Grito antirracista en EU resuena en lenguas indígenas tras dichos discriminatorios contra comunidad de Oaxaca

Voces indígenas retumbaron en redes y calles de Los Ángeles para que se ponga un freno al racismo, la violencia lingüística y la discriminación

Grito antirracista en EU resuena en lenguas indígenas tras dichos discriminatorios contra comunidad de Oaxaca
Grito antirracista en EU resuena en lenguas indígenas tras dichos discriminatorios contra comunidad de Oaxaca. Fotos: Cortesía CIELO
Sociedad 26/10/2022 12:25 Arlen Pimentel Actualizada 17:01

CDMX.— Hay pueblos que renacen a miles de kilómetros de distancia. Atrás se quedan colgando las casas en las montañas, como las de la Sierra Norte de Oaxaca.

“Nadie sale de la sierra donde hay agua, donde hay nubes, donde hay pájaros, para meterse en un tráiler y ver si se muere, eso no es así, la gente está obligada a migrar”, dice Odilia Romero Hernández, una de las líderes más visibles del movimiento indígena contra el racismo en California, en entrevista con EL UNIVERSAL.

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“En mi caso, todo mi pueblo está aquí. Mi mamá está aquí, yo ya no tengo familia en México, en Oaxaca. Ya toda mi familia está en Estados Unidos, especialmente en Los Ángeles”.

Para Romero, quien llegó hace 42 años a Los Ángeles desde San Bartolomé Zoogocho, Sierra Norte, sin hablar otra lengua más que el zapoteco, el movimiento de los pueblos indígenas vive un momento de auge en el que se enuncia con orgullo su identidad ayuujk, mixteca, tacuate o chinanteca.

“Es una generación que se está levantando más, una generación que tiene más conciencia. Es el resultado de tanta gente que ha migrado que ahora tiene hijos, algunos que sí se les ha enseñado la lengua, algunos que no, pero que siguen en la lucha por los derechos humanos de las comunidades indígenas, porque la latinidad nos come”.

Odilia Romero es fundadora de Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO), primera organización de mujeres indígenas de Los Ángeles que luchan contra el racismo, la discriminación y por la visibilización de las lenguas originarias.  

Su labor fue fundamental durante la pandemia por Covid-19, cuando mujeres mayas, personas zapotecas y mixes que trabajaban en fábricas de costura, por ejemplo, murieron a causa del virus, señala Romero Hernández, cuya organización recaudó 2.3 millones de dólares entregados directamente a la comunidad, ante la ausencia total de apoyos gubernamentales para la población indígena. 

 

También crearon We Are Here (Estamos aquí), un mapa que ubica a la población hablante de 17 lenguas indígenas en los barrios de Los Ángeles: más de 11 mil hablantes originarios de 30 comunidades de México y países de Centroamérica.

Zapoteco, ayuujk y chinanteco son las lenguas del estado de Oaxaca que más se hablan en la ciudad; también hay tacuate, mixteco, chontal, amuzgo, purépecha, náhuatl, maya y tseltal. Además de kaqchiquel, akateko, mam y q’anjob’al.

“Ya con el mapa preliminar fuimos al condado de Los Ángeles y dijimos mira: aquí hay comunidades indígenas, estas son las 17 lenguas que se hablan. Y con eso pudimos abogar a que se les entregaran 1.8 millones de dólares en tarjetas para ir a comprar comida”, detalla.

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“Sostenemos dos economías”

La activista trabaja como intérprete trilingüe, pues además de zapoteco habla inglés y español. Como ella, afirma, su generación se dedica a trabajos técnicos; así es como se convirtieron en parte esencial de la economía de California.

“Los mixtecos y triquis están en zonas agrícolas; los zapotecos y mixes en zonas urbanas, tú no puedes venir a Los Ángeles y no comerte un taco sin saber que es alguien de un pueblo mixe que te lo está preparando.

“Somos parte esencial de la economía de esta ciudad, de este país y de México también, porque sin remesas no sobreviven”, señala contundente Romero, en videollamada desde su casa en Los Ángeles.

“Siempre digo: la economía de dos países la sostenemos con nuestras venas multilingües”.

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Marcha histórica del orgullo indígena

En las últimas semanas, voces indígenas retumbaron en redes y calles de LA, luego de la difusión de una plática de tres concejales que hicieron comentarios discriminatorios contra la comunidad originaria de Oaxaca que reside en Coreatown.

Unas 16 organizaciones culturales, políticas y sociales no han parado de exigir la renuncia de los concejales, así como una serie de medidas para que el gobierno de Los Ángeles ponga un freno al racismo, la violencia lingüística y la discriminación.

“Fue muy emotivo ver cómo se organiza la comunidad y sentirse orgulloso, salir y decir ‘soy indígena, soy de este pueblo, soy de este otro pueblo’. Porque aquí lo que nos borra nuestra existencia como pueblos indígenas es el movimiento latino”, acusa la zapoteca zoogochense de 52 años, un día después de participar en una marcha que califica de “histórica y enorme”, en la que los huipiles y huaraches fueron vestidos con orgullo.

Entre sus demandas está una campaña para visibilizar la existencia de los pueblos indígenas, pero también las raíces del desplazamiento forzado de la fuerza laboral a Estados Unidos.

“Yo siempre digo que a la gente le encanta Oaxaca. Vas, compras la vestimenta, tomas el mezcal, comes el mole, tanto amor por Oaxaca… pero no por su gente. O sea, las personas quieren todo de ti, menos a ti como indígena”.

 


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