipal, son cerca de seis horas de viaje; el resto del camino hay que hacerlo a pie.

Después hay que recorrer más de dos horas en vehículo por una carretera de terracería con tramos de deslaves, por las constantes de las lluvias. Al llegar al punto del “estacionamiento”, hay que continuar a pie otras dos horas. Entre platanares y pinos, se resguardan las familias de Unión de los Ángeles; a media hora está Yutuzaní y dos horas más adelante se llega a Llano de Pasto.

“No hay ninguna comunidad con las que trabajamos donde no haya carretera hasta la escuela; no hemos tenido que cargar durante dos horas y media a tres computadoras para entregarlas a una escuela, en comunidades donde no hay luz eléctrica”, dice sorprendida la antropóloga ayuujk Tajëëw Díaz Robles, quien afirma que hasta ahora no conocían una comunidad en condiciones similares a las de Unión de los Ángeles.

Reconoce que el proyecto que coordina trabaja en comunidades más conectadas.

“Hay comunidades que sí tienen luz y que tienen una conexión estable, como en la zona chatina, donde también estamos trabajando en uno de los municipios, pero ahí llega la señal del celular, entonces, implica otra dinámica para el trabajo con las computadoras porque pueden comunicarse de una manera diferente”, plantea.

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Para estas tres comunidades triquis sólo hay dos escuelas, que hasta 2021 contaban con unos 100 estudiantes, tal como documentó EL UNIVERSAL en su momento.

De acuerdo con un informe de la Secretaría de Bienestar, 75.4% de la población de Santiago Juxtlahuaca estaba en situación de pobreza en 2020:  42.2% en moderada y  33.2% en extrema.

En ese año, 30.4% de su población estaba en rezago educativo, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

“La tecnología está avanzando, cada vez tenemos dispositivos más modernos que facilitan la comunicación, pero que en muchas comunidades todavía no tienen acceso a esas tecnologías y no es porque no puedan manejarlas o no puedan usarlas, sino que son tecnologías que no piensan en esta diversidad intercultural que existe en las comunidades”, dice Díaz Robles.

La coordinadora explica que los equipos portátiles usan un sistema operativo basado en Linux y pensado para zonas sin conectividad: “Tiene contenido precargado, es un sistema robusto y trae enciclopedias, libros, aplicaciones, juegos, entre otros. Es bastante útil sobre todo cuando no se tiene internet”.

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El proyecto trabaja desde el 2019 en la región triqui, especialmente en la comunidad de San Andrés Chicahuaxtla, donde un colectivo de maestros se ha involucrado en el sistema operativo de software libre, con el que han aprendido a utilizar casi todas las aplicaciones, comenta la coordinadora.

“Uno de los objetivos principales del proyecto es reducir esta brecha de conectividad, que a veces no es posible solamente con internet, pensando que cerrar la brecha es la conectividad de internet. 

“Pero pensar en brechas de comunicación, también es el acceso a la información y con estos equipos se puede de alguna manera reducir un poco esta limitación de tener acceso a ciertos contenidos”, añade.

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