“Gobierno de AMLO será más democrático”
Asegura que López Obrador sabe delegar y negociar; gobernadores desarrollaron poder sin límites en estados, dice
Pese a sus contradicciones y propuestas vagas, Andrés Manuel López Obrador sí va a gobernar mucho más democráticamente de lo que sus críticos dicen, asegura el investigador y periodista inglés radicado en México Andrew Paxman.
En entrevista con EL UNIVERSAL, a propósito de su trabajo como coordinador del libro Los Gobernadores. Caciques del pasado y del presente, el investigador asegura que el reto al que va a enfrentarse el próximo Presidente de México es impulsar una cultura más plena de democracia a nivel estatal, sin volver al presidencialismo de antes, de manera institucional.
Sobre el libro, que describe la historia de corrupción en los estados del país, Paxman afirma que fue la democratización del gobierno federal la que generó la figura de “los nuevos caciques”, gobernadores de nuestros días que encontraron en la autonomía de sus estados el campo fértil para enriquecerse del dinero público y coaccionar tanto a la prensa como al congreso local para hacer su voluntad.
De acuerdo con el periodista e historiador inglés, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari fue el último gran cacique a nivel federal, ya que todo estaba bajo su control, y fue a partir de la administración de Ernesto Zedillo cuando las entidades comenzaron a ejercer su autonomía.
¿Cómo nació esta antología?
—Cuando se me ocurrió la idea del libro, pensé en un esquema en que tuviera seis perfiles de gobernadores históricos escritos por académicos y seis perfiles de gobernadores modernos presentados por periodistas.
No pensamos en los gobernadores más destacados, sino en gobernadores que eran presidenciables hace 15 meses, que inició el proyecto, cinco de los seis —menos Javier Duarte— habían expresado un interés para competir por la Presidencia de México y eso es interesante, porque es una señal, entre varias, del creciente poder de los gobernadores.
¿Este término, “los nuevo virreyes”, de dónde viene?
—Por la autonomía de la que gozan, creo que fue el rey de Francia, Luis XIV, quien dijo: “El Estado soy yo”, y es así es como se comportan los gobernadores frecuentemente hoy en día. Citas de los gobernadores de mediados del siglo, como Maximino Ávila Camacho: “Aquí no hay más voz que la mía”, es otra tesis.
Características como, para controlar el estado, hacer un uso selectivo de la violencia, a veces matanzas de gente incómoda, y una tendencia de meter la mano en el cofre del estado, enriquecerse de su posición, eran tendencias admitidas por esa gente.
¿Una característica de “los nuevos virreyes” podría ser aspirar a la Presidencia?
—Sí, anteriormente, la gubernatura era la cumbre del poder a la que aspiraba un político local y después, quizá, se convirtió en embajador o en burocrático, con un puesto honorario en su propio estado, pero básicamente llegó a la candidatura y esa fue la culminación de su carrera; ya no es el caso, los gobernadores están aspirando a ser Presidente o aspirando a tener otro puesto importante en el gobierno federal.
¿Estas características del caciquismo en los gobernadores, las ve reflejadas a nivel federal con alguna de las administraciones que han pasado?
—Más en épocas pasadas, lo que ha pasado desde Ernesto Zedillo es una corriente muy fuerte de democratización, el último cacique a nivel federal era Carlos Salinas de Gortari, él inició algunos avances en cuanto a la democratización del país, pero también era caciquil y autoritario.
¿Dónde puede encontrar estos perfiles actualmente?
—Los gobernadores que retomamos del PRI, creo que no están jugando un papel muy céntrico en la contienda electoral, pero destacan porque perfilan ciertas tendencias en los gobiernos priístas, son una manera de poner la luz en ciertas tradiciones en cuanto al crimen electoral, o manejos corporativistas del poder, en cuanto a desvío de fondos, a la coaptación de la prensa, no hacer caso a homicidios, es algo muy marcado en la forma de gobernar del PRI, aunque no sólo los priístas lo han hecho.
Ahora, no todos los perfilados en el libro son iguales de caciques, incluimos a Andrés Manuel precisamente por los alegatos que frecuentemente se hacían sobre su comportamiento autoritario, y lo que encontró Guillermo Osorno al armar el perfil específicamente sobre sus años como jefe del gobierno del DF. es que, a pesar de esas críticas, su forma de gobernar era notablemente democrática, delegaba mucho e imponía poco, no trató de coaptar a la prensa defeña y rehusó las oportunidades de cultivar una base de poder de manera corporativista.
Es decir, ¿no existiría un caciquismo federal con Andrés Manuel López Obrador?
—Yo creo que a pesar de todas las acusaciones, y para ser honesto, todas las contradicciones del mismo Andrés Manuel [López Obrador] en cuanto a sus declaraciones y cosas muy vagas, por ejemplo, cuando le preguntan por sus propuestas; en cuanto a la delegación de responsabilidades, yo creo que los precedentes que vimos en sus cinco años de gobierno local son animadores, parece que sí va a gobernar mucho más democráticamente de lo que sus críticos dicen.