Norteño en chinanteco resuena en la Cuenca
Los hermanos Linares interpretan canciones en su lengua madre en las que relatan los sucesos de su comunidad
Con las mismas manos que cosechan sus tierras, Javier y Felipe Linares tocan sus guitarras y entonan en chinanteco canciones norteñas de su autoría, inspiradas en la comunidad indígena de San Felipe Usila, su pueblo natal, al norte del estado.
Con sus instrumentos a punto a fenecer, pero con los que logran tonos similares de otros que carecen, los hermanos Linares recorren restaurantes en el municipio de Tuxtepec para ganarse unos pesos cantando en español, para encajar en el gusto de los comensales.
Pero en Usila, en la parte alta de La Chinantla, cantar en su lengua madre es prioridad. En esta comunidad que cuenta con más de 11 mil habitantes, 95.7% de ellos hablan su lengua madre y más de 22% no habla español, según datos de la Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2015.
Las canciones de los Hermanos Linares, como se le conoce a este dueto, describen la vida cotidiana, sucesos en la comunidad, a la mujer y al amor con palabras que sólo en chinanteco pueden manifestar.
La presencia de Javier y Felipe en las fiestas de las comunidades chinantecas se ha vuelto costumbre, pues no existen otros músicos que canten en lengua madre.
Sueño campesino. A sus 40 años de edad, Javier no deja de soñar con grabar un disco de forma profesional. Cuenta con más de 30 canciones de su autoría en chinanteco.
Su hermano Felipe, de 35 años, que hace la segunda voz, lo apoya en este camino, en el que se enganchó desde hace unos 18 años.
“Este es mi gusto, mi sueño desde niño”, confiesa Javier, quien a los nueve años aprendió a tocar la guitarra y el requinto viendo cómo lo hacía un vecino. Felipe aprendió de su hermano mayor.
De esta forma, juntos comenzaron su trayectoria como músicos en taquerías y restaurantes de Tuxtepec alrededor del año 2001. Aunque pocos saben en esa cabecera de distrito que también cantan en chinanteco, las pocas veces que lo hacen causa admiración, pero no es la preferencia.
“El crucero” es la primera canción que Javier compuso en el año 2005. Habla del progreso que generó a su comunidad, Arroyo Iguana, la construcción de un puente colgante que los conectaba con la localidad de Arroyo Aguacate de San Felipe Usila, así como las travesías que dejaban en lancha para ahora hacerlo a pie.
“Quiero que los niños sepan con la música cómo era antes su comunidad. Eso que ya no conocen que lo sepan por las canciones”, dice el compositor, con el ejemplar de un disco grabado hace varios años en una estación de radio indígena en San Lucas Ojitlán.
Su portada es la copia de otros discos de música grupera con el nombre de sus canciones escritos encima. “Música en dialecto”, dice en la presentación del material que contiene ocho melodías en su lengua, entre otros temas.
Cantar a su pueblo. Aunque saben interpretar canciones de los Cadetes de Linares y los Cardenales de Nuevo León, en las fiestas de Usila lo que piden es música en su lengua madre, la que los Hermanos Linares han compuesto, aseguran con amplia sonrisa y orgullo.
En honor a su oficio y herencia familiar, compusieron “Soy campesino”, para conquistar a una mujer es “Flor de Usila”, para describir lo que ocurre en sus comunidades cantan “La chicharra y la hormiga”, entre otras.
Faltan recursos. Para cantar de ambulantes, los Hermanos Linares ocupan sus prendas comunes y para una fiesta usan un chaleco y la mejor camisa que tengan, pues no cuentan con el vestuario que los presente como un dueto norteño.
Javier y Felipe hacen su mayor esfuerzo al acoplar este género con guitarra y requinto. El acordeón que compraron hace varios años ya no funciona y desean tener un bajo sexto para una mejor melodía.
Los Hermanos Linares anhelan ser famosos para que su música llegue a más hablantes del chinanteco.
“Le compusimos canciones a presidentes municipales, pero ni así nos apoyaron”, refiere entre risas Javier.