El guaje, cuyo nombre científico es Leucaena leucocephala, es mucho más que una planta tropical; es un símbolo histórico y cultural profundamente arraigado en la identidad de Oaxaca. Este árbol de aspecto sencillo dio origen al topónimo náhuatl “Huaxyácac”, que significa “en la punta de los guajes” o “en la nariz de los guajes”, nombre que con el paso del tiempo derivó en "Oaxaca", como lo conocemos hoy.
Originario de México y Centroamérica, el guaje crece en climas cálidos y soleados, es muy valorado por sus múltiples usos: desde forraje para ganado hasta ingrediente esencial en la gastronomía oaxaqueña. Su presencia no sólo marcó el paisaje de los Valles Centrales en la antigüedad, sino que aún hoy mantiene viva una tradición alimentaria y medicinal en diversas comunidades del estado.

¿Cómo es el árbol del guaje y qué lo hace especial?
El árbol de guaje puede medir entre tres y doce metros de altura. Sus flores blancas crecen en cabezuelas y dan paso a vainas que, al madurar, cambian del verde al café rojizo. Estas vainas albergan semillas ligeramente aplanadas, que son las verdaderas protagonistas en la cocina tradicional.
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El guaje es una leguminosa, cuyo tiempo supera los dos años, de crecimiento rápido y alto valor nutricional. Su follaje y vainas jóvenes se utilizan como alimento para el ganado, especialmente para las cabras. Además, posee una destacada capacidad para fijar nitrógeno en el suelo, lo que mejora la calidad de la tierra y permite su uso en sistemas agroforestales sostenibles.

¿Qué papel juega el guaje en la gastronomía oaxaqueña?
En Oaxaca, el guaje no sólo dio nombre al territorio, también ha dejado una huella indeleble en su cocina. Las semillas del guaje se consumen en distintas formas: crudas, tostadas, molidas o cocidas y su sabor penetrante e inconfundible es la base de platillos tradicionales como el huaxmole. Este guiso espeso y especiado se elabora con jitomate, chiles, carne y, por supuesto, las semillas de guaje, que le aportan un sabor terroso y ligeramente amargo que define su carácter.
La gastronomía oaxaqueña, rica en ingredientes autóctonos, encuentra en el guaje una joya olvidada que merece volver a ocupar un lugar en los mercados, mesas y cocinas del estado.
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¿Qué beneficios nutricionales ofrece esta leguminosa?
Más allá de su sabor único, el guaje es una fuente excepcional de proteínas vegetales, con un contenido aproximado del 33%, lo que lo convierte en una alternativa económica y poderosa para enriquecer la dieta en comunidades rurales. También aporta minerales como fósforo, magnesio, zinc y manganeso, además de fibra y antioxidantes.
Su consumo regular puede mejorar la digestión, reforzar el sistema inmunológico y contribuir a la prevención de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas. En algunas regiones de la Mixteca oaxaqueña, se le atribuyen también propiedades desparasitantes. Su uso es común en la medicina tradicional como parte de tratamientos naturales.
¿Por qué el guaje ha caído en el olvido?
Aunque en tiempos pasados los guajes eran abundantes en los paisajes de Oaxaca, hoy su presencia es cada vez más escasa. La deforestación, el cambio en los hábitos alimenticios y el desconocimiento de su valor han hecho que este árbol pase desapercibido. En muchas comunidades, su cultivo persiste a pequeña escala, principalmente en huertos familiares donde aún se reconoce su utilidad integral: como alimento, medicina, leña, sombra y fertilizante natural.
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La falta de promoción y su sabor poco familiar para algunos paladares ha relegado al guaje a un segundo plano, incluso entre los propios oaxaqueños.

¿Qué implica revalorar al guaje en la actualidad?
Recuperar el uso y el aprecio por el guaje no es únicamente una cuestión de nostalgia o romanticismo cultural. Se trata de rescatar un recurso con enorme potencial alimenticio, ecológico y simbólico. Este árbol es parte del patrimonio biocultural de Oaxaca y puede ser clave en estrategias de soberanía alimentaria, nutrición comunitaria y reforestación sostenible.
Revalorar su uso en la cocina, en los sistemas agroecológicos y en la medicina tradicional puede abrir puertas a una alimentación más saludable y a un vínculo más profundo con el entorno natural.
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En un mundo donde los superalimentos ganan fama por sus propiedades, el guaje —modesto y ancestral— merece ser redescubierto. No solo porque dio nombre a Oaxaca, sino porque aún tiene mucho que ofrecer.