Morirán 300 mil aves al año por parques eólicos, acusan

La región del Istmo enfrenta también otros daños ambientales por estos parques

Especiales 25/03/2018 19:21 Juan Carlos Zavala Juchitán de Zaragoza, Oaxaca Actualizada 19:21

Los parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec causarán la muerte de unas 200 mil aves y 300 mil murciélagos al año, las cuales colisionan con los aerogeneradores, según el estudio “El Ibex 35 en guerra contra la vida”, que presentó la asociación civil Ecologistas en Acción, en febrero pasado.

El informe toma como base los mismos estudios de impacto ambiental, realizados por el Banco Mundial, en esta región de Oaxaca en el año 2011.

Según el Banco Mundial, un solo parque eólico —La Venta II, con 98 molinos construidos por Gamesa e Iberdrola y operado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE)— habría ocasionado la muerte por colisión de al menos 3 mil 900 aves y 6 mil murciélagos en un año.

Ecologistas en Acción dedujo que si se considera que el corredor eólico del Istmo de Oaxaca prevé la implementación de 5 mil torres, el impacto ambiental es considerable: “se estima que podría provocar la muerte de 200 mil aves y 300 mil murciélagos al año, especies que tienen una función ecológica como dispersoras de semillas y polinizadoras”.

Una de las razones de la  biodiversidad en el Istmo, explica, es que en la región convergen las principales rutas migratorias de las aves de América. Aproximadamente llegan a volar 690 mil aves al día, lo que la convierte en una de las zonas con mayor tránsito  y entre las que se encuentran al menos 16 especies amenazadas.

La muerte de aves no es el único impacto ecológico de los parques eólicos. De acuerdo con  Ecologistas en Acción, también provocan la degradación del terreno por la cimentación de las torres, el aumento de la erosión, la eliminación de la cubierta vegetal y la pérdida de tierra fértil.

Además, advierte que en parques eólicos de Iberdrola y Gas Natural Fenosa la construcción de vías por parte de las empresas ha generado inundaciones en los campos de cultivo y pérdidas en las cosechas, como consecuencia del desnivel existente entre los terrenos sembrados y los nuevos caminos; así como la contaminación de tierras y aguas subterráneas por aceites y otros desechos utilizados para el mantenimiento de los aerogeneradores.

“Por último, la elevada ocupación de tierras que requiere la construcción del megaproyecto está generando cambios en el uso de suelo, así como un fuerte proceso de privatización de tierras”, sostiene la asociación civil

 

 

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