López Obrador: contra la corrupción y no busca reelegirse

El Presidente centra el discurso en la crítica al neoliberalismo; propone a la ciudadanía aceptar un punto final a corruptos y aclara que no buscará nunca la reelección

Foto: EL UNIVERSAL
Nación 02/12/2018 09:00 Misael Zavala Ciudad de México Actualizada 09:04

Tras afirmar que bajo ninguna circunstancia buscará reelegirse, Andrés Manuel López Obrador aseveró que como presidente de la República “no tengo derecho a fallar al pueblo”, adelantó que su gobierno actuará sin odios y buscará por el camino de la concordia la Cuarta Transformación de la vida pública de México.

En medio de algunas protestas de la oposición panista, de ovaciones de sus aliados de Morena y más de un centenar de invitados extranjeros, entre ellos jefes de Estado, López Obrador rindió protesta ante la Constitución y el Congreso de la Unión como Presidente de México para el periodo 2018-2024. Adiós al neoliberalismo.

Enfundado en un traje oscuro y ya portando la banda presidencial, el jefe del Ejecutivo federal abrió su discurso de 120 minutos ante el pleno del Congreso de la Unión, como un reconocimiento a Enrique Peña Nieto por respetar el pasado proceso electoral.

Pero de inmediato causó escozor en la oposición, principalmente entre los panistas que protestaron con pancartas, el hecho de que López Obrador le haya declarado la guerra al neoliberalismo y se comprometiera a que en los seis años de su gobierno acabará con esa política económica.

“El distintivo del neoliberalismo es la corrupción; suena fuerte, pero privatización ha sido sinónimo de corrupción”, enfatizó el Presidente.

“Lo digo con realismo y sin prejuicios ideológicos: la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”, criticó. Algunos saldos negativos, agregó, es que la economía ha crecido 2% anual, y se ha empobrecido a la mayoría de la población hasta llevarla a buscarse la vida en la informalidad, a emigrar masivamente del territorio nacional o a tomar el camino de las conductas antisociales.

Entre abucheos de panistas, con la presencia del ex presidente Peña Nieto, López Obrador detalló que desde los años 30, hasta los 70 del siglo pasado, es decir, durante 40 años, la economía de México creció a una tasa promedio anual de 5%.

Señaló que al término el sexenio del presidente Vicente Fox la deuda pública era de 1.7 billones. La misma aumentó a 5.2 billones, más de 200% durante el gobierno de Felipe Calderón.

“Ahora, la deuda es de 10 billones. Nada más para pagar el servicio de esa enorme deuda tenemos que destinar del presupuesto del año próximo alrededor de 800 mil millones de pesos”, declaró y adelantó que su compromiso es que no aumente.

Dijo que respetará la autonomía del Banco de México (Banxico), y que no se gastará más de lo que ingrese a la hacienda pública, además de comprometerse a que se respetarán los contratos suscritos por los gobiernos anteriores, pero ya no habrá más corrupción ni influyentismo en negociaciones con empresas particulares.

Criticó la reforma energética, “que nos dijeron que vendría a salvarnos y sólo ha significado la caída en la producción de petróleo y el aumento desmedido en los precios de las gasolinas, gas y electricidad”.

López Obrador enfrentó a los legisladores panistas que se manifestaron con pancartas para que baje la gasolina: “Ahora resulta que los que aumentaron el precio a las gasolinas están pidiendo que baje.

Hago el compromiso responsable, que pronto, muy pronto, cuando terminemos la refinería que vamos a construir en México y se rehabiliten seis más, va a bajar el precio de gasolina y de todos los combustibles”. Corrupción e impunidad.

El Presidente tocó el tema de la corrupción y pidió a la ciudadanía aceptar su propuesta de “punto final” a los corruptos. “Propongo al pueblo de México que pongamos un punto final a esta horrible historia y mejor empecemos de nuevo; en otras palabras, que no haya persecución a los funcionarios del pasado, y que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad las investigaciones pendientes”, enfatizó.

En este punto detuvo su discurso debido a que los panistas comenzaron un conteo simbólico por los 43 normalistas desaparecidos y respondió que hoy se constituirá una comisión de la verdad para castigar los abusos de autoridad, para atender el caso de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.

Sin embargo, defendió, la Presidencia se abstendrá de solicitar investigaciones en contra de los que han ocupado cargos públicos o se hayan dedicado a hacer negocios al amparo del poder durante el periodo neoliberal.

“Siendo honestos, como lo somos, si abrimos expedientes nos nos limitaríamos a buscar chivos expiatorios, como se ha hecho siempre, y tendríamos que empezar con los de mero arriba...

No habría juzgados ni cárceles suficientes, y lo más delicado, lo más serio, meteríamos al país en una dinámica de fractura, conflicto y confrontación”, argumentó. “Con apego a mis convicciones y en uso de mis facultades, me comprometo a no robar y a no permitir que nadie se aproveche de su cargo o posición para sustraer bienes del erario o hacer negocios al amparo del poder público.

“Si mis seres queridos, mi esposa o mis hijos cometen un delito, deberán ser juzgados como cualquier otro ciudadano. Sólo respondo por mi hijo Jesús [Ernesto], por ser menor de edad”, advirtió.

Afirmó que el país se convertirá en una potencia económica y, sobre todo, en un país modelo que habrá de demostrar al mundo que acabar con la corrupción, es posible. Guardia Nacional.

El político originario de Tabasco explicó al Congreso que su estrategia de seguridad incluye una Guardia Nacional, donde los 8 mil elementos del Estado Mayor que se destinaban a cuidar al Presidente y los 3 mil 200 agentes de Gobernación, hasta ayer dedicados al espionaje, pasarán a formar parte de esa corporación al mando del Ejército.

Reiteró que la Policía Federal quedó rebasada y las policías municipales y estatales tienen, algunas, problemas de corrupción. Por el contrario, ensalzó a las Fuerzas Armadas y su capacidad para la lucha por la seguridad interior, nacional y pública.

El Ejército, añadió, es pueblo uniformado. No reelección. En su mensaje, el presidente Andrés Manuel López Obrador se dijo juarista, cardenista y maderista. Dejó en claro que bajo ninguna circunstancia buscará la reelección.

Agregó que en dos años y medio, López Obrador se someterá a la revocación del mandato, a través de una consulta, “porque el pueblo pone y el pueblo quita”. Indicó que ayer envió al Senado una iniciativa que permita al Presidente de la República ser juzgado como cualquier ciudadano por el delito que sea, aun estando en funciones.

En otras palabras, dijo, vamos a limpiar al gobierno de corrupción de arriba para abajo, como se limpian las escaleras. “También transitaremos hacia una verdadera democracia; se acabará la vergonzosa tradición de fraudes electorales”.

Lanzó un compromiso de echar abajo la reforma educativa, apoyar a las comunidades afectadas por los sismos, y evitar afectaciones al medio ambiente: no se permitirá el fracking ni transgénicos. Política exterior.

La política exterior del nuevo gobierno será de no intervención, autodeterminación de los pueblos, solución pacífica de las controversias y cooperación para el desarrollo.

Agradeció al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su trato respetuoso en la etapa de transición y la presencia en la ceremonia de su hija Ivanka Trump. Dijo que con Estados Unidos y Canadá busca un acuerdo comercial más allá del T-MEC para el desarrollo de Centroamérica y frenar así la migración.

Agradeció la presencia de otros presidentes, entre ellos al venezolano, Nicolás Maduro, lo que provocó protestas del PAN que extendió una manta que decía: “Maduro no eres bienvenido”.

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