Tren Transístmico se retrasará hasta 9 meses por Covid, y reclamos sociales y ambientales

En entrevista con EL UNIVERSAL, José Sánchez Pérez, director del Ferrocarril del Istmo, que lleva las obras de modernización de las vías, explica que a la empresa sólo le competen los pendientes ambientales, mientras que las demandas sociales se atienden “de forma oportuna”

Tren Transístmico se retrasará hasta 9 meses por Covid, y reclamos sociales y ambientales
Foto: Edwin Hernández
Municipios 02/12/2020 11:41 Alberto López Oaxaca Actualizada 16:08

Juchitán de Zaragoza.– El arranque de las operaciones del Tren Transístmico, una de las obras insignia de la 4T y que fue anunciada por el presidencial Andrés Manual López Obrador para abril del 2021, tendrá un retraso de entre ocho y nueve meses por la crisis sanitaria del Covid-19 y los condicionamientos de la Manifestación de Impacto Ambiental, reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL José Sánchez Pérez, el director general del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), empresa encargada de los trabajos. 

Esta obra es considerada la columna vertebral del Corredor Interoceánico, proyecto estratégico del gobierno federal y su finalidad es transportar carga industrial en contenedores o a granel entre los puertos de Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz, Oaxaca, 

Pero la emergencia sanitaria no es la única razón por la que se contempla este retraso, explica el director del FIT, el proyecto también enfrenta otros factores que han detenido los trabajos de modernización de la línea ferroviaria de 200 kilómetros, como los reclamos sociales que han presentado algunas comunidades originarias de la región del Istmo de Tehuantepec y las observaciones hechas a la Manifestación de Impacto Social (MIA) por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

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Aunque la cabeza de empresa de participación estatal mayoritaria asegura que los primeros obstáculos, los reclamos de origen social no están en al ámbito del FIT, asegura que junto con los pendientes ambientales “se están atendiendo en forma oportuna”.

La modernización de la red ferroviaria del Tren Transístmico tiene un presupuesto de 3 mil 500 millones de pesos y forma parte del programa Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), que a su vez se integra dentro del Plan de Desarrollo del Istmo. Al respecto, el director del FIT destaca que no sólo es un proyecto de infraestructura, sino que “también fomentará el desarrollo social en la región y por eso estamos dialogando con las comunidades para proponer soluciones en el corto plazo”.

Retrasos, en la zona norte

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Foto: Edwin Hernández

Las vías férreas que van de Medias Aguas a Salina Cruz están divididas en cinco tramos de aproximadamente 40 kilómetros cada uno, pero hasta el momento los trabajos de modernización presentan retrasos. Mientras en algunos  las obras van más adelantadas, y en otros ya arrancaron pero muestran pocos progresos, como los que comprenden de las comunidades de Ubero a Mogoñé y de Mogoñé a La Mata, que están a cargo de las empresas La Peninsular Compañía Constructora y Ferro Maz, respectivamente.

En febrero pasado EL UNIVERSAL informó que la constructora La Peninsular es propiedad de Carlos Hank Rhon y ganó una parte de la obra mediante una licitación por 809 millones de pesos; mientras que Ferro Maz, asociada con la Constructora Torres, ganó un tramo que requerirá inversiones por 244 millones de pesos.

Son precisamente en esos dos tramos de la zona norte del Istmo donde habitantes de comunidades ayuujk (mixes), han presentado demandas comunes, en las que exigen el pago de afectaciones por parte de empresas del Estado mexicano, como Pemex, la CFE y dependencias como la Secretaría de Comunicaciones y  Transportes (SCyT), confirma el director del FIT.

Se trata de pobladores del municipio de San Juan Guichicovi, y de comunidades como Nuevo Progreso, Palomares y Donají, que pertenecen a Matías Romero, quienes comparten esas peticiones que “no caen en el ámbito” del FIT, sino en el área social del programa del Corredor Interoceánico, que tienen que ver con reclamos vinculados al rezago social. “Tenemos la instrucción del presidente López Obrador de atenderlos, porque el programa del Istmo, también es de desarrollo social”, dice. 

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Para Sánchez Pérez, de lo que se trata ahora, con la 4T, es que con proyectos como el Transístmico ya no se le dé la vuelta a las demandas y a los problemas de la región, pues señala que “ya no se pateará el bote”, como se dice coloquialmente para señalar que se evaden los temas conflictivos. 

“Si las comunidades piden ayuda para obras de drenaje o mejoramiento de calles, las atendemos de inmediato con el apoyo de las empresas constructoras que ganaron las licitaciones”, asegura; sin embargo, aclara que ante demandas como las de  San Juan Guichicovi, que exigen un hospital de especialidades, no pueden sino optar por el diálogo. 

“Les decimos que obras de esa magnitud no se hacen de la noche a la mañana, sino que requieren de un estudio que debe involucrar las necesidades de salud de los habitantes de las comunidades vecinas, pero si piden un tecnológico, pues hemos acordado con el gobierno de Oaxaca crear en la zona una extensión educativa y vamos avanzando, dice.

Las invasiones al Derecho de Vía

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Foto: Cortesía

El director general del FIT, José Sánchez Pérez, reconoce que además de la pandemia, los reclamos de las poblaciones y los requerimientos de la Semarnat a la MIA, también está presente, como obstáculo para el proyecto, la conflictividad producto del abandono que por años sufrió la ruta ferroviaria transístmica, que se manifiesta en las invasiones al Derecho de Vía, que mínimamente debía ser respetado a partir de los 15 metros de lado a lado a partir del centro de durmientes.

Sánchez Pérez recuerda que el Ferrocarril Transístmico se inauguró en 1907, siete años antes de que se pusiera en marcha el Canal de Panamá y ocho antes de que se aprobara la Ley Agraria, que consideró la creación de las comunidades ejidales en el país. Con el paso de los años, dice, al lado de las vías crecieron los asentamientos humanos, cuyas familias necesitan una respuesta de parte del gobierno federal.

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Por el momento, confirma, el FIT está realizando un censo en toda la ruta del tren y hasta el momento se ha detectado una zona muy compleja que se ubica en el fraccionamiento habitacional La Noria, que pertenece al municipio de Tehuantepec, cerca de Salina Cruz, “donde no solo hay viviendas, sino hasta oficinas de los gobiernos estatal y federal a un metro de las vías del tren. Son como 100 viviendas ahí”, reconoce. 

En ese aspecto, añade, se requerirá de la intervención de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), para que elabore con un programa de reordenamiento con la finalidad de resolver los problemas y permitir que el Tren Transístmico, eje del Corredor Interoceánico, logre su cometido de transportar, en menor tiempo y costo, la mercancía del Pacífico al Atlántico y viceversa. “Quizá para diciembre de 2021 (ya no en abril), pero el Transístmico estará listo”, augura el director del FIT.

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