Irving Cano, el pintor de Oaxaca que lleva la cultura zapoteca a murales de realidad aumentada

El artista istmeño Irving Cano encontró una fusión entre el realismo y la cultura zapoteca para crear su arte, el cual ha podido llevar a varios países como los Emiratos Árabes Unidos

El artista Irving Cano encontró la inspiración en la cultura zapoteca, la cual plasma en murales
El artista Irving Cano encontró la inspiración en la cultura zapoteca, la cual plasma en murales. Foto: Cortesía
Sociedad 24/02/2022 10:55 Christian Jiménez Actualizada 11:41

Oaxaca de Juárez.- Nacido en Santa María Xadani, en el Istmo de Tehuantepec,  Irving Cano se define como un artista plástico poco convencional, pues su formación autodidacta y su tardío comienzo en el arte le han impulsado para aprovechar todas las oportunidades que se le presentan.

A sus 33 años de edad, Irving ha participado en numerosas exposiciones y colaboraciones artísticas; la más reciente, en la segunda edición de la exposición colectiva Spirit of Arts, en Santa María Huatulco, con un mural intervenido con realidad aumentada.

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"No comencé desde pequeño"

 

“No he sido el típico artista que desde pequeño comenzó a pintar, me di cuenta que tenía las habilidades a los 15 o 16 años, porque en la primaria o desde muy pequeño intenté dibujar y no se me daba”, recuerda en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Después de unos años, me tocó ver una exhibición de grafiti y me llamó la atención la técnica. Tuve inquietud sobre cómo usando un aerosol se pueden hacer figuras estéticas y comencé a practicar”, dice.

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Foto: Cortesía

Aunque el probar habilidades en el arte urbano fue esperanzador para el artista, lamenta que cuando pidió apoyo a otras personas con experiencia, nadie quiso apoyarlo.
Esta negativa, sostiene, fue una motivación para abrirse camino por sí mismo. “Pensé: si es algo que tengo que hacer, me tiene que costar”.

Egresado de la licenciatura en Sistemas Computacionales, abandonó el Istmo de Tehuantepec para mudarse a Morelos, convencido de que su camino estaba en la carrera que había hecho en la educación formal.  Irving dejó por completo el arte y ejerció su carrera por cinco años, hasta que se dio cuenta de que no era lo que le llenaba.

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“Sabía que me encantaba el arte y que podía vivir de ello. Me decidí a dejar todo; tenía un buen trabajo, el empleo que todo universitario desea: una oficina cómoda y poca carga laboral”, comenta.

Tras la ruptura con su profesión, sintió la necesidad de volver a la tierra que lo vio nacer y, una vez en el Istmo,  tuvo una conexión con sus raíces. Aunque actualmente sigue  en Morelos, admite que su visita le ayudó a valorar lo que le rodeaba.

Cultura zapoteca, su inspiración

 

La fuente de inspiración para su arte, desde el primer momento, fue la cultura zapoteca. Las experiencias que tuvo de niño, cuando vivió con sus abuelos, con quienes aprendió a hablar zapoteco a la perfección.

“Me inspira el arte muy a detalle, los retratos, el realismo y encontré la forma en cómo fusionar el realismo con mi cultura, pude combinar esas dos cosas y plasmar la cultura zapoteca, sintiéndome siempre orgulloso de mis raíces y mi trabajo”, afirma.

Irving reitera que sus inicios fueron complicados, “pero siempre he sido una persona muy positiva,  me doy cuenta de todos los detalles que me faltan por mejorar y he aplicado siempre los consejos que me dan, con una actitud positiva. Todos los retos los he visto como una oportunidad y lo he aprovechado. Me enfrenté, incluso, a discriminación por haber representado a la cultura que para muchos era muy desconocida”.

En el comienzo de su carrera, relata, que un hombre pintara flores estaba mal visto. Las oportunidades eran muy pocas, ya que hasta hace poco el arte urbano era penalizado y fue difícil encajar en el mundo del arte con su estilo particular.

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Foto: Cortesía

Un día fue invitado a un festival en la Ciudad de México, donde asistieron artistas de varios países. “Sabía que era la oportunidad de mostrar quién era y qué hacía. Ahí conocí a unos artistas que después me invitaron a participar en un proyecto en Dubai”, cuenta.

Lleva su arte al mundo

 

El proyecto se desarrolló en Emiratos Árabes Unidos en 2016, con el fin de revitalizar espacios públicos. Consiste en un mural al aire libre, que es, según el artista, el más grande del mundo, pues tiene una extensión de más de nueve kilómetros.

A partir de entonces, el arte de Irving se dio a conocer en el mundo; así recibió la invitación de la embajada de Jamaica a participar en tres intervenciones artísticas. Lugares como Vancouver, Canadá;  Chicago y Texas, en Estados Unidos; Frankfurt, Alemania, y República Dominicana,  entre otros, han brindado calles al artista oaxaqueño que emplea edificios y bardas como lienzos para plasmar  figuras y rostros de la cultura zapoteca.

“Siempre esperé que eso pasara, demostrar la relevancia de la cultura zapoteca, que tiene mucha importancia”, dice.

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