Esa es la idea básica, apunta Luis Zárate. “Que [no] nos quedemos con una sola actividad de los creadores jóvenes y los no muy jóvenes”.
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El proyecto se gestó por la pandemia y la necesidad de espacios abiertos y ventilados que cumplan con los requisitos de la nueva convivencia, no de multitudes, sino de personas que puedan reunirse con la disposición para propiciar el diálogo y el debate.
También, menciona, parte del proyecto es “como trabajamos, como accionamos con las nuevas circunstancias, como vivimos con la situación que atravesamos hoy con la pandemia”. Se trata, comenta, de un lugar interdisciplinario, pensado específicamente para la generación de alguna discusión.
Zárate recuerda que uno de los temas que continuamente se trataron con el artista plástico Francisco Toledo —cuestión que era muy apreciada desde la creación del Museo de Arte Contemporáneo— era la referente al espacio público. La idea siempre fue buscar el bienestar del peatón, perfeccionar las plazas públicas, repoblar las jardineras con plantas nativas y revalorar muchas cosas relativas a estos espacios.
De tal manera que la primera exposición que tiene Corazón de guaje abarca tanto obras pictóricas, esculturas y objetos como dos piezas de arte textil de una calidad extraordinaria. Son dos textiles mixes, muy importantes porque la técnica con la que están elaborados rescata una forma de tejer que se está perdiendo. En estas piezas, se contó con la colaboración de Remigio Mestas, artista textil y promotor cultural originario de Villa Hidalgo Yalálag, región Sierra Norte.
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Luis Zárate declara que, junto con sus colaboradores, está tratando de ajustar sus ideas en torno a este proyecto —el cual se puede visitar físicamente en la calle Constitución 303, en el centro de la ciudad de Oaxaca—, para saber qué pueden hacer y hasta dónde pueden llegar, con el fin de no crear falsas expectativas. Para él, se trata de empezar un diálogo con quienes los visitan y con los creadores que se acercan.
El artista piensa que en algún momento también se orientarán hacia la publicación de libros, probablemente asociados con alguna editorial de las que existen en Oaxaca. Mientras tanto, adelanta que próximamente saldrá a la luz un libro sobre la arquitectura de paisaje, que lleva por título Savia, tinta y texturas.
Para él, en Oaxaca hacen falta muchos espacios como Corazón de guaje, en el que los diferentes creadores en sus respectivas disciplinas puedan presentarse de manera segura y respondiendo a las nuevas formas de convivencia que exige la contingencia sanitaria.
“Porque el hombre no puede detener su quehacer cultural, su quehacer artístico; la convivencia no se puede detener. Hay que saber cómo hacer las cosas hoy.
“¿La pandemia fue un detonante? Sí, yo creo que sí. Hay ejemplos en otros lugares que son importantes. Recuerdo haber leído el caso de que en España reactivaron su economía, teniendo como centro, como eje principal, sus museos y sus lugares culturales. Es una forma de que el espíritu continúe”, explica Zárate, quien nació en 1951 en Santa Catarina Cuanana, región Mixteca.
En este proyecto, explica, participa un grupo de siete pintores, maestros textiles y arquitectos dedicados a la elaboración de trabajos de arquitectura y paisajismo.
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Luis Zárate adelanta que además de la presentación del libro Savia, tinta y texturas, también están trabajando sobre la fiesta del Día de muertos, que en Oaxaca es muy importante, ya que desean organizar un actividad, un espectáculo especial, con motivo de esa festividad.
Además están planeando presentar algunos libros, uno de ellos pensado para los niños. “Estamos esperando que se abra la posibilidad de presentar a un grupo de músicos experimentales; [nos] estamos adaptando a las circunstancias para que en lugar de querer ayudar, no generemos un nuevo problema”, finaliza.