Terremoto, pandemia e inflación debilitaron Velas de Juchitán; piden declararlas patrimonio de Oaxaca

Tras tres años de silencio, estas fiestas masivas vuelven a esta ciudad zapoteca, pero de las 15 tradicionales cinco sólo serán convivio ante aumento de precios

Terremoto, pandemia e inflación debilitaron Velas de Juchitán; piden declararlas patrimonio de Oaxaca
Foto: Especial
Sociedad 17/05/2023 14:36 Alberto López Morales / Corresponsal Actualizada 14:36

Juchitán. –El terremoto que en 2017 devastó al Istmo de Tehuantepec, la pandemia de Covid-19 y la inflación que ha golpeado con fuerza la economía zapoteca han debilitado la organización de las fastuosas Velas juchitecas, de sus tradicionales tiradas de frutas y las no menos famosas Lavadas de ollas o las fiestas del recalentado, celebraciones que forman parte vital de la identidad de esta ciudad. 

Es ante este debilitamiento que  en Juchitán han comenzado a escucharse voces que llaman a fortalecer la tradición y evitar la agonía y extinción de estas celebraciones. 

“Algo debemos hacer para evitar que nuestras fiestas del mes de mayo entren en agonía, porque son el motor que fortalece la economía del municipio, con sus múltiples actividades productivas”, dice la presidenta de la Vela San Vicente Ferrer lado Norte, Geraldina Santiago Velásquez.

 

 

Las Velas, consideran historiadores y antropólogos, representan las fiestas mestizas que son la fusión de los ritos anteriores a la llegada de los españoles con las manifestaciones católicas. Éstas nacieron para agradecer la vida y después adorar a los santos.

En este 2023, al menos cinco de 15 Velas que históricamente se celebraban en Juchitán no se realizarán como tal, sino como “convivios vespertinos”, por lo que dejarán atrás los grandes bailes nocturnos que duran hasta el amanecer. Incluso, estos festejos se organizan con menos socios, sin tiradas de frutas y y también sin las llamadas Lavadas.

La explicación de esta agonía es simple. Los socios de las Velas, comerciantes en su mayoría, no han podido recuperarse económicamente desde que ocurrió el terremoto de 2017, que literalmente rompió los negocios y no hubo ayuda para reconstruirlos, solo hubo apoyos para levantar las viviendas.

 

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El regidor de Desarrollo Económico y Turismo del gobierno de Juchitán, Héctor Pineda Santiago, comenta que a la destrucción  del terremoto, hay que sumar la crisis que trajo la pandemia de Covid-19, que lamentablemente también causó la muerte de socios y mayordomos de diferentes velas.

Durante tres años, a partir de 2020, la pandemia no permitió la celebración de las fiestas, tampoco las reuniones mensuales de las sociedades y menos en el acompañamiento en los sepelios, velorios o misas, explica el funcionario.

“Con la pandemia todos los socios, que en su mayoría somos de la tercera edad, estuvimos encerrados, nos contagiamos, algunos perdieron la vida y otros sobrevivimos, pero el Covid-19 nos golpeó, nos debilitó en la organización”, detalla la profesora Geraldina Santiago Velázquez.

 

 

A esos golpes mortales se sumaron otros más: la casa vez más difícil situación económica y el aumento de precios. 

Sin fiesta durante tres años, la economía juchiteca se comprimió y enfrentó con poco éxito la espiral inflacionaria. Primero todo escaseó y después todo volvió a subir de precio. En este año, una sociedad o un mayordomo, desembolsará el doble o más, que en 2019 o 2017.

Por ejemplo, en la primera tirada de fruta de este mes, que correspondió a la Vela Guzebenda, para agradecer los alimentos que proporciona el mar y las lagunas a los pescadores, participaron menos de 12 carretas, antes iban más de 30 encabezando el paseo por las calles.

Originalmente, recuerdan los socios que comenzaron a participar en la organización de las velas en 1971, los campesinos dueños de las carretas encabezaban las regadas de frutas, en las calles, a cambio de una dotación de panes y chocolates proporcionados por el mayordomo.

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Desde 2010, los dueños de las carretas y los bueyes, empezaron a cobrar una renta de 200 pesos por tarde de regada. Para este 2023, la renta asciende a 600. Si un mayordomo desea lucir las tradicionales 50 carretas, deberá desembolsar 30 mil pesos sólo para rentarlas.

Además, la materia prima para preparar los bocadillos que el mayordomo y los socios ofrecen a sus invitados en la noche de la Vela, en la misa y en la Lavada de Olla, ha sufrido incrementos desmedidos de precio. 

“La inflación nos pega duro”, dice la señora Rosa.

“Todo ha subido de precio”, admite la profesora Geraldina, quien comenta que para participar en una regada, la renta de un caballo va de 2 mil a 5 mil pesos, mientras que la confección de un carro alegórico fluctúa entre 12 y 15 mil pesos.

“Obviamente que esa derrama económica se queda en la ciudad, pero el problema es que, por el terremoto y la pandemia, no tuvimos ese proceso de adaptación, y de golpe, nos pegaron con los precios de los regalos que se entregan en la regadas de frutas”, explican las organizadoras.

Fue ante esa situación que los socios de las Velas Cantarito, (alfareros), Santa Cruz Ique Guidxi (Santa Cruz del Pueblo), Guela Beñe (del lagarto), San Isidro Labrador Sur (de campesinos maiceros), y Santa Cruz Quinto, acordaron que no realizarán las Velas, sino solo convivios vespertinos.

Esta decisión no es inócua. en Oaxaca, destacan Héctor Pineda y Geraldina Santiago, hay ciudades que basan su economía en las remesas, como las de la  región Mixteca, o en el turismo de playa, como en la Costa, pero en el Istmo de Tehuantepec y en Juchitán en particular, la fortaleza de la economía radica en las fiestas.

“Todo lo que se mueve alrededor de las fiestas no tiene límites: música, vestuario, accesorios, peinados, alimentos, artesanía, hoteles, restaurantes, mercados, transporte, regalos, todo lo que uno pueda imaginar y hasta lo que no”, dicen por separado.

 

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Con la finalidad de mantener vivas las tradiciones de las Velas y evitar su paulatino debilitamiento, en Juchitán, explican, crece la idea de que el Congreso local las declare como parte del patrimonio cultural y se les asigne, mediante un comité de festejos, los fondos económicos necesarios. Hasta el momento sólo se trata de una propuesta.

 

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