En 10 comunidades indígenas de Oaxaca, 175 campesinos apuestan por siembra legal de marihuana
Estas localidades se distribuyen en 6 municipios de la región de la Sierra Sur, donde los productores avanzan en la siembra gracias a la reforma de la Ley General de Salud, que permite el uso medicinal y terapéutico, mediante la obtención de licencias
San Pablo Güilá.—En comunidades de seis municipios de Oaxaca, se siembra y cosecha marihuana legalmente. Con ella han realizado productos medicinales, fibras para uso artístico y textil, cerveza y ahora, buscan elaborar papel y lienzos enfocados al sector de las artes plásticas.
Los habitantes de los municipios San Dionisio Ocotepec, San Pablo Güilá, Rancho Blanco Güilá, San Felipe Matatlán, San Nicolás Yaxe, San Baltazar Chichicapam, así como de algunas rancherías, se han agrupado en la Asociación de Indígenas Productores de Cannabis.
Olegario López Santiago y Cristina Santiago Santiago son un matrimonio de San Pablo Güilá dedicado a la siembra y cosecha de marihuana y a la producción de sus derivados, bajo asesoría y acompañamiento de Oaxaca-Highland, empresa ciudadana conformada por especialistas en la materia.
Cuando les presentaron el proyecto, aceptaron no sólo por la tradición de la comunidad en la siembra de cannabis, formalizó en los 60 pero cuyos primeros registros datan de la Colonia, sino también porque era una nueva fuente de trabajo legal.
Cuando Olegario López terminó el bachillerato supo que no había más opciones y decidió emigrar hacia Estados Unidos. En su cuarto intento logró cruzar la frontera y viajó hasta Nueva York donde trabajó durante cuatro años, hasta que regresó con sus ahorros.
A su vuelta entró a capacitación para la siembra y cosecha de tomate y ahora, luego de conocer la propuesta de la Asociación Indígena de Productores de Cannabis, también es productor de marihuana. Al igual que Cristina, cuenta con su autorización sanitaria de cannabis y actos relacionados, expedida por la Secretaría de Salud (Ssa).
Foto: Juan Carlos Zavala
En el patio de su hogar tiene una cama de cultivo con plantas de cannabis ya listas para la cosecha. Las variedades que siembran son la Oaxacahighland, criolla y originaria de esta tierra, Oaxaca Red, Lemon Green, Oaxaca Skunte y Purple Oaxaca. Y las variedades de CBD, Strawberry Cadé CBD y Cherry CBD.
El camino legal
Todo inició, explica Roberto Carlos Cruz Gómez, presidente de la asociación, en 2017 cuando se reformó la Ley General de Salud, en la que se reconoce el uso medicinal de la cannabis y se permite su siembra, cosecha, preparación, acondicionamiento o extracción, siempre y cuando sea para fines medicinales y científicos.
“Ha sido algo tradicional y estamos rescatando el cultivo, ahora bajo las leyes. Queremos incluirnos en la industria cannábica”, expresa.
Eudaldo Rodríguez, integrante de la parte legal del proyecto Oaxaca-Highland y de la asociación, es quien junto con el ingeniero agrónomo e investigador de cannabis, Daniel Ramírez López, asesoran a los productores indígenas sobre qué permite la ley para este tipo de cultivos medicinales.
Lo anterior porque en el decreto que reformó la ley, publicado el 19 de junio de 2017, se establecieron 180 días para que la Secretaría de Salud federal publicara el nuevo reglamento de la Ley General de Salud, lo que tardó cuatro años en hacer.
“No se hizo, hasta después de mil 4 días; hasta el 12 de enero de 2021 se publica este reglamento sobre el uso específico de la cannabis con fines terapéuticos, paliativos, farmacéuticos y medicinales en el ambiguo concepto de la palabra”, explica Eudaldo Rodríguez.
Foto: Juan Carlos Zavala
Luego, en 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) creó jurisprudencia sobre el uso medicinal y científico de la marihuana, al afirmar que es constitucional su uso adulto y con fines lúdicos. A partir de ahí, la Secretaría de Salud está obligada a reconocer a los usuarios y consumidores de cannabis que lo pidieran, la autorización para actividades de autocultivo con marihuana.
“Desafortunadamente, la Secretaría de Salud, a pesar de la jurisprudencia y que la Corte reconoce los usos medicinales y terapéuticos, seguía negando la necesidad de autocultivo, hasta hace unos meses”, agrega.
El abogado destaca que el reglamento de enero de 2021 sobre la reforma a la Ley General de Salud en realidad abre la industria de cannabis medicinal en México, tanto para producción nacional como para exportar.
No limita ni regula el tipo de cultivo y lo somete a dos licencias; una de ellas, la de desarrollo científico o para producción de medicamentos para todos aquellos que la soliciten.
La otra es la misma que reguló los consultorios cannábicos, como se conocía en California, Estados Unidos, a los dispensarios de venta de cannabis con fines medicinales. Esto no era para el público en general; hasta 2018, médicos especialistas otorgaban una recomendación para que el paciente pudiera adquirir cannabis o en su defecto, vendían un tratamiento médico, paliativo, terapéutico o de rehabilitación física que incluía cannabis.
Por ello, para obtener las autorizaciones de la Secretaría de Salud, los productores indígenas de estas comunidades de Oaxaca se apoyaron en la jurisprudencia de la SCJN para que cada productor que inicie, lo haga de forma legal.
Actualmente, 50% de 175 productores indígenas ya cuentan con su autorización y el resto está en proceso de conseguirlo. En total son 10 comunidades las que realizan la siembra y cosecha legal y otras 60 están en la etapa de asesoría para iniciar en esta industria.
Olegario López dice que ahora también están interesados en combatir la estigmatización hacia las comunidades indígenas que siembran marihuana, que por décadas ha sido asociada a actividades ilícitas, desde la prohibición mundial en 1930; y empezar a difundir su uso para enfermedades como el cáncer y la epilepsia; para la generación de hilos, fibras o productos que sustituyan al plástico. Además, los grandes nutrientes de la semilla de cannabis, con 25% por de proteína, Omega 3 y 6. Como muestra, la familia de Olegario y Cristina prepara memelas con frijoles, queso y semilla de cannabis, que resaltan el sabor de la gastronomía oaxaqueña.
Foto: Juan Carlos Zavala