“La Llorona me enamoró de la música tradicional”
Ser una mujer trans la ha llevado a enfrentar más obstáculos. Ariel y su Venadito Son hace una mezcla de tonos mexicanos
Ariel se para firme, con una sonrisa orgullosa mira hacia al cielo y se coloca su rebozo para entonar el “El Negro de la Costa”, un son de origen chileno, pero bien conocido y bailado en Oaxaca.
A sus 19 años, el gusto por la música tradicional mexicana la ha llevado a tocar en algunos recitos culturales de la Ciudad de México y en el foro El Venadito, en Oaxaca, propiedad de la artista Lila Downs, quien también le ha brindado su apoyo en este sueño de difundir los sones mexicanos.
Ariel Serrano dice que su gusto por la música tradicional inició hace tres años, cuando escuchó en la radio la canción de “La Llorona”, de Chavela Vargas, por lo que investigó sobre su origen y quiso interpretarla ella misma.
“En una ocasión escuché en la radio la canción de La Llorona y al investigar su origen encontré que era un son oaxaqueño; de ahí me enamoré de esa música”, recuerda Ariel y agrega que sus abuelos, quienes son originarios de los Valles Centrales, influyeron en su interés por la cultura oaxaqueña, pues cuando los visitaba escuchaban la música tradicional.
“Cuando he visitado Oaxaca lo que más me gusta de la región es la tranquilidad y la tradición, me gusta ver que a la fecha la gente viste la ropa típica, bordada por las mujeres zapotecas”, refiere.
Además de llevar consigo la música, Ariel agrega que si pudiera llevarse un cachito de Oaxaca a la Ciudad de México sería el cielo, porque “ es diferente, es muy azul, me gusta la conjunción que hace con sus montañas”.
Identidad y lucha
En su pininos, la joven no sólo se enfrenta a la búsqueda de espacios para dar a conocer su propuesta musical, pues el sólo hecho de ser una mujer transgénero la ha llevado a enfrentar el doble de obstáculos para lograr sus sueños.
Al preguntarle si en algún momento ha sufrido discriminación por su género, Ariel narra que en una ocasión, cuando estaba en una presentación, le gritaron un insulto homofóbico, pero esto no la detuvo para seguir haciendo lo que tanto le apasiona.
“Tuve una experiencia, no traumática, pero sí negativa: en una ocasión estábamos tocando en un centro cultural y me gritaron un insulto homofóbico. En el momento te paralizas, te da miedo, pero también sale el orgullo y el coraje de decir que esto no me va a frenar, yo sé quién soy”.
Actualmente, Ariel se encuentra en trámites de su cambio de identidad, —cuyo nombre de nacimiento prefiere omitir— por lo que espera que en unos meses podrá recoger sus papeles con el nombre con el que ya se ha dado a conocer como cantante.
Ariel refiere que está consciente de los obstáculos que tiene que enfrentar en su carrera por ser una mujer trans; sin embargo, reconoce que el apoyo que tiene de su familia, principalmente de sus padres, es lo que le da la fortaleza para seguir adelante.
“Siempre mi familia ha sido muy unida en ese aspecto de apoyarme, defenderme y de ir caminando juntos en este camino que no es nada fácil y menos para una mujer trans”, destaca.
La joven explica que cuando tenía 13 años le surgieron dudas sobre su identidad, lo cual expresó con sus padres, de quienes es hija única. “Empecé con las dudas de identidad a los 13 años, así que con apoyo y formación profesional pudimos saber de qué se trataba el tema de identidad de género y siempre me han brindado su apoyo. Siempre con mucho amor me han abrazado y apoyado”.
Tocando puertas
Ariel admite que cuando era pequeña nunca se imaginó que de grande estaría en los escenarios. “De pequeña siempre he sido muy tímida, yo no me veía en los escenarios y, hasta la fecha, cada presentación me causa muchos nervios, pero hacer lo que hago ahorita me llena de mucho orgullo, yo misma mirar cómo evolucioné que ya no soy tan tímida ni tan uraña. Ahora, el escenario y la música me dan la fuerza de saber quién soy”.
Ariel narra que la primera vez que pisó un escenario fue en una mezcalería, cuando montó un show con una de sus amigas que es bailarina y ella la acompañó con la música. Más adelante conoció al maestro Ángel Arroyo, a quien le comentó de su propuesta musical y conformaron la banda Ariel y su Venadito Son, a la que se integraron dos personas más: un tecladista y un saxofonista.
La joven reconoce que tocando puertas ha logrado presentarse en varios recintos de la Ciudad de México. “Nos hemos presentado ya en varios museos como el Museo del Estanquillo, de San Carlos, el del Chopo y recientemente en el museo de Memoria y Tolerancia, donde inauguramos una sala LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual) que ahora ofrece una exposición. También hemos tocado en foros más independientes como el Alicia, Bajo Circuito, y en algunos teatros o festivales de música folclórica”, comenta.
Su ímpetu por buscar espacios para dar a conocer su propuesta de mezclas tradicionales como el son oaxaqueño, huapangos, cumbias y hasta son jarocho los llevó al foro El Venadito, de la artista Lila Downs, donde compartieron el escenario con otros artistas tradicionales de Oaxaca.
“Nos dio la oportunidad de cantar para ella (Lila Downs) en privado, por lo que fue una experiencia muy emocionante, también nos ha apoyado en grabar videos y darle promoción a nuestros eventos”, destaca Ariel.
Actualmente, la joven estudia las canciones tradicionales en zapoteco, para dar a conocer esa lengua en otras regiones y comenta que ya tiene la invitación de asistir a Colombia, por lo que será un orgullo para ella llevar a otros países los sones que le dan vida al folclor mexicano.