Un terremoto reveló la existencia de 100 tumbas prehispánicas

Este cementerio prehispánico ahora es un lugar protegido y sagrado para sus pobladores en el que estiman que hay más de 100 tumbas, probablemente de la cultura zapoteca por las características similares a los entierros descubiertos en Monte Albán

Un terremoto reveló la existencia de 100 tumbas prehispánicas
Foto: Edwin Hernández
Municipios 02/11/2020 11:18 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 11:49

Sola de Vega.— El 14 de enero de 1931, un sismo colapsó las viviendas y el templo de San Sebastián de las Grutas, una localidad de Villa Sola de Vega, municipio de la Sierra Sur de Oaxaca. Sus habitantes, para reconstruir la iglesia, buscaron entre sus cerros piedras semi cuadradas y con caras planas; la búsqueda, sin embargo, dejó un hallazgo mucho mayor: más de una decena de tumbas prehispánicas ocultas entre la vegetación.

Guillermo García García, encargado del Centro Ecoturístico de San Sebastián de las Grutas, recuerda que desde que era niño su abuelo les contaba de aquel terremoto y cómo tuvieron que recolectar rocas del campo que fueran rocas casi cuadradas para reconstruir su templo, búsqueda que llevó a la comunidad a ese hallazgo. 

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Foto: Edwin Hernández

“Mi abuelo platicaba nos platicaba que donde fue más fácil recolectar esas rocas fue en la zona donde están las tumbas prehispánicas, que fue una de las formas por las cuales se descubrieron, se destaparon y después de algunos años fueron saqueadas”, relata

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Este cementerio prehispánico ahora es un lugar protegido y sagrado para sus pobladores en el que estiman que hay más de 100 tumbas, probablemente de la cultura zapoteca por las características similares a los entierros descubiertos en Monte Albán, sitio arqueológico que se encuentra a 18 kilómetros de la ciudad de Oaxaca y que se considera la capital zapoteca en los Valles Centrales. 

Aunque ha paso casi un siglo desde el descubrimiento, aún prevalecen dudas o inquietudes entre los mismos habitantes sobre la identidad de estos sepulcros, por su cercanía a la cultura mixteca y la presencianáhuatl, en lo que creen pudo haber una mezcla de pueblos originarios.

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Foto: Edwin Hernández

De acuerdo con pobladores, la existencia de estas construcciones se conocía desde antes del sismo, pero fue a partir  de 1931 que fueron descubiertas y muchas de ellas saqueadas, al menos 20. El sitio en el que están localizadas está a 11 kilómetros de San Sebastián de las Grutas, en la ranchería de San Martín Siempreviva.

Esta ranchería fue uno de los primeros pueblos que nacieron en la zona y se cree que fue ahí donde surgió como comunidad San Sebastián de las Grutas; hasta ahora, desconocen cuál era el nombre de la población en zapoteco, pero los habitantes estiman que fue alrededor del año 1600 en que se formó la comunidad porque para el año 1700 se iniciaron los “trabajos de vista” para reconocer la extensión de su territorio con los cuales obtuvieron sus títulos primordiales en 1709.

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“Es decir, se hacía un reconocimiento visual del terreno, subían a las partes más altas y de ahí señalaban a los mogotes o a los cerros más altos para asignarles un nombre y de ahí delimitar todo lo que iba a componer los títulos primordiales. Los de nosotros son del año 1709”, explica Guillermo García García a EL UNIVERSAL.

En los cerros cercanos a este cementerio prehispánico, como aquel que es llamado “el cerro guivichi” también encontraron construcciones de este tipo a base de piedra caliza que estiman datan de hace más de dos mil años, vestigios de lo que pudieron ser pirámides y áreas de juegos de pelota cubiertas por el paso del tiempo en la maleza.

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Foto: Edwin Hernández

Actualmente, el área del sitio arqueológico en la ranchería de San Martín Siempreviva abarca una extensión de alrededor de dos kilómetros cuadrados. Por la forma de algunas piedras o elevaciones en el mismo cerro, creen que haya pirámides o construcciones ocultas por la vegetación y se han identificado áreas que pudieron tener diversas funciones.

“También se observan rectángulos que algunos son áreas de juego y en las tumbas y algunos huecos que se formaron de forma natural en la tierra, que nosotros les llamamos resumideros, se han encontrado vasijas o piezas de barro”, agrega. 

Las tumbas prehispánicas miden aproximadamente 2.20 metros de largo por un metro de ancho y un metro de altura y fueron construidas con piedras planas de caliza encimadas y sujetas con algún tipo de mortero; la parte superior fue cubierta con una piedra llana de mayor dimensión, al igual que la parte frontal. En su interior se encuentran cuatro nichos, uno en la parte superior de la cabeza, dos a los costados a la altura de los hombros y uno más en la parte donde seguramente descansan los pies.

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Foto: Edwin Hernández

En estos nichos, de acuerdo con Guillermo García, se encontraron vasijas, collares de piedras y figuras de barro; las cuales se perdieron porque fueron saqueadas. Sin embargo, en algunas de los sepulcros que fueron abiertos aún se encuentran los huesos de las personas que fueron enterradas ahí y que, por sus características, se piensa que se trata de hombres o mujeres que pertenecieron a la realeza a una clase alta de la cultura zapoteca.

“En los primeros años, cuando fueron, se podría decir, saqueadas esas tumbas, platicaban algunos jóvenes que cuidaban algunas áreas en esa zona, que se encontraban collares de piedras, pero desconocíamos qué tipo de piedra era”.

Otro de los aspectos que ha llamado la atención de los habitantes de San Sebastián de las Grutas, es el tamaño de algunos huesos: hasta 10 centímetros más grandes que el promedio de la talla de los pobladores de esta localidad de la Sierra Sur.

“Los huesos que se encuentran en las tumbas, que son legítimos de las tumbas de quienes fueron sepultados ahí, se calcula que son personas que podían medir más de un metro y 80 centímetros, posiblemente hasta los dos metros. Hemos encontrado otros tipos de huesos, pero son como más recientes, como si hubiesen sido fosas clandestinas de hace unos 100 o 200 años”.

Al INAH se le teme 

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Foto: Edwin Hernández

Desde 1995, los habitantes de San Sebastián de las Grutas tuvieron la intención de crear una empresa turística para generar ingresos a la comunidad y con la cual mostrar sus riquezas naturales, como las grutas y el río subterráneo, así como realizar recorridos al sitio donde se encuentran las tumbas prehispánicas.

El primer intento fracasó hasta que en 2011 constituyeron el Comité Turístico, actualmente integrado por 10 personas y que logró construir las primeras cabañas y consolidar el proyecto ecoturístico.

En 2011 también acordaron proteger el área de las tumbas, pues éstas estaban expuestas al sol y la lluvia, y sus bosques, con el fin de constituir una reserva natural protegida para las especies de flora y fauna, por lo que en el sitio arqueológico se prohibieron las actividades de pastoreo y se reforzó la vigilancia.

“La zona de tumbas prehispánicas se comenzó a proteger un poco más porque cualquier persona podía llegar a las tumbas prehispánicas y como la población o la ranchería es pequeña, muchas veces ocasiones no podían notar la presencia de personas ajenas a la comunidad”, detalla el encargado de este Centro Ecoturístico.

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Foto: Edwin Hernández

Para los habitantes, el panteón prehispánico aumentó su inquietud por conocer más sobre su origen y el de su localidad San Sebastián de las Grutas; sin embargo, temen solicitar el apoyo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La reticencia de los pobladores, explican, se debe a que otras comunidades les han manifestado que no es buena idea informar al INAH sobre este sitio arqueológico, porque si esta dependencia del gobierno federal encuentra cosas valiosas dentro de las tumbas “se las lleva y no se sabe exactamente a qué lugar van a parar”; y en segundo lugar, porque el gobierno puede expropiar el área y expulsar a las personas que viven en la ranchería de San Martín Siempreviva.

“A lo mejor, en un futuro podría ser con alguna fundación o con alguna empresa privada que haga estos trabajos de arqueología y así poder conocer con exactitud qué tiempo tienen las tumbas y más bien, quienes fueron los que habitaron en este territorio”, concluye Guillermo García.

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