Luchan por sobrevivir comercios en Juchitán; peligran hasta 50% de empleos, advierten
Por la pandemia, establecimientos no esenciales no han podido pagar impuestos ni créditos, y están al borde del cierre
Los comerciantes están al borde del colapso. La pandemia del Covid-19 obligó a que todos aquellos dedicados a giros no esenciales cerraran desde mediados de marzo. La mayoría de los propietarios de las entre 800 y mil Unidades Económicas que sobrevivieron al terremoto de 2017 ahora se enfrentan al reto de mantener los empleos y al mismo tiempo pagar los adeudos al IMSS, al Infonavit y al SAT: las cuotas corresponden a abril, mayo y junio.
De acuerdo con previsiones de la iniciativa privada, de seguir está situación, podrían cerrar hasta el 50% de los negocios, es decir entre 400 y 500, que dan empleo a unas mil 500 personas, se quedarían sin trabajo.
"Es un diagnóstico crudo, pero es la realidad", dice el representante de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) de Juchitán, Juan Gilberto Prado, quien añade que sus agremiados no han podido sostener la nómina en promedio de tres empleados por giro comercial, ante los cierres ordenados por el municipio y por el confinamiento de la población, para intentar mitigar los contagios de un virus que ha llenado de luto a los zapotecas.
“No lo va a creer, pero en estos días no hemos vendido ni para las tortillas”, comenta el comerciante Hugo López, dueño de una pequeña papelería ubicada en el centro de la ciudad, que desde marzo atendían su esposa y él, porque a su empleada la enviaron a su casa con 80% de su salario mensual.
Foto: Roselia Chaca
Los comercios como estéticas y peluquerías, que fueron los primeros afectados desde la aparición de la pandemia en el país; las panaderías, abarrotes, restaurantes, papelerías, florerías y venta de perfumes, accesorios de telefonía y tintorerías, entre otros giros, han cerrado.
“El comercio organizado de nuestra ciudad está sufriendo no sólo las consecuencias del Covid-19. Hay que recordar que en septiembre de 2017 el terremoto nos golpeó con severidad y en 2018, apenas íbamos a recuperarnos y que llega la pandemia”, comenta el representante de la Canaco juchiteca.
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“¿Qué vamos hacer?”, pregunta angustiado Bartolo, quien en el terremoto de 2017 perdió parte de su casa y su negocio, y para tratar de “medio recuperarse” obtuvo un crédito gubernamental del que tendrá que pagar 5 mil pesos mensuales. El problema, abunda, es que no tiene forma ni dinero para hacerlo.
“Me dieron una prórroga de tres meses y ahora, el 3 de agosto, me dirán cuándo y cuánto debo pagar”, dice con semblante preocupado.
Imposible mantener empleos
Foto: Roselia Chaca
Javier Rosas Córdova, propietario de un hotel en esta ciudad, confiesa que conoce a varios empresarios que, por las dificultades económicas, suspendieron sus pagos al IMSS, al SAT y al Infonavit.
En su caso, el hotel y el restaurante están cerrados desde mediados de marzo. De ocho empleados que tenía, tuvo que despedir a la mitad: “Ni bien nos recuperábamos del terremoto y ahora la pandemia”, lamenta.
Para Juan González Davar, el representante de Profesionistas y Empresarios de Juchitán, la situación económica de la ciudad y del Istmo es muy complicada y no está exenta de lo que ocurre en el país.
“A cuatro meses desde que comenzamos el confinamiento, algunos empresarios y comerciantes ya no están en condiciones de sostener los empleos”, reconoce.
El problema, precisa, es que la afectación económica se está extendiendo a todos los niveles.
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Por ejemplo, explica, los dueños de las tiendas tipo franquicia que han cerrado porque no son actividades esenciales ya están pidiendo la condonación o descuentos a los dueños de los locales que rentan mediante contratos multianuales, bajo el amago de que se irían a otra parte.
Esta situación continuará al menos hasta fin de mes, pues este domingo el gobernador Alejandro Murat pidió en un mensaje que tanto los habitantes de las regiones del Istmo de Tehuantepec como los de la Cuenca del Papaloapan se mantengan en confinamiento total voluntario, pues la emergencia aún continúa en un punto álgido.
“Definitivamente, tarde o temprano, los tres niveles de gobierno tendrán que coordinarse para que cada autoridad en su ámbito resuelva la forma de apoyar a las micros, pequeñas y medianas empresas. No habrá de otra forma porque, por sí solos, los empresarios no podrán sostener los empleos. Aquí, todos sufrimos los estragos económicos de la pandemia”, lamenta Juan González Davar.
Una de las estrategias que se han implementado desde el gobierno estatal, a través de la Secretaría de Economía de Oaxaca, es el Plan Emergente de Apoyo al Empleo, que en el Istmo ha brindado ayuda a 92 empresas de la región —en giros como hospedaje (9); alimentación (8); comercio (37); industria (2) y otros servicios (36)—, lo cual representa la conservación directa de 339 empleos, y la promesa de los empresarios de mantener otros 428.
Foto: Roselia Chaca
Lo anterior porque un pequeño empresario podía solicitar el apoyo de un subsidio salarial de mil 500 pesos mensuales por trabajador, que se le entregaría hasta por tres meses, siempre y cuando no despidieran a sus empleados, la cual quedó asentado en una carta compromiso.
Para este programa se destinaron 18 millones de pesos para todo el estado, pues la economía de Oaxaca depende en 92% de las MiPyMes (pequeñas y medianas empresas), la mayoría de las cuales están asentadas en los Valles Centrales, por lo que los apoyos se concentraron en esta región.
El problema es que en Juchitán la mayoría de los empleos están en el sector informal, y para recibir estos apoyos era un requisito que los trabajadores estuvieran dados de alta en el IMSS, por lo que la ayuda institucional llegó a muy pocos en esta ciudad zapoteca.