Pero la emergencia sanitaria no es la única razón por la que se contempla este retraso, explica el director del FIT, el proyecto también enfrenta otros factores que han detenido los trabajos de modernización de la línea ferroviaria de 200 kilómetros, como los reclamos sociales que han presentado algunas comunidades originarias de la región del Istmo de Tehuantepec y las observaciones hechas a la Manifestación de Impacto Social (MIA) por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Aunque la cabeza de empresa de participación estatal mayoritaria asegura que los primeros obstáculos, los reclamos de origen social no están en al ámbito del FIT, asegura que junto con los pendientes ambientales “se están atendiendo en forma oportuna”.
Foto: Edwin Hernández
Las vías férreas que van de Medias Aguas a Salina Cruz están divididas en cinco tramos de aproximadamente 40 kilómetros cada uno, pero hasta el momento los trabajos de modernización presentan retrasos. Mientras en algunos las obras van más adelantadas, y en otros ya arrancaron pero muestran pocos progresos, como los que comprenden de las comunidades de Ubero a Mogoñé y de Mogoñé a La Mata, que están a cargo de las empresas La Peninsular Compañía Constructora y Ferro Maz, respectivamente.
Son precisamente en esos dos tramos de la zona norte del Istmo donde habitantes de comunidades ayuujk (mixes), han presentado demandas comunes, en las que exigen el pago de afectaciones por parte de empresas del Estado mexicano, como Pemex, la CFE y dependencias como la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCyT), confirma el director del FIT.
Se trata de pobladores del municipio de San Juan Guichicovi, y de comunidades como Nuevo Progreso, Palomares y Donají, que pertenecen a Matías Romero, quienes comparten esas peticiones que “no caen en el ámbito” del FIT, sino en el área social del programa del Corredor Interoceánico, que tienen que ver con reclamos vinculados al rezago social. “Tenemos la instrucción del presidente López Obrador de atenderlos, porque el programa del Istmo, también es de desarrollo social”, dice.
“Si las comunidades piden ayuda para obras de drenaje o mejoramiento de calles, las atendemos de inmediato con el apoyo de las empresas constructoras que ganaron las licitaciones”, asegura; sin embargo, aclara que ante demandas como las de San Juan Guichicovi, que exigen un hospital de especialidades, no pueden sino optar por el diálogo.
“Les decimos que obras de esa magnitud no se hacen de la noche a la mañana, sino que requieren de un estudio que debe involucrar las necesidades de salud de los habitantes de las comunidades vecinas, pero si piden un tecnológico, pues hemos acordado con el gobierno de Oaxaca crear en la zona una extensión educativa y vamos avanzando, dice.
Foto: Cortesía
El director general del FIT, José Sánchez Pérez, reconoce que además de la pandemia, los reclamos de las poblaciones y los requerimientos de la Semarnat a la MIA, también está presente, como obstáculo para el proyecto, la conflictividad producto del abandono que por años sufrió la ruta ferroviaria transístmica, que se manifiesta en las invasiones al Derecho de Vía, que mínimamente debía ser respetado a partir de los 15 metros de lado a lado a partir del centro de durmientes.
Sánchez Pérez recuerda que el Ferrocarril Transístmico se inauguró en 1907, siete años antes de que se pusiera en marcha el Canal de Panamá y ocho antes de que se aprobara la Ley Agraria, que consideró la creación de las comunidades ejidales en el país. Con el paso de los años, dice, al lado de las vías crecieron los asentamientos humanos, cuyas familias necesitan una respuesta de parte del gobierno federal.
Por el momento, confirma, el FIT está realizando un censo en toda la ruta del tren y hasta el momento se ha detectado una zona muy compleja que se ubica en el fraccionamiento habitacional La Noria, que pertenece al municipio de Tehuantepec, cerca de Salina Cruz, “donde no solo hay viviendas, sino hasta oficinas de los gobiernos estatal y federal a un metro de las vías del tren. Son como 100 viviendas ahí”, reconoce.
En ese aspecto, añade, se requerirá de la intervención de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), para que elabore con un programa de reordenamiento con la finalidad de resolver los problemas y permitir que el Tren Transístmico, eje del Corredor Interoceánico, logre su cometido de transportar, en menor tiempo y costo, la mercancía del Pacífico al Atlántico y viceversa. “Quizá para diciembre de 2021 (ya no en abril), pero el Transístmico estará listo”, augura el director del FIT.