Mientras “atendían las causas”, creció el monstruo
A los crímenes se sumó la ejecución de un expolicía. En todos los casos los agresores huyeron tranquilamente
En julio de 2024, el asesinato del jefe de operaciones especiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Milton Morales, frente a una pollería de Coacalco de Berriozábal, en el Estado de México, activó los reclamos sobre la inseguridad salvaje que priva en dicho municipio.
Los vecinos exigieron la presencia de la Guardia Nacional y que la policía estatal se hiciera cargo de la vigilancia. Acusaron a los municipales: “Han dejado solas las colonias”. “A todas horas hay asaltos en motocicleta, ejecuciones y cobro de piso”, señalaron.
Ahí, las ejecuciones habían aumentado 25% en el último trimestre de 2023.
El director de seguridad pública de Coacalco, Armando López Arteaga, figura en la lista de mandos investigados por el Operativo Enjambre, según confirman al columnista fuentes de seguridad del Estado de México.
Aunque se difundió la noticia de que López Arteaga se había dado a la fuga tras el operativo en cuestión, este reapareció el 25 de noviembre en un acto del alcalde priista David Sánchez Isidoro, quien informó que no había recibido notificación alguna sobre órdenes de aprehensión contra ningún integrante de su gobierno.
El propio mando policiaco declaró: “Aquí estamos a la orden. Si hay algún tema con la fiscalía, pues yo estoy aquí a la disposición”.
En abril pasado, personal de la fiscalía general de justicia del Edomex detuvo en un hotel de Puerto Progreso, Michoacán, a dos hermanos conocidos como El Maca y El Mogul. Eran líderes de un grupo delictivo dedicado al narcomenudeo, la extorsión, el secuestro y el robo, que opera en Coacalco, así como en otros seis municipios: Tultepec, Ecatepec, Tultitlán, Cuautitlán, Nextlalpan y Tecámac.
Los Macas fueron detenidos prácticamente a pie de alberca y sacados con esposas del hotel. En Coacalco, según los investigadores, habría sido imposible detenerlos “debido a la red de protección de que disponen”. De acuerdo con la investigación, los hermanos operaban bajo la protección de mandos y agentes municipales que trabajaban para ellos y los ponían al tanto de los operativos.
Un mes más tarde, otros siete miembros de Los Macas fueron aprehendidos. El grupo está acusado de reclutar jóvenes para llevar a cabo ejecuciones, secuestros y extorsiones, así como actividades ligadas al narcomenudeo.
Los líderes de Los Macas acusaron a varios de sus colaboradores de haberlos traicionado y ordenaron desde la cárcel una serie de ejecuciones. El viernes 5 de septiembre asesinaron a tiros a un miembro del grupo. Al día siguiente, mientras los restos de este eran velados en un domicilio de la colonia San Lorenzo, hombres que arribaron a bordo de una motocicleta asesinaron a cuatro de los asistentes y dejaron a una mujer herida.
La misma noche ejecutaron a un joven, frente a un puesto semifijo y desde una motocicleta en marcha, en el fraccionamiento Los Héroes Coacalco, un punto rojo de venta de droga. A la serie de crímenes se había sumado la ejecución de un expolicía de investigación acribillado con más de 20 disparos en el mismo fraccionamiento.
En todos los casos los agresores huyeron tranquilamente.
Desde la detención de Los Macas las autoridades del Edomex colocaron en la mira a la municipal y a sus mandos. Pronto detectaron otros delitos: extorsión a conductores de taxis y de rutas del servicio público, a los que se les impusieron cuotas de hasta diez mil pesos mensuales. Se investigó también el cobro de cuotas a comercios, “para protegerlos supuestamente de grupos criminales”.
Coacalco entra en los objetivos del Operativo Enjambre, que agrupa a directores de seguridad y otros funcionarios relacionados con extorsión, cobro de cuotas y nexos con cárteles y otros grupos criminales. Según fuentes del estado, desde que el operativo se llevó a cabo varios directores han dejado de asistir a las mesas de seguridad y otros, incluso, no se han presentado a trabajar. En estos casos, explican, se encuentran mandos de Tonatico, Ixtapan de la Sal, Zacazonapan, Sultepec, Jilotzingo y Cuautitlán Izcalli.
Con el pretexto de “atender las causas”, se dejó durante años crecer al monstruo del que el Operativo Enjambre ha dejado ver solo algunos, unos cuantos tentáculos.