El sismo y la responsabilidad de los particulares

Héctor De Mauleón

Aquel martes siniestro Lucía Isabel Zamora Rivera se hallaba en el tercer piso de Álvaro Obregón 286, en la colonia Condesa. El edificio se le vino encima a las 13:14, cuando corría con un compañero de trabajo hacia las escaleras de servicio.

Luego le contó a Paola Rojas que ni siquiera supo en qué posición quedó atrapada. “No sé si estaba vertical, no se inclinada o parada”.

El horror en el que alguna vez todos los habitantes de esta ciudad hemos pensado, se hizo realidad aquella tarde.

“Tenía las piernas estiradas, movilidad en los brazos y en el tronco, pero es que todo a mi alrededor era vidrio, concreto. Quedamos empanizados totalmente, también con dificultades para respirar.

“Al principio recuerdo que estaba como un poco inclinada y no podía respirar, y conforme pasó el tiempo, Isaac y yo nos hicimos espacio entre los escombros pues para estar lo más cómodos posible”.

La joven recordó que Isaac y ella estuvieron “hombro con hombro”. “Caímos juntos desde el primer momento, ambos no lo creíamos, es que no puedes creer que te veas ahí adentro”.

Aquel mismo martes, Ricardo Contreras Santana bajó desde el tercer piso de un edificio ubicado en Bolívar 168. Trabajaba como chofer en una empresa dedicada a la fabricación de bisutería para vestidos.

Su jefe, de nacionalidad coreana, acababa de enviarlo a comprar comida. Aquel día trabajaban en el tercer piso otras seis personas.

Ricardo le relató al portal Animal Político:

“Éramos tres choferes y cada día uno iba por la comida y ese día me tocó a mí. Al salir de la puerta del edificio, a los cinco metros, comenzó a temblar y yo vi cómo se cayó. Todo fue muy rápido”.

El edificio se desplomó en unos segundos. 21 personas fallecieron. Otras dos fueron rescatadas con vida de los escombros.

Las dos historias tienen en común edificios construidos hace más de 30 años.

Según un listado provisional de inmuebles dañados y colapsados que la delegación Cuauhtémoc elaboró tras el sismo del pasado 19 de septiembre, la mayor parte de las construcciones afectadas en colonias como Roma, Condesa, Guerrero, Centro, Santa María y San Rafael, poseen una antigüedad de entre 30 y 80 años.

A partir de “datos proporcionados en los domicilios” e información contenida en sus propios archivos (2004 a la fecha), la delegación que encabeza Ricardo Monreal logró establecer, por ejemplo, que al menos 60 inmuebles que hoy se hallan en alto estado de riesgo fueron levantados antes del terremoto de 1985.

El listado contiene una construcción de aproximadamente 80 años de edad en Guerrero 39; una de 70 en Edison 11, y otra de 60 en Jaime Torres Bodet 94.

En las calles de Palma y Victoria se detectaron tres inmuebles de alto riesgo con alrededor de 50 años de edad.

En el documento se encuentran 17 edificios con edad aproximada de 40 años, y otros 17 que exceden los 32.

Los archivos establecen que algunas de estas construcciones recibieron visitas de verificación “por establecimiento mercantil, por obra o por protección civil”.

El edificio de Victoria 100, por ejemplo, recibió seis visitas en 2013. El inmueble de Doctor Lucio 102 fue clausurado incluso en el año 2013.

La lista incluye once edificios colapsados en terrenos de la delegación. Salvo el de la esquina de Amsterdam y Laredo, cuya construcción es “posterior a 2008”, el resto corresponde a inmuebles “de construcción no reciente”.

De la mayor parte de los edificios dañados o colapsados no existen antecedentes en la delegación Cuauhtémoc. Eso significa que nunca fueron modificados o que sus dueños —desde el momento de su construcción— no volvieron a realizar trámite alguno ante las autoridades.

Eso significa que a estos edificios probablemente tampoco se les dio mantenimiento, nunca se pidió su revisión estructural.

El documento elaborado por la delegación no es definitivo. Pero sus líneas generales apuntan a que —al margen de la consabida corrupción oficial— los responsables de esta tragedia, al menos en Cuauhtémoc, pudieron ser también los particulares.

En una buena parte, los particulares.

@hdemauleon

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