Ante falta de mercado, últimos productores de añil en Oaxaca enfrentan "coyotaje" y caída de precios

La falta de demanda obliga a los añileros de Santiago Niltepec a malbaratar el producto; antes vendían en 3 mil pesos el kilo, ahora tienen que vender en mil 500

Ante falta de mercado, últimos productores de añil en Oaxaca enfrentan "coyotaje" y caída de precios. Fotos: Roselia Chaca
Estatal 05/10/2022 10:00 Roselia Chaca Actualizada 10:00

Santiago Niltepec.— Daniel Cruz Núñez comenzó el 15 de septiembre a las tres de la mañana su jornada para producir añil y así seguirá hasta que concluya a mitad de octubre. La cosecha del tinte natural es pesada, requiere una fuerte inversión y el mercado adecuado para colocar el producto final; en caso contrario, se enfrentará a un coyotaje abusivo y bajos precios.

Daniel tiene 39 años, desde hace cinco se asoció como productor de añil con su hermano, fundando Microproductores Cerro Jiquilite Oro Azul, organización que suma 10 productores, quienes cosechan más de 10 hectáreas de jiquilite, que para este 2022 obtendrán una producción estimada  en 400 kilos de añil.

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Santiago Niltepec es el único municipio del Istmo de Tehuantepec y de Oaxaca donde se produce el añil. Hace años hasta este lugar llegaban artesanos y casas textileras  de Teotitlán del Valle, la ciudad de Oaxaca, Puebla y  Veracruz para adquirir el colorante natural que se desprende de las hojas de la planta jiquilite; ahora llegan intermediarios o "coyotes" que se aprovechan de la falta de compradores directos para llevarse el producto a un bajo precio.

Daniel recuerda que durante varios años el Museo Textil de Oaxaca compró la producción, pero este año les avisó que no tiene presupuesto, por lo que muchos se quedaron sin su principal mercado. 

El kilo de añil era vendido al museo entre 2 mil 500 a 3 mil pesos, ese precio era el tabulador para colocar el colorante en casas textileras.

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“Desafortunadamente, el coyotaje nos está haciendo un daño grande, porque ante la desesperación de los compañeros de no tener un comprador fijo, venden al 'coyote' entre mil 500 y mil 800 pesos para venderlo a 2 mil 500 o más. Estos 'coyotes' acaparan hasta 100 kilos y lo mueven fuera, cuando uno sale a vender al precio que consideramos justo ya el mercado lo acapararon”, explica Daniel Cruz.

Costos altos, ganancia baja

El costo de producción para los 30 productores de añil en Niltepec es alto, ya que contratan entre seis y siete personas para la temporada de cosecha y algunas etapas de producción.

Cada trabajador recibe el pago diario durante una semana, por lo que el productor desembolsa arriba de 2 mil pesos por día,  así que requiere una producción de entre 80 a 100 kilos, cosechando entre media y dos hectáreas de tierra.

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“Requiere dinero, porque la inversión es fuerte y además no se vende luego luego, se tiene que tener comprador, algunos artesanos nos compran un año pero el otro no”, lamenta.

Para promocionar la actividad y buscar compradores, la organización de Daniel Cruz emprendió con el gobierno municipal el primer  Festival del Añil, además pidieron apoyo a la UNESCO para crear un museo del añil en Niltepec.

Un largo proceso

El proceso de siembra del jiquilite comienza en mayo, para que en octubre, después de las lluvias, se dé el corte. Normalmente se espera dos años,  pues sus hojas poseen las manchas de tinta más gruesas. Las plantas se transportan en carretas hasta las pilas de cemento con 4 mil litros de agua adicionada con un pegamento natural, que se desprende de un fruto llamado gulabere. La mezcla se deja reposar 24 horas, hasta fermentar.

Al día siguiente el agua escurre a un segundo tanque en donde tres personas la mueven con largas palas por espacio de seis horas, logrando que se haga espumosa y logre un azul turquesa. Después el líquido llega a un tercer tanque, donde el agua ya es espesa y de color azul oscuro, en esta etapa se recolectan 10 cubetas de 19 litros cada uno.

En la extracción, el agua espesa se filtra en mantas donde queda una pasta azul oscura, que luego comprimen, amarran y cuelgan hasta que deje de escurrir el agua. Al cuarto día del proceso la pasta es colocada en pequeñas tejas al sol, en donde tarda en secarse de cuatro a ocho días, dependiendo del clima, hasta que las piezas de añil quedan pequeñas y con el peso del carbón.

 

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