Con cuentos publicados en cartón, maestra de Loma Bonita, Oaxaca, cultiva en sus alumnos el amor por la escritura

Juchitán.— Ángeles López Alonso es una maestra de primaria con 22 años de servicio; desde hace nueve crea cuentos para sus alumnos de la primaria Justo Sierra, en Loma Bonita, región Cuenca del Papaloapan,  narraciones que  convierte en libros de cartón bajo el sello de su editorial, Cartonera Curiosita.

Para llegar a este punto, López Alonso, quien nació en Unión Hidalgo hace 42 años, se formó primero como maestra en Educación Primaria en la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo (ENUFI).

Luego se especializó en Literatura en la Escuela Normal Superior del Istmo de Tehuantepec, donde tuvo su primer acercamiento con la creación literaria al participar en un concurso de cuento, en el que ganó el primer lugar con su texto El funeral del armadillo.

 

 

Después de esta  experiencia, continuó escribiendo, pero sólo para sus alumnos. 

También comenzó a visitar bibliotecas y a enamorarse de los libros, al grado de buscar editoriales que se interesaran en publicarle sus creaciones, pero todas le pedían que entregara hasta diez textos.

Ella, no obstante, buscaba que cada cuento fuera un libro, una experiencia única durante la lectura, que se disfrutara cada vez que se releyera.

En esa búsqueda estaba cuando se topó en internet con la editorial argentina Eloísa Cartonera, la primera editorial cartonera en América Latina que editó sus libros con tapas de cartón reciclado.

Foto: Especial

A partir de ahí vio las bondades del cartón para su propósito. No lo pensó más y con tutoriales de internet aprendió a crear libros de cartón.

 

Como si fuera famosa

 

Actualmente tiene 10 cuentos que ha convertido en 10 libros, los cuales vende y comparte con sus alumnos.

“Comencé con mi segundo cuento —Quesito de Mantequilla—, que busca iniciar a los niños de primer año en la escritura y la lectura, pues trata de un ratón que no sabe leer ni escribir. 

“El primer ejemplar fue muy rústico, pero al final se lo enseñé a mi familia, a mis amigos, en la escuela y les encantó, al grado que la dirección me sugirió realizar una presentación del libro en la biblioteca, como si fuera una escritora famosa. 

Foto: Especial

“Sin  querer, ese día vendí 50 ejemplares. Regresé a mi casa a preparar 40 libros más que los niños me habían comprado. Allí empecé a soñar en mi propia librería. Nueve años después, tenemos 10 libros y hemos aparecido en varias antologías de literatura infantil en Oaxaca y el país”.

La maestra Ángeles López no deja de lado a sus alumnos, pues dice que ellos son los principales inspiradores para crear sus cuentos y también sus primeros críticos, ya que cuando comienza un nuevo relato se los lee. El interés, las dudas y las respuestas que despierta en ellos, la guían en el desarrollo de sus narraciones.

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Para desarrollar la creatividad de sus alumnos de primer y segundo grado, estableció como estrategia didáctica la elaboración de cuentos en los primeros años de enseñanza. Conforme aprenden a leer y escribir, hacen historias que publicarán en un libro de cartón.

“Ha sido muy satisfactorio que al final de los dos años, los niños tengan cuentos cortos. ¿Te imaginas si se diera continuidad durante toda la primaria a esa actividad? Al final tendríamos niños escritores, con una habilidad para crear sus propios textos en la secundaria, no andar transcribiendo de los libros, pero la realidad es otra y yo busco sembrar en los primeros años la semilla de la lectura”, dice a EL UNIVERSAL. 

 

 

Los cuentos que la maestra ha creado giran en torno a la geografía de Oaxaca. Lo mismo pinta con palabras la región Costa, con su cuento Espada Azul, que la selva de Los Chimalapas, con Kisikin Kan, la rebelión de las mariposas o la región de los ikoots, con Tikambaj y la fiesta de los papalotes.

También acerca a los niños a temas como el Covid-19 desde su cuento Bihui o reflexiona sobre la identidad, con Be’ñe, el cocodrilo que quería volar.